En
la provincia de Bolonia hay una empresa familiar de tercera generación que se
dedica a los sistemas de climatización y bombas de calor. Innovación abierta,
atención por el medioambiente y diseño motivado. Esta es Galletti, con 220
empleados para un volumen de negocio de 50 millones de euros en 2022. Porque no
basta con hacer las cosas bien. Es necesario diferenciarse en el mercado. Para
FARE INSIEME, Giampaolo Colletti entrevista a Michele Galletti, director
ejecutivo de Galletti
de Giampaolo Colletti
@gpcolletti
Photocredit: Giacomo Maestri e Francesca Aufiero
Antes esto
era todo campo. Cuántas veces lo habremos escuchado. En la historia que vamos a
contar, el campo es precisamente el factor del éxito. Porque, en ocasiones, las
grandes historias empresariales nacen de necesidades muy concretas que se deben
colmar y que están ligadas a áreas geográficas específicas. Así, las
intuiciones iniciales se vuelven geniales con el tiempo. Esto es lo que le ha
pasado a Galletti. Hace ya ciento veinte años, la que hoy es la periferia de
Bolonia era un área básicamente agrícola y era necesario proteger las
herramientas de labranza y los tractores de las insidias del mal tiempo. De
esta forma, el abuelo Galletti decidió crear un pequeño taller. Nos hallamos en
Castel Maggiore, localidad de menos de veinte mil habitantes situada a nueve
kilómetros al norte de Bolonia. Aquí se creó una fábrica para trabajar hierro y
reparar las herramientas y máquinas agrícolas de todas las grandes empresas de
la zona, desde Ferrari hasta Lamborghini, que en aquella época se dedicaba a la
producción de tractores, pasando por Ducati e innumerables empresas. Hacer,
rehacer, sin detenerse jamás, tratando de detectar los cambios del mercado. En
el fondo, es lo que ocurrió en Galletti, Porque con la Segunda Guerra Mundial
llegó la destrucción parcial de la fábrica. Pero ello no impidió que el pequeño
taller se transformara en una empresa capaz de contar con más de doscientos
empleados con el paso del tiempo. «Pienso que en el fondo siempre ha habido un
gran deseo de volver al juego, incluso en primera persona. Se aprovechó el boom
económico y la decisión de entrar en el sector de la climatización fue
estratégica, convirtiéndose en distribuidores de la marca japonesa Sanyo, muy
conocida en los años 80 y 90. Y después se decidió producir de forma interna
sistemas hidrónicos», cuenta Michele Galletti, director ejecutivo de Galletti,
tercera generación al mando de la empresa familiar.
La empresa a
lo largo del tiempo. Una cosa lleva a la otra. Galletti también ha cambiado con
el tiempo, pero ha mantenido aquella capacidad de comprender las intuiciones.
Hoy en día, la empresa sigue arraigada a la provincia de Bolonia, como si fuera
una marca de fábrica, un rasgo distintivo que une pasado y futuro. Galletti
cuenta con 220 empleados para un volumen de negocio de 50 millones de euros en
2022, con un crecimiento del 25 % con respecto a 2021. De esta cifra, poco
menos de la mitad se vende en Italia. Porque la empresa obtiene el resto con
los pedidos internacionales. «En la actualidad, las máquinas son cada vez más
grandes, con regulaciones cada vez más complejas y los profesionales del sector
ya no preguntan solo por los datos técnicos del producto, sino que desean
entender el comportamiento de nuestra máquina dentro de sistemas de
climatización cada vez más articulados e integrados. Hubo un tiempo en el que
se recibían pedidos de existencias de grandes mayoristas, ahora que ya casi han
desaparecido hay una fraccionamiento de los pedidos que hasta hace veinte años
no existía», afirma Galletti. Una historia centenaria. La tenacidad, esa
resiliencia que está en el ADN de esas empresas que resisten a los desafíos del
tiempo, queda demostrada por los centenares de personas que han trabajado en
diferentes ámbitos, desde 1906 hasta ahora. «En más de cien años ha cambiado
todo, también en el mundo de la climatización. Hace tan solo 10-15 años, en
Italia había muchas pequeñas y medianas empresas en el sector de la
climatización hidrónica, mientras que ahora la mayor parte de estas se ha
cedido a multinacionales. En la práctica, hemos quedado menos de cinco empresas
de propiedad familiar. Lo que ha permanecido a lo largo de los años es la pasión
por la empresa, el apego a nuestro territorio y el orgullo de ser 100 %
italianos», cuenta Galletti.
El diseño
que marca la diferencia. Ya lo hemos dicho antes: Galletti es una de las
primeras empresas especializadas en la producción de terminales hidrónicos,
sistemas de refrigeración y bombas de calor. Pero, para una empresa que siempre
mira al futuro, esto no basta. «Si tenemos en cuenta a la competencia principal
cualificada, la calidad y las prestaciones se dan por sentado. Por eso, lo que
nos ha caracterizado en los últimos productos es un cuidado particular por el
diseño». Galletti está convencido de ello. Así, la empresa ha llevado a cabo el
primer ventiloconvector de diseño con panel personalizable. Se trata de Art-U,
un proyecto creativo y altamente estético, ganador de diversos premios de
diseño como el Red Dot Award y con una mención en el Compasso d’Oro 2021. Un
camino que nació de la colaboración con la Universidad de Bolonia y, en
particular, con el Departamento de Ingeniería Industrial: la sinergia está en
el ámbito termotécnico e implica la colaboración (y en algunos casos la
contratación) de jóvenes estudiantes. También está la alianza con el
Departamento de Arquitectura, en concreto, con el área de Diseño Industrial: el
nuevo Art-U nace precisamente de esta colaboración. «Antes, el ventiloconvector
era un objeto que se escondía porque era feo, pero ahora puede formar parte de
la decoración», precisa Galletti. Además, con el tiempo ha ganado importancia
la parte de regulación y la capacidad de hacer que los productos de un sistema
complejo funcionen de la mejor manera posible. A la cabeza está la open
innovation, es decir, la capacidad de explorar de forma continua no solo el
propio sector, sino también otros muy diferentes. Una forma de encontrar
soluciones, ideas y estímulos que puedan marcar la diferencia en nuestro mundo,
prestando una atención constante al diseño y la innovación. «De este nuevo
enfoque han nacido productos como Art-U, Canvas o Effetto Airclissi, trabajando
en las formas, los materiales, el concepto de la personalización, de la luz,
como no se había hecho antes en nuestro sector», dice Galletti. Hoy, los retos
son medioambientales: la empresa es 100 % ecológica al producir más del 100 %
de la energía consumida con un sistema fotovoltaico que ya lleva casi diez años
en producción. Como decíamos antes: mirar hacia delante sin detenerse jamás.
Esta es una de las recetas del éxito de las empresas que miran con coraje hacia
el futuro.
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