Todo empezó con una intuición simple, banal, genial. De un taller para vehículos de asistencia en carretera, se ha ido más allá, desarrollando innovaciones a partir de trituradoras eléctricas para la recuperación del vidrio. Retrato de Cams, una empresa de Castel San Pietro Terme fundada en 2001 que hoy genera un volumen de negocio de 15 millones de euros. Para FARE INSIEME, Giampaolo Colletti entrevista a Marco Trentini, director ejecutivo de Cams
de Giampaolo Colletti
@gpcolletti
Photocredit: Giacomo Maestri e Francesca Aufiero
“Encuentra una buena idea y aprovéchala. Síguela y trabaja en ella hasta que esté hecha y bien hecha”. Es una de las frases más célebres de ese genio de Walt Disney. Y perdonad el juego de palabras, pero para la historia que estamos a punto de contar, no hay máxima que dé mejor la idea de cómo una idea puede marcar la diferencia cuando se la intuye, se trabaja en ella, se mejora y se la transforma en empresa. Nos hallamos en Castel San Pietro Terme, un pueblo de algo más de veinte mil habitantes en el área metropolitana de Bolonia, a poca distancia de la zona de Ímola. Un territorio en el que se unen indisolublemente las tierras de Emilia y de Romaña y que a menudo encierra, como un cofre valioso, algunas ideas brillantes puestas en práctica. El caso que nos ocupa es otro ejemplo de ello, tratándose de un sector como el de las construcciones y demoliciones, anclado en la tradición pero con la mirada fija en la innovación. La empresa que vamos a describir surgió con el nuevo milenio. Estamos en 2001 y hay quien decide dedicarse a la recuperación de materiales inertes. Esta es Cams, una empresa que se ha abierto camino en un nicho de negocio ganando interés y mercado y llegando a registrar, a día de hoy, un volumen de negocio de 15 millones de euros.
Retrato de la empresa. La intuición inicial fue simple, banal, genial. Todo empezó con un taller para vehículos de asistencia en carretera, pero se ha ido mucho más allá. «Aprovechamos la oportunidad de adquirir una empresa del territorio que llevaba dedicándose al desarrollo de trituradoras eléctricas para la recuperación del vidrio desde los años sesenta. Intuimos enseguida que aquellas trituradoras tenían un elevado potencial de desarrollo tecnológico y de mercado. Así que decidimos invertir en ellas», afirma Marco Trentini, director ejecutivo de Cams. Estas maquinarias representan la unión del pasado y el futuro: primero se ocuparon de la funcionalidad de las ya existentes, para luego instalarlas al principio sobre bastidores con patines y después sobre carros de oruga, sin abandonar la alimentación eléctrica y utilizando el motor diésel solo para los desplazamientos del carro y como generador. Luego llegó la labor de investigación. «Nos pusimos a trabajar hasta conseguir que la trituradora fuera funcional no solo para la recuperación del vidrio, sino que además permitiera aprovechar mejor la cuantiosa materia prima extraída en las canteras. Enseguida adaptamos también la trituradora al reciclaje del hormigón y del cemento armado e inmediatamente después intuimos la necesidad de reciclar el asfalto», precisa Trentini. Mirar hacia delante, antes que los demás y mejor que los demás. Hasta su eslogan es visionario y reza “el futuro es verde”. La tecnología híbrida o totalmente eléctrica con la que trabajan las maquinarias es ya una base importante para la salvaguardia del medioambiente. «Llevamos algunos años preparándolas con lubrificantes biodegradables: a diferencia de los aceites minerales que suelen utilizarse en los componentes de hidráulica, estos son biodegradables al cien por cien y, por lo tanto, no constituyen un residuo a la hora de efectuar el mantenimiento de la máquina y no son peligrosos en caso de averías o pérdidas», dice Trentini. Pero hay más. Este tipo de instalación permite además reducir a la mitad la frecuencia de sustitución de los filtros y bajar de forma drástica las emisiones de CO2. Los pilares sobre los que descansa esta excelencia emiliana son tres: la capacidad de fabricar productos que vayan a la vanguardia del mercado; la rapidez en identificar las exigencias de los clientes y en satisfacerlas, y la preocupación por salvaguardar el medioambiente creando máquinas que vuelvan a dar valor a los residuos. Fácil de decir, pero difícil de hacer. Y aquí es donde entra en juego la alianza con los clientes y la cadena de suministro. «La pieza clave para la innovación son los clientes. Nuestra política de empresa nos lleva a querer satisfacer las demandas más difíciles. Precisamente por eso hemos desarrollado nuestros dispositivos de empuje, así como el diseño de las máquinas con contornos perfectos para su transporte en carretera y al igual que el resto de nuestra tecnología en su mayoría», dice Trentini. Luego están las patentes. Nada menos que veinticinco. La empresa invierte mucho, muchísimo en investigación. Alrededor del 10 % de su volumen de negocio. «Hemos creado grupos operativos dedicados específicamente a las lluvias de ideas, cada uno de ellos en un ámbito diferente, como el desarrollo de nuevos productos, la mejora de la eficiencia en los procesos o la creación de plataformas para estar cerca de los usuarios», explica Trentini.
Trituradoras y dispositivos de empuje de alta tecnología. La tecnología de Cams se caracteriza desde siempre por su funcionalidad eléctrica. Hemos citado los dispositivos de empuje. En este caso se trata de un sistema innovador que permite ampliar la posibilidades operativas de las máquinas, permitiéndoles procesar materiales de tamaño considerable. Así, cuando se introduce un bloque en la cámara de trituración, los dispositivos de empuje actúan como unos grandes dedos mecánicos. Al sujetar el material sobre los tambores dentados contrarrotantes, maximizan la capacidad de agarre de la máquina y garantizan una elevada productividad. Brillante e inimaginable. Pero en el fondo la innovación es así. Una cosa lleva a la otra. ¿Un ejemplo práctico? En Cams, hace un par de años, a partir de una simple impresora 3D se crearon nuevos dientes para las trituradoras. Una forma de dar respuesta a lo que algunos clientes pedían. Y marcar una vez más la diferencia.
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