En Maranello, de una alianza entre dos empresas históricas, nace una empresa líder en la realización de instalaciones completas en el proceso industrial. Desde el tratamiento de las materias primas hasta la preparación de masas, desde las fases de transformación hasta la selección final. Competencias y tecnologías a medida para cada cliente. Para FARE INSIEME, Giampaolo Colletti entrevista a Roberto Magnani, director ejecutivo de Icf & Welko.
de Giampaolo Colletti
@gpcolletti
Photocredit: Giacomo Maestri e Francesca Aufiero
La unión hace la fuerza. Cuántas veces lo hemos dicho y escrito contando
las historias extraordinarias de empresas emilianas que han decidido ponerse
manos a la obra trabajando en equipo. Y más todavía trabajando en red, pues en
estos años conectados, acelerados, a veces inciertos, quien piensa fuera de lo
común y piensa en plural —esto es, trabajando en red— logra metas impensables.
En definitiva: escala el éxito. La unión
hace la fuerza, decía antes. Y jamás un concepto es tan evidente como
cuando se escribe y se habla de Icf & Welko.
La historia a lo largo del tiempo. Esta marca joven en realidad viene desde muy
lejos, puesto que surge de la experiencia de varias décadas de dos empresas en
el sector de la automatización industrial italiana, activas desde 1961 y que
han hecho historia. Hoy esas dos empresas se han reunido en un único proyecto
empresarial: así es como nace Icf & Welko, que en la actualidad emplea a
unos 75 colaboradores y colaboradoras con un volumen de negocio de 36 millones
de euros en 2022 y una previsión de 50 millones para 2023. Está Icf, líder en
la fabricación de líneas de preparación de masas. Y está Welko, especializada
en la fabricación de prensas y hornos para la industria de la cerámica. Ambas
tuvieron un nuevo inicio en 2007 como una única empresa, en la práctica activa
en todos los mercados internacionales. ¿La receta de esta historia de éxito?
Gobernanza empresarial de peso, presencia en los cinco continentes con una
densa red de distribución y un capital de conocimiento que aúna personas y
tecnología, unidas en una alianza simbiótica. De ahí surgen las mejores
soluciones en instalaciones industriales para cada contexto de producción. Y es
que Icf & Welko —que con los años ha pasado a ser sociedad anónima— diseña
y realiza plantas industriales completas de elevada fiabilidad, a medida y con
soluciones especiales para cada fase del proceso. Nos hallamos en Maranello, un
pueblo de menos de veinte mil habitantes situado al sur de Módena, icono famoso
en todo el mundo por el rugido de ese rojo Ferrari conocido por todos. Pero
aquí lo que hay es un concentrado de saberes, bien amalgamados con ese concepto
de crear empresa que termina por ser
un crear comunidad. De hecho, Icf
& Welko se halla en el centro de un distrito industrial innovador y
conocido por sus excelencias: de la automoción a la cerámica o al sector
alimentario. Un tejido de competencias y relaciones que aportan esa energía
esencial para ser siempre competitivos en cualquier parte del mundo con
instalaciones de alta tecnología. Las oficinas centrales están aquí desde los
años 70. La empresa centra su labor en el campo de la maquinaria e
instalaciones para los sectores de la cerámica, alimentario, químico,
farmacéutico y material de cocina. Fuerte arraigo en el territorio, pero
también una internacionalización cada vez mayor, tras la entrada de la sociedad
china Keda Industrial con una participación accionaria del 100 % a principios
de 2021. «Nuestra visión está basada en cuatro puntos clave: escuchar al cliente,
proyectar soluciones fiables, construir ambientes de producción adecuados a su
contexto y lograr eficiencia y resultados. Queremos ganarnos la confianza de
quien nos encarga sus proyectos de instalación industrial por medio de un
servicio proactivo, realizado a medida con la máxima eficiencia y la mejor
dotación tecnológica, en cualquier parte del mundo y en cualquier sector», afirma Roberto Magnani, director ejecutivo de Icf & Welko.
Identidad de la empresa. Una empresa que se articula en torno a los cuatro
elementos de la naturaleza: agua, aire, fuego, tierra. Ser agua: adaptarse a
las exigencias específicas, exactamente como el agua se adapta al recipiente. Ser aire: construir un ambiente idóneo
para la producción en cada contexto. Ser
tierra: proponerse con la solidez de soluciones fiables en cualquier parte
del mundo. Ser fuego: transformar los
proyectos en resultados, los resultados en éxitos. «Nuestra credibilidad reside en nuestro
patrimonio de competencias y experiencias, que atestiguan las docenas de
instalaciones e historias de éxito trabajando con algunas de las marcas más
prestigiosas del mundo en varios sectores industriales», dice Magnani. Pero hay un elemento que marca la diferencia, más
concretamente la diferencia en cada uno de los trabajos realizados: un alto
grado de personalización ajustándose a las exigencias del cliente. «Llevamos a cabo instalaciones completas con una competencia específica en
cada una de las fases del proceso industrial. Desde el tratamiento de las
materias primas hasta la preparación de masas, desde las fases de
transformación hasta la selección final, ofrecemos tecnologías y soluciones de
un rendimiento especializado total, integradas en la eficiente armonía de una
línea completa. No hay una planta industrial igual a otra. Nuestro enfoque va
más allá del concepto de instalación industrial a medida en cuanto que
implementamos soluciones específicas diseñadas en función del modelo de negocio
del cliente y de los resultados que su presencia en el mercado le requiere», concluye Magnani. Vuelve, pues, con fuerza el valor de la unicidad, ese
elemento que hace grande la región de Emilia en el mundo.
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