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FARE INSIEME - Ep. 2 - Baltur, bajas emisiones y mejor rendimiento. La transición ecológica pasa por la región de Emilia Romagna

«¿La receta ganadora? Proximidad a la propia comunidad y altitud de miras»

29/10/2021

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En Cento, en la provincia de Ferrara, hay una empresa que es líder mundial en tecnologías relacionadas con la combustión: aquí se fabrican quemadores y calderas que llegan a los mercados de China, América y Oriente Medio. Pero su apuesta en investigación es por las energías renovables y el hidrógeno. Es la historia de Baltur SpA, empresa fruto de emprendedores emergentes. Giampaolo Colletti entrevista a Riccardo Fava, su director general y ejecutivo.

de Giampaolo Colletti

@gpcolletti

Hay historias de empresa ligadas fuertemente a los tiempos inciertos y frágiles que estamos viviendo. Sobre todo porque en esta fase marcada por una emergencia que es doble (sanitaria y medioambiental), el mejor camino es hallar soluciones que puedan salvaguardarnos a nosotros y al planeta. Que se dice fácil. Sin embargo, a pesar de la dificultad, ese es el camino que está siguiendo un mercado que intenta reinventarse continuamente. «Estamos evolucionando cada vez más hacia las energías renovables que conjugan el medioambiente y el confort doméstico. En los quemadores y las calderas, el componente electrónico será siempre central, pero se están dando pasos importantes en investigación y ahora el Plan Nacional de Recuperación y Resiliencia italiano está impulsando con sus recursos una transformación más». Está convencido de ello Riccardo Fava, director general y ejecutivo de Baltur SpA. De la quinta del 63 y con una licenciatura en economía y comercio con matrícula de honor por la Universidad de Bolonia, este empresario lleva al timón de esta empresa líder en tecnologías relacionadas con la combustión desde 1999. En su cartera, una vasta gama de quemadores con unas muy elevadas relaciones de modulación y muy bajas emisiones contaminantes, fabricados para el confort doméstico (calderas, bombas de calor, climatizadores). Una historia bajo el signo de la innovación. Después de todo, “la labor de investigación es una linfa vital y para nosotros, que fabricamos productos con un alto nivel de especialización, lo es todo”, afirma convencido el presidente Enrico Fava. Hoy la empresa persigue dicha visión, es decir: gestionar la energía con consciencia. Y esto supone diseñar, fabricar y ofrecer soluciones inteligentes para la calefacción, la climatización y la energía de manera racional y eficaz respetando a los seres humanos y la naturaleza. Lo hace con consciencia renovada y con un nivel de soluciones de alta tecnología impensables hasta hace poco, claro está, pero el espíritu sigue siendo el mismo de cuando inició su andadura.  

Empresarios y emprendedores

Hablemos, pues, de cuando la empresa inició su andadura. Porque esta es una historia típica de la zona emiliana, hecha de experimentación, estudio, empecinamiento y terquedad. Una historia incluso de amistad. Todo empezó en 1950, cuando dos amigos de Cento se hicieron socios de negocios: Giuseppe Ballantini y Ferdinando Tura. De ahí el nombre Baltur, acrónimo de sus apellidos. Dos jóvenes Arquímedes, pues consiguieron dar con soluciones técnicas innovadoras en el sector de la calefacción en una época en la que Italia, justo después de la posguerra, estaba en pleno desarrollo. En la práctica, favorecieron el paso del carbón a la nafta, que era un combustible más práctico, construyendo desde cero pequeños quemadores de aceite combustible. Tal vez hoy les habríamos llamado emprendedores emergentes, ya que, gracias a dicha iniciativa, contribuyeron al afianzamiento de los quemadores en Italia. Pero quien determinó, en 1961, la transformación de negocio artesanal a empresa industrial fue Augusto Fava. Los dos socios lo conocían desde que este había puesto en marcha ideas revolucionarias en el sector de las instalaciones para fábricas de pasta. Otro gran emprendedor emergente, digamos. Junto a la familia Fava, Baltur empezó a experimentar un progresivo crecimiento, tanto tecnológico como económico. De los quemadores de nafta se pasó, en los años 60, a los de gasoil y luego a los de gas, en los años 70, para después, en los años 80, entrar en el mercado de las calderas murales.  

Distritos contemporáneos y alta tecnología

Hoy Baltur está presente en 60 países y acaba de finalizar grandes inversiones en el nuevo laboratorio de I+D y en modernas líneas de producción para quemadores. El cuartel general es orgullosamente emiliano. Estamos en Cento, en la provincia de Ferrara, en un área de treinta mil metros cuadrados. «Las personas son nuestro verdadero patrimonio. Somos una empresa familiar: los propietarios son de aquí, de este territorio, se pasan la vida en la empresa, en simbiosis total con la organización desde hace sesenta años y tienen relación directa con sus empleadas y empleados. Disponemos de un tejido productivo y de actividades derivadas especializadas compuesto por numerosas pymes proveedoras que son una riqueza para la empresa y el territorio. Estas condiciones no se dan fácilmente en otras partes. Un distrito contemporáneo que hay que salvaguardar y hacer que crezca, con todo lo que eso implica: se trata de modernizar las instalaciones, fomentar la red de relaciones con los grupos de interés y llegar aún más lejos si cabe», precisa Fava. También en este caso la receta ganadora es mantenerse próximos a la propia comunidad y tener altitud de miras. «Al ser una empresa de tamaño medio, siempre hemos apostado por la colaboración con empresas extranjeras, basada en la identificación de sujetos que se consolidan a lo largo del tiempo y junto a los cuales se decide recorrer un camino. Crecer adquiriendo empresas del país es complicado y es algo que practican los grandes grupos industriales. Para nosotros, la vía principal es la de la colaboración: en lugar de meternos en camisas de once varas, nos afianzamos mediante acuerdos comerciales específicos. Es lo que hacemos especialmente en los mercados más importantes, exportando quemadores a China, Rusia y Turquía, además de Europa, Sudamérica y Oriente Medio».  

Remangarse la camisa

La pandemia ha sido terrible, pero por estas tierras saben bien lo que es tener que volver a levantarse. La gente se remanga la camisa, lo da todo y vuelve a empezar, aunque las cicatrices tarden en cerrarse. «Así fue con el terremoto de 2012. Fue un duro golpe y en algunos casos dramático, con derrumbes y muertos. Afortunadamente, nuestros edificios no sufrieron demasiados daños. Pero volvimos a reconstruirlos de manera más segura y trabajando en equipo». Así es: el equipo, formado por hombres y mujeres, que al final son siempre el factor decisivo. En la fábrica de Cento trabajan 154 personas. «Siempre he pensado en la salvaguardia de las personas y del entorno laboral. Hoy la empresa está climatizada y perfectamente equipada. Nuestros empleados y empleadas disponen de un montón de convenciones con empresas de servicios del territorio. ¿La mayor satisfacción? Crear las bases para poder seguir adelante con continuidad. Hoy hay que apuntar a proteger el contenido tecnológico y el contacto con el cliente. Seguir nuevos caminos. Nuestros productos utilizan combustibles fósiles y son productos de gran impacto, en un mundo que se está esforzando por lograr una vía sostenible y una transición. Ahora el objetivo es trabajar en emisiones y consumo, como está haciendo el sector del automóvil. Además están las renovables, que constituirán el futuro del sector de la construcción, como las bombas de calor o las placas solares. También el hidrógeno jugará un papel importante» cuenta Fava. Para lograrlo no es suficiente disponer de laboratorios de vanguardia y equipamiento avanzado. Hace falta capital humano. Eso es lo que marca la diferencia.

 

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