En la zona de Bolonia, a finales de los años setenta, surgía
una empresa que desde sus comienzos ha sabido posicionarse de manera innovadora
en el sector de las instalaciones. Con cincuenta mil clientes y más de diez mil
proyectos llevados a cabo durante sus casi cincuenta años de actividad, Electra
se ocupa del proyecto y realización de instalaciones en ámbito civil e
industrial, además de ofrecer multitud de servicios para el sector de la
construcción y poder desempeñar la labor de proveedor único, competente y
fiable en servicios globales de mantenimiento.
Para FARE INSIEME, Giampaolo Colletti entrevista a Micol Maestrini, hoy
director general de Electra
de Giampaolo Colletti
@gpcolletti
Photocredit: Giacomo Maestri e Francesca Aufiero
¿Alguna vez habéis oído la expresión «tener
ganas de remangarse»? ¿Esa sana obsesión por dejar huella en la propia época,
cuando intentamos labrarnos un futuro desde cero, un trabajo, una vida? Pues bien, para contar
la historia de Electra —una empresa activa en el mercado de Emilia-Romaña y
norte de Italia en el diseño, montaje y mantenimiento de instalaciones
eléctricas, especiales y termohidráulicas— tenemos que empezar justamente por
esas «ganas de remangarse». Todo empezó con Costantino Maestrini, un
electricista que se había formado desde muy joven. Un empresario competente,
apasionado, enérgico. Uno de los muchos empresarios artesanos que decidieron
poner en marcha su propia empresa a caballo de aquellos años marcados por el
boom económico y la crisis posterior de los años sesenta-setenta.
La
fuerza de los pioneros. Con poco más de veinte años, Costantino Maestrini,
tras un periodo como aprendiz de electricista, le echó coraje y decidió montar
una empresa por su cuenta, ayudado por su mujer. Él se ocupa de la gestión de
las obras, ella de la dirección administrativa y del personal. Pero Costantino
tiene la mirada puesta en el futuro, por lo que monta también un departamento
técnico con proyectistas eléctricos. Desde el primer momento, su intuición fue
pensar en grande: ya a principios de los años ochenta podía contar con un
equipo de proyectistas, al que se sumaban dos jóvenes y dinámicos jefes de
proyecto y un delineante. Todo ello le permitió posicionarse en el mercado como
proveedor global para entes públicos y privados. Inicialmente, su oferta se
centraba en las instalaciones eléctricas y especiales, incluidos los cuadros
eléctricos, pero pronto llegó a abarcar también el sector de las instalaciones
mecánicas y los trabajos de construcción. Es más: junto a su equipo, Costantino
consigue adjudicarse encargos importantes: están la construcción del Villaggio
della Speranza, en la villa Pallavicini, de Bolonia; el proyecto de las
instalaciones eléctricas del complejo residencial de Borgo Masini, en las
cercanías de la estación ferroviaria boloñesa, o, más aún, los trabajos para el
Hospital Maggiore, de Parma, en aquella planta de cirugía pediátrica a la que
se entregó con toda su alma. «Mi padre pensó en grande desde el primer momento,
se adelantó a su tiempo, se movió con la perspectiva del trabajo en equipo. Por
entonces, no todos se atrevían a ser tan pioneros como para disponer hasta de
un departamento técnico propio y una oficina específica para la gestión de las
licitaciones. Pero mi padre, fallecido en 2020, iba por delante», cuenta Micol
Maestrini, hoy director general de Electra. Electra se ocupa principalmente de
licitaciones en Administración Pública. Y para hacerlo a la perfección, se
necesita competencia, seriedad y esmero. En 1977, la sede central se encontraba
en Casteldebole, pero pronto fue trasladada a la calle del Lavoro, en el
naciente polo industrial de Casalecchio di Reno, el tercer municipio más
poblado del área metropolitana y en el que, con los años, se ha ido
multiplicando la presencia de diferentes tipos de empresas. Un área cuya
construcción fue impulsada precisamente por un grupo de empresarios,
interesados en asentarse allí con su actividad, entre los que también figuraba
Costantino. Al igual que entonces, Electra ofrece hoy, tanto a entes públicos
como a sujetos privados, servicios de diseño, montaje y mantenimiento de
instalaciones en ámbito civil e industrial y de labores de construcción, con
más de diez mil proyectos realizados en casi cincuenta años de actividad.
Los retos de hoy y de mañana. Electra cuenta con una
plantilla de 13 personas y registra un volumen de negocio que ronda los 3
millones de euros. Se mira hacia delante, sin detenerse jamás. «Ganas de
remangarse», decíamos al principio. Pues bien, las cosas no han cambiado con la
segunda generación al timón de la empresa. De ahí la creación de Electra Global
Service, la marca que da voz a su posicionamiento estratégico en el mercado
como proveedor global, experto y fiable. «He trabajado desde el principio en
las relaciones con clientes, proveedores, socios y posibles grupos de interés,
en el seguimiento de un mercado en constante evolución y en las mejores
estrategias para seguir ofreciendo soluciones de excelencia y al día con las
últimas fronteras de la innovación tecnológica. No obstante, la base de todo son siempre las personas, la
verdadera alma de la empresa. Es por eso que he impulsado la mejora de los
procesos y métodos operativos, así como el fomento de la formación y la puesta
al día a nivel profesional», cuenta Maestrini. La sostenibilidad ambiental y
social, la importancia de los valores éticos y sociales del trabajo, el
mantenimiento de elevados estándares de calidad y de unos niveles de seguridad
adecuados para el personal, son fundamentales en la visión estratégica global
de Electra, como también es central el difundir una cultura de los negocios
transparente y ética con todos los grupos de interés. En la actualidad, en el
campo de las instalaciones tecnológicas la vanguardia está constituida por la
cogeneración y la trigeneración, mientras que en el sector de las instalaciones
eléctricas la constituyen las placas solares con acumulación y la domótica. Y
ahí sigue estando Electra. «Tenemos la capacidad de efectuar valoraciones
detalladas y puntuales de las instalaciones existentes y proponer soluciones
encaminadas a la sostenibilidad energética y ambiental, en línea con las
últimas fronteras tecnológicas del sector», dice con orgullo Maestrini. Lo
decía también Adriano Olivetti: «Un sueño nos parece un sueño hasta que nos
ponemos a trabajar en él. Ahí es cuando puede convertirse en algo infinitamente
más grande».
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