de Giampaolo Colletti
@gpcolletti
Raíces bien firmes en la propia tierra para generar trabajo y valor, pero con la capacidad de llegar a todos los rincones del mundo. Intuiciones geniales que se hacen empresa y que escalan los mercados. Productos, servicios y soluciones que marcan la diferencia y que son el relato de un tejido productivo, pero sobre todo de una serie de valores, presentes en el distrito de la alta tecnología de la región de Emilia Romagna, que el mundo nos envidia. Luego están las personas, como capital humano que supera el capital económico. Es más, lo multiplica de forma virtuosa. Porque para marcar la diferencia en un contexto internacional mucho más complejo, frágil e interrelacionado, todo empieza con el trabajo en equipo.
Las historias de empresa que he tenido el privilegio de narrar, en el fondo, son todo esto y mucho más. No es solo cuestión de obrar, sino de obrar bien. Y obrar por el bien en este triángulo de innovación e investigación que desde siempre se articula con éxito a lo largo de un eje comprendido entre Bolonia, Módena y Ferrara. En estas áreas de fuerte vocación empresarial, se anidan historias de mujeres y hombres que han hecho empresa, pero que en el fondo han hecho comunidad. “Las empresas que obtienen los mejores resultados a largo plazo incorporan en su actividad un objetivo social, que es tan importante como el objetivo económico”: lo ha escrito uno de los padres del marketing contemporáneo, Philip Kotler, el mismo que en los últimos tiempos se ha dedicado al activismo de las marcas, es decir, al papel social, además de económico, de las empresas.
Así pues, a través de estas “Historias de empresa, personas, comunidades” –la nueva forma de narración web para múltiples plataformas e idiomas que se adentra en el mundo de la excelencia empresarial–, se acaba descubriendo el laboratorio, el taller de producción, la oficina, y muchas cosas más en realidad. Porque por estos lugares se registran también nuevas formas de hacer empresa. Después de todo, la receta para generar innovación, hoy día, consiste en pasar de la contingencia del just in time (producir solo lo justo en el momento y lugar justos) al valor del trabajo en comunidad con el just in case (producir y abastecer de manera preventiva). Es lo que ha escrito Simon Kuper en el Financial Times. Tener una visión de empresa pero inherente a la misión, como dirían los estadounidenses. Pero este modo de obrar –que es sustancia, no forma– tiene una firma totalmente italiana. Y es por eso que hace falta contar estas historias de emprendimiento que rezuman innovación, investigación e internacionalización.
Competencias verticales y transversales que se ponen de manifiesto en el trabajo en equipo y se fortalecen en los distritos reticulares e interconectados de Emilia Romagna, en el área de alta tasa de innovación ligada a los distritos de Módena, Bolonia y Ferrara: del sector biomédico al sector de los componentes de automoción, del sector textil al de la cerámica, de la mecatrónica a la ciencia de datos, historias de líderes en el sector del embalaje, el agroalimentario, la electrónica. Una narración sobre las cualidades sociales y manufactureras del territorio que, en su gran mayoría, exporta a los Estados Unidos, Francia, España, el mundo. Se trata de las empresas asociadas a Confindustria Emilia: 3.483 entidades que dan trabajo a más de 170 mil familias, repartidas en 20 ramos de producción que abarcan más de la mitad del volumen nacional de ventas. En estas historias se inserta, como una filigrana, el elemento digital, habilitador de oportunidades. Recursos digitales que se materializan en procesos, competencias, inversiones, y que requieren conocimientos específicos y ser conscientes de lo que la digitalización implica: datos que hay que saber manejar para poder descifrar la complejidad, datos que se convierten en herramientas anticrisis con las que gestionar la complejidad; un reto titánico de reconversión no ya instrumental y de infraestructura, sino profesional, con una necesaria alfabetización de competencias, que deben ser recentradas en función de la digitalización.
Hace algún tiempo, el colectivo inglés de artistas, diseñadores y dibujantes de cómics conocido como Moth Collective describió el futuro del trabajo en un cortometraje animado llamado "The Last Job on Earth", que cuenta la historia de Alice, la última trabajadora de la tierra en un mundo digitalizado. Alice en casa, en el trabajo, por las calles. Alice haciendo la compra o de viaje. Alice como destacamento humano de relaciones virtuales que, en última instancia, tienen lugar solo y exclusivamente a través del teléfono inteligente. Una visión apocalíptica, pero también muy alejada de lo que será el futuro. En estas historias, el mundo digital ya no es un accesorio, sino parte integrante de la transformación de una empresa, de una ciudad, de una comunidad. Una digitalización que es decisiva para los sistemas, los procesos, las personas, la cotidianidad, y que constituye un reto aún más complejo si cabe, porque no hay nada más complicado que hacer que las cosas sean sencillas.
Tal vez la receta de estas exitosas empresas resida, pues, en el hecho de no quedarse paradas jamás, en estar orgullosamente ligadas a la tradición y a la comunidad, pero al mismo tiempo ser capaces de evolucionar para interpretar mejor las nuevas necesidades que se manifiestan con preponderancia.Estas son las cosas que iréis leyendo o escuchando, porque a los relatos multimedia se podrá acceder como lectura o también como audio en pódcast. Relatos que describen una ciudadanía activa en el territorio, una forma de bienestar surgida muchos años antes que el concepto mismo de las políticas de bienestar. Así pues, buen viaje a través de la historias de estos proveedores del mundo, en las que la calidad va ligada a la restitución.
Porque, como ha escrito Hugh Macleod en el Guardian, para llenar las páginas en blanco de este mundo nuevo, hay que apostar por las micromarcas de alcance internacional, por la economía que conjuga negocio y comunidad.
* Giampaolo Colletti es un periodista experto en innovación y digital. Colabora con Il Sole24Ore. Es fundador de la red de profesionales wwworkers. Es autor de «Spider Brand», publicado por Egea, la editorial de la Universidad Bocconi.
