De un pequeño taller de carpintería metálica
especializado en la producción y fabricación de piezas metálicas a un coloso
que se ha convertido en líder mundial en plataformas aéreas. Retrato de la
empresa modenesa que replanteó las máquinas elevadoras y fue posteriormente
adquirida por uno de sus vendedores. Para FARE INSIEME, Giampaolo Colletti
entrevista a Fiorenzo Flisi, director ejecutivo de Socage
de Giampaolo Colletti
@gpcolletti
Photocredit: Giacomo Maestri e Francesca Aufiero
Esta es la historia de una intuición genial que consigue volar alto, pero
de verdad. Como es también una historia de mucha preparación, ambición y
trabajo en equipo. Todo empezó en el lejano 1974 con Renato Valentini, un
empresario hoy de ochenta años y por entonces dueño de una pequeña carpintería
especializada en la producción y fabricación de piezas metálicas. Su nombre
originario se reúne en un acrónimo que sigue resistiendo al paso del tiempo: Società
Carpenterie Generali, o sea, Socage. En aquella época, Valentini trabajaba el
hierro. Y lo trabajaba por todo lo alto, fabricando portones y rejas. Pero
Valentini sentía también la exigencia de crecer y alcanzar con su trabajo las
altas esferas. De ahí surgió la idea: montar una cesta especial sobre una grúa
de camión. Así, en 1980 empezó a fabricar y vender plataformas aéreas. «En
aquella época, había como máximo dos o tres empresas que hacían estas
estructuras en Italia. Ahora esas otras empresas ya no están y en cambio hemos
quedado nosotros marcando la diferencia». Así afirma, con orgullo, Fiorenzo
Flisi, quien hoy es director ejecutivo de Socage y en aquel entonces —esto es, durante los años
ochenta, marcados por el debut de la empresa— trabajaba en ella como vendedor. «En 1983 yo me dedicaba
a vender. Salí luego de la empresa en 1995 para volver a ingresar en 2009, cuando
esta se hallaba en venta». Flisi la adquirió con valentía, con determinación, hasta
con una buena dosis de incosciencia. Pero los retos, los buenos, hay que
afrontarlos sin pensárselo demasiado. Siguiendo el propio corazón, la pasión, las
ganas de ponerse manos a la obra. «Me vi trabajando
nuevamente con viejos colegas y con mi antiguo patrono: él y yo volvíamos a
estar juntos, pero con los papeles cambiados, si bien unidos siempre por una
estima recíproca», recuerda Flisi. En la actualidad, aquella empresa, que
empezó con esa cesta experimental fabricada a finales de los años setenta, cuenta
con 1.800 vehículos fabricados cada año. Desde la sede es posible hacer un seguimiento
de las máquinas que presentan problemas e incluso adelantar los análisis con un
planteamiento predictivo. Además, en 2023, saldrá el sistema Recovering: las
cestas pueden ser teleguiadas a distancia. Hoy la plantilla se compone de 240 personas.
Hace cinco años, el volumen de negocio era de aproximadamente 34 millones de
euros, mientras que este año ha alcanzado los 75 millones. La empresa está
dividida en tres sedes situadas en la provincia de Módena: las de Carpi, Boretto
y, no muy lejos de esta, Sorbara.
Historia de una idea. Pero demos un paso atrás. Incluso
más de uno. En 1980 Socage se
especializó en la fabricación de plataformas para el trabajo en altura y
gracias a su innovadora línea de brazo articulado se afirmó rápidamente como
líder del mercado. En 2009 llegó el giro decisivo: Socage fue adquirida por
Fiorenzo Flisi y Maurizio Piantoni, dos empresarios con mucha experiencia en el
sector de las plataformas aéreas. El objetivo: acelerar el desarrollo con
inversiones en una labor de investigación encaminada a ofrecer al mercado
productos con prestaciones por encima de lo ofrecido hasta ahora por las
empresas de la competencia. En 2012, a pesar del difícil periodo que atravesaba
el mercado, Socage siguió invirtiendo en cursos de actualización profesional y
gastó casi medio millón de euros en la adopción de nuevos softwares de diseño
que permitieron a los técnicos llevar a cabo análisis de estrés mecánico en
cada uno de los componentes antes de pasar a su fabricación. Luego compró la
planta de producción de la sociedad Manotti en Boretto, en la zona de Reggio
Emilia. En esta nueva sede se instalaron maquinarias de última generación para
la fabricación en carpintería metálica de todos los componentes de las
plataformas aéreas. Con dicha adquisición, Socage creó más de cien nuevos
puestos de trabajo, asegurándose una autonomía productiva casi total. En 2019, dio
otro paso adelante con la apertura de la nueva planta de producción de Carpi, que
pasó a ser la sede principal. Esta infraestructura permite perseguir el
objetivo de la investigación y la innovación tecnológica para ofrecer modelos
más ligeros, más eficientes, más sostenibles. «Hoy logramos abarcar toda la
cadena de suministro, es decir, partimos de la hoja de chapa con nueve robots
de soldadura, la cortamos, la doblamos y la montamos. Toda la parte de
electrónica y de hidráulica se fabrica en la empresa, gracias a la labor de un
equipo de excelentes ingenieros. Faltan algunas fases, pero ahí vamos; a la vez
que hacia un futuro hecho de calidad y seguridad, pues a nuestro producto se
suben las personas. Luego están la facilidad de uso y la preocupación por el
medioambiente. Por eso estamos apostando por estructuras con baterías de litio»,
concluye Flisi. Innovar sí, pero teniendo bien en cuenta siempre los retos
contemporáneos en cuanto a la reducción del impacto en el medioambiente.
https://podcast.confindustriaemilia.it/
Leer las otras entrevistas