En un garaje de Módena, en el lejano 1984, un
ingeniero emprendedor daba vida a los primeros robots industriales. De aquella
intuición, y de la integración de tres sociedades en una, nació SIR, hoy
excelencia en Italia y en todo el mundo por sus soluciones robóticas. Para FARE
INSIEME, Giampaolo Colletti entrevista a Davide Passoni, director ejecutivo de
SIR
de Giampaolo Colletti
@gpcolletti
Photocredit: Giacomo Maestri e Francesca Aufiero
Nacer ya con un pie en el futuro. Fácil de decir, pero difícil de
hacer. Sin embargo, en Emilia-Romaña hay una empresa nacida en los años
ochenta, aunque ya se proyectaba hacia el futuro. Porque desde el inicio
decidió apostar por los robots. Todo comienza en un garaje de Módena. Porque no
solo las grandes empresas de alta tecnología americanas nacen en estos espacios
tan pequeños e icónicos. Un garaje, decíamos: aquí fue donde en 1984 comenzaron
a diseñar y crear soluciones robóticas para empresas que deseaban innovar. De
esta manera, mientras que en América se afianzada el Commodore 64, lanzado a
bombo y platillo dos años antes, aquí en la Emilia-Romaña se ponían en
funcionamiento robots antropomórficos. Todo nació a partir de la idea del
ingeniero Lucian Passoni, que hoy tiene 78 años. Un auténtico emprendedor de
los años ochenta, enamorado de los robots y de las conexiones que nacen al
trabajar juntos, uniendo competencias incluso diversificadas. «Básicamente, mi
padre se había enamorado de la robótica, que en los años ochenta comenzaba a
afianzarse. Muchas empresas comenzaron utilizando robots de constructores
mundiales, mientras que SIR nació diseñando sus propios modelos, tanto en la
parte mecánica como en la electrónica. Un robot antropomórfico construido desde
cero en un garaje y que requirió dos años de gestación. Hoy todo el mundo habla
de robots, pero en aquel inolvidable 1984 todo fue pionero», recuerda Davide
Passoni, director ejecutivo de SIR. La empresa registra hoy un volumen de
negocio de 35 millones de euros. La sede central de Módena, con 114 empleados,
4500 m² de espacio de producción y 1500 m² de oficinas, es el centro neurálgico
de los departamentos de ingeniería y producción, mientras que la sede
americana, en Sacramento, tiene un alma más comercial y se dedica también al
servicio de los sistemas realizados al otro lado del océano. Hay también una sede en Alemania y otra en
China, esta última nacida en 2015 y que hoy cuenta con 90 empleados. SIR
realiza e instala unos 80 sistemas al año, extremadamente personalizados para
adaptarse a las exigencias específicas del cliente. Pero sigamos en los
inicios. Porque aquel ingeniero emprendedor tuvo otra intuición genial, que se
puede resumir en un eslogan que se convirtió en empresa: la unión hace la fuerza. Porque juntos, con competencias
diferentes, siempre se puede marcar la diferencia. Por lo que además de esa
extraña alianza entre robots y humanos, que en los años ochenta era realmente
innovadora, la historia de SIR parte de la integración de tres sociedades con
almas distintas: una empresa electrónica, una de mecánica y un importante
departamento técnico de diseño. Un objetivo ambicioso que se alcanzó con los
años: estudiar y realizar automatizaciones robotizadas para el sector
industrial. Cuánto camino se ha recorrido y cuántos robots se han realizado:
hasta hoy se han implementado más de 3800 sistemas robotizados en Italia y en
todo el mundo con referencias que van desde la pequeña empresa artesanal hasta
las más importantes multinacionales. «La otra feliz intuición de mi padre fue
la de reunir en una única empresa las décadas de experiencia de tres empresas
diferentes. Mi padre trabajaba en un estudio de diseño mecánico donde se
realizaban líneas de montaje para el sector de la automoción: se trataba de
automatizaciones rígidas, que medían decenas de metros y tenían mucha mecánica
y electromecánica. Pero aún no había robots», dice Passoni.
Búsqueda de la excelencia. Enamorados de los robots y de
los nuevos potenciales que ofrecen al hacer negocio, por supuesto. Pero
centrados en las personas, es decir, en ese capital humano que activa y guía
los antropomórficos. Así, SIR siempre ha estado orientada al uso de las
tecnologías más avanzadas, pero partiendo del capital humano que estudia,
diseña, experimenta. Solo para el diseño, la empresa dispone de un departamento
técnico mecánico y electrónico con cuarenta personas que operan con estaciones
CAD 2D y 3D y sistemas de análisis y de programación. Gracias a sus
competencias y a los instrumentos en dotación, consiguen afrontar y resolver
con éxito los requisitos más complejos del mercado en términos de automatización
flexible. Con el tiempo se especializaron en el análisis de situaciones y
problemáticas en empresas de los más diversos sectores del mercado, instaurando
con el cliente colaboraciones reales con el fin de obtener las mejores
soluciones posibles en términos de flexibilidad, prestaciones e
inversión. «Diseñamos completamente nuestras automatizaciones hasta el más
mínimo detalle, compartimos con el cliente las soluciones adoptadas,
construimos el sistema y, una vez verificadas las prestaciones y la correspondencia
con las especificaciones contractuales, lo instalamos en la sede del cliente»,
precisa Passoni. De aquí han surgido muchas patentes, más de una veintena.
«Pero si tuviéramos que patentarlo todo no acabaríamos nunca porque en todos
los pedidos siempre hay algo innovador», dicen en la empresa. El corazón de la
ingeniería SIR está formado por el departamento de anteproyecto, que estudia
las soluciones preliminares, el departamento de diseño mecánico y el de diseño
electrónico. La empresa cuenta asimismo con proveedores locales en la zona de
Módena, tanto a nivel de diseño como de construcción de componentes mecánicos
de precisión. SIR destaca porque es capaz de adaptarse a los diferentes
problemas. Robots sí, pero con un corazón humano hecho de flexibilidad extrema
y fantasía.
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