En 2017, nació en Italia una «scaleup» gracias a las intuiciones de cuatro
fundadores procedentes de las universidades Politecnico, Cattolica y Bocconi de
Milán. Mucha investigación y desarrollo para trabajar el potencial de la
fabricación aditiva de gran formato, es decir, la impresión en 3D de gran
formato. Porque, desde el primer día, los cuatro han trabajado para superar los
límites de las tecnologías en impresión en 3D existentes. Para FARE INSIEME,
Giampaolo Colletti entrevista a Francesco De Stefano, director ejecutivo de Caracol
FARE INSIEME
STARTUP es el «spin-off» del proyecto FARE INSIEME dedicado a la presentación
de algunas de las empresas presentes en la cartera de Primo Ventures, sociedad
que gestiona fondos especiales en el sector digital y de la «new space
economy». Con Primo Ventures, Confindustria Emilia ha iniciado una
colaboración. Objetivo: ofrecer a las empresas asociadas nuevas oportunidades
de crecimiento gracias a la presentación de las empresas emergentes más
innovadoras del mercado. Aquí contaremos algunas de sus historias.
de Giampaolo Colletti
@gpcolletti
Éramos
cuatro amigos en un bar con ganas de cambiar el mundo. Palabras que traen a la
memoria una famosa canción italiana. Pero los comienzos son la mejor forma de
contar la historia de una empresa de alta tecnología nacida en 2017, cuando un
grupo de amigos se dio cuenta de la dimensión revolucionaria de la impresión en
3D. Y así fue como estos cuatro talentos, que estudiaron en tres universidades
diferentes de Milán y que en aquella época trabajaban en diferentes
especialidades y con distintas competencias, decidieron juntarse. De esta
manera nació Caracol, empresa que hoy vende soluciones tecnológicas para responder a las necesidades de los
clientes en sectores avanzados que necesitan producir piezas complejas de
grandes dimensiones. En Caracol, el capital tecnológico es mucho más que eso.
Es hipertecnológico. La empresa dispone de una plataforma de software
patentada y crea formas complejas, superando los límites de la impresión cúbica
por metro cuadrado. Un proceso que permite escalar el proceso de impresión en
3D gracias a la robótica. Nos encontramos en Brianza, pero los clientes y
socios están en cualquier parte. En todo el mundo y también en Emilia-Romaña.
Los clientes están repartidos por Europa, Norteamérica, Oriente Medio y Asia. Se
trata de empresas dedicadas a la aeronáutica, el espacio, la automoción, la
energía, los sectores creativos como la arquitectura y la construcción y el
diseño. Pero el mercado potencial es tan grande como el mundo entero porque la
naturaleza flexible de la impresión en 3D abre escenarios inesperados.
Retrato de la empresa. La sede
central se encuentra en Barlassina, en la región de Brianza, encrucijada de
ideas y empresas. Desde hace poco también está el nuevo centro de I+D de
Paderno Dugnano, en la provincia de Milán. Desde Italia a todo el mundo. Hace
pocas semanas se inauguró el primer centro de producción en Austin, Texas. El
equipo cuenta en la actualidad con 65 personas, pero hay muchos puestos
vacantes. «De hecho, nos encargamos de la
fabricación aditiva, más conocida como impresión en 3D, término genérico
utilizado para definir la familia de tecnologías que producen mediante la
adición de material partiendo de archivos digitales», afirma Francesco De Stefano, director ejecutivo de Caracol.
Para este joven alto directivo fue amor a primera vista. «Mis amigos me invitaron para mostrarme un
primer prototipo en Lomazzo, en la provincia de Como. Me enamoré de la idea al instante», recuerda De Stefano. Caracol
esconde varios ases en la manga: ha desarrollado un proceso de impresión en 3D
de grandes dimensiones que consiste en un cabezal de extrusión, montado en
brazos robóticos como soporte de movimiento y que trabaja con materiales
termoplásticos. El proceso robótico ofrece muchas ventajas para otras
aplicaciones más allá de las tradicionales impresoras 3D. «Somos líderes en la impresión en 3D industrial
de grandes dimensiones. Hemos desarrollado una plataforma integrada de
hardware, software y automatización que básicamente es un gran robot que
imprime en 3D materiales poliméricos, compuestos y, recientemente, también
metálicos. Nuestra tecnología produce componentes que van desde el medio metro
hasta los 15-20 metros. La peculiaridad es que siempre partimos de la
aplicación de nuestro cliente y luego recreamos»,
cuenta De Stefano.
Investigación y futuro. Caracol invierte el 40 % del
volumen de negocio en I+D. Las inversiones se destinan a acelerar el desarrollo
de las soluciones robóticas de impresión en 3D de gran formato. «Tenemos
cuatro departamentos destinados a la innovación en los campos de la ingeniería
mecánica, software, automatización y materiales. Todos los años doblamos el
equipo de investigación e invertimos en colaboraciones con universidades y
centros de investigación aplicada para desarrollar soluciones altamente
innovadoras que permitan el avance de nuestras plataformas de impresión
robótica para abarcar un rango de aplicaciones y sectores cada vez más grande.
El cierre de la ronda SEED, con la declaración de confianza de fondos del
calibre de Primo Ventures y EUREKA! Ventures, nos permitió por fin crear
Caracol como siempre la habíamos soñado. Después la ronda posterior con CDP
Ventures, Neva SGR y, una vez más, Primo y EUREKA! significó para nosotros la
consagración del buen trabajo hecho hasta ese momento», precisa De Stefano. En el
futuro, la idea es crear una red de distribución de robots que produzcan partes
impresas en 3D de grandes dimensiones en todo el mundo, cerca del lugar donde
se empleen. Superar los límites de la logística, limitando el impacto y
pensando a lo grande. Esta es la receta ganadora de las empresas de éxito.
https://podcast.confindustriaemilia.it/
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