En
Cento, en la provincia de Ferrara, hay una empresa que es líder mundial en
tecnologías relacionadas con la combustión: aquí se fabrican quemadores y
calderas que llegan a los mercados de China, América y Oriente Medio. Pero su apuesta en investigación es por las energías
renovables y el hidrógeno. Es la historia de Baltur SpA, empresa fruto de
emprendedores emergentes. Giampaolo Colletti entrevista a Riccardo Fava, su
director general y ejecutivo.
de Giampaolo Colletti
@gpcolletti
Hay historias de
empresa ligadas fuertemente a los tiempos inciertos y frágiles que estamos
viviendo. Sobre todo porque en esta fase marcada por una emergencia que es
doble (sanitaria y medioambiental), el mejor camino es hallar soluciones que
puedan salvaguardarnos a nosotros y al planeta. Que se dice fácil. Sin embargo,
a pesar de la dificultad, ese es el camino que está siguiendo un mercado que
intenta reinventarse continuamente. «Estamos evolucionando cada vez más hacia
las energías renovables que conjugan el medioambiente y el confort doméstico. En
los quemadores y las calderas, el componente
electrónico será siempre central, pero se están dando pasos importantes en
investigación y ahora el Plan Nacional de Recuperación y Resiliencia italiano
está impulsando con sus recursos una transformación más». Está convencido de
ello Riccardo Fava, director general y ejecutivo de Baltur SpA. De la
quinta del 63 y con una licenciatura en economía y comercio con matrícula de
honor por la Universidad de Bolonia, este empresario lleva al timón de esta
empresa líder en tecnologías relacionadas con la
combustión desde 1999. En su cartera, una vasta gama de quemadores con unas muy
elevadas relaciones de modulación y muy
bajas emisiones contaminantes, fabricados para el confort doméstico (calderas,
bombas de calor, climatizadores).
Una historia bajo el signo de la innovación. Después de todo,
“la labor de investigación es una linfa vital y para nosotros, que fabricamos
productos con un alto nivel de especialización, lo es todo”, afirma convencido
el presidente Enrico Fava. Hoy la empresa persigue dicha visión, es decir:
gestionar la energía con consciencia. Y esto supone diseñar, fabricar y ofrecer
soluciones inteligentes para la calefacción, la climatización y la energía de
manera racional y eficaz respetando a los seres humanos y la naturaleza. Lo
hace con consciencia renovada y con un nivel de soluciones de alta tecnología
impensables hasta hace poco, claro está, pero el espíritu sigue siendo el mismo
de cuando inició su andadura.
Empresarios y emprendedores
Hablemos,
pues, de cuando la empresa inició su andadura. Porque esta es una historia
típica de la zona emiliana, hecha de experimentación, estudio, empecinamiento y
terquedad. Una historia incluso de amistad. Todo empezó en 1950,
cuando dos amigos de Cento se hicieron socios de negocios: Giuseppe Ballantini
y Ferdinando Tura. De ahí el nombre Baltur, acrónimo de sus apellidos. Dos
jóvenes Arquímedes, pues consiguieron dar con soluciones técnicas innovadoras
en el sector de la calefacción en una época en la que Italia, justo después de
la posguerra, estaba en pleno desarrollo. En la práctica, favorecieron el paso
del carbón a la nafta, que era un combustible más práctico, construyendo desde
cero pequeños quemadores de aceite combustible. Tal vez hoy les habríamos
llamado emprendedores emergentes, ya que, gracias a dicha iniciativa,
contribuyeron al afianzamiento de los quemadores en Italia. Pero quien
determinó, en 1961, la transformación de negocio artesanal a empresa industrial
fue Augusto Fava. Los dos socios lo conocían desde que este había puesto en
marcha ideas revolucionarias en el sector de las instalaciones para fábricas de
pasta. Otro gran emprendedor emergente, digamos. Junto a la familia Fava,
Baltur empezó a experimentar un progresivo crecimiento, tanto tecnológico como
económico. De los quemadores de nafta se pasó, en los años 60, a los de gasoil
y luego a los de gas, en los años 70, para después, en los años 80, entrar en
el mercado de las calderas murales.
Distritos contemporáneos y alta
tecnología
Hoy
Baltur está presente en 60 países y acaba de finalizar grandes inversiones en
el nuevo laboratorio de I+D y en modernas líneas de producción para quemadores.
El cuartel general es orgullosamente emiliano. Estamos en Cento, en la
provincia de Ferrara, en un área de treinta mil metros cuadrados. «Las personas son nuestro verdadero patrimonio.
Somos una empresa familiar: los propietarios son de aquí, de este territorio,
se pasan la vida en la empresa, en simbiosis total con la organización desde
hace sesenta años y tienen relación directa con sus empleadas y empleados.
Disponemos de un tejido productivo y de actividades derivadas especializadas
compuesto por numerosas pymes proveedoras que son una riqueza para la empresa y
el territorio. Estas condiciones no se dan fácilmente en otras partes. Un
distrito contemporáneo que hay que salvaguardar y hacer que crezca, con todo lo
que eso implica: se trata de modernizar las instalaciones, fomentar la red de
relaciones con los grupos de interés y llegar aún más lejos si cabe», precisa
Fava. También en este caso la receta ganadora es mantenerse próximos a la
propia comunidad y tener altitud de miras. «Al
ser una empresa de tamaño medio, siempre hemos apostado por la colaboración con
empresas extranjeras, basada en la identificación de sujetos que se consolidan
a lo largo del tiempo y junto a los cuales se decide recorrer un camino. Crecer
adquiriendo empresas del país es complicado y es algo que practican los grandes
grupos industriales. Para nosotros, la vía principal es la de la colaboración:
en lugar de meternos en camisas de once varas, nos afianzamos mediante acuerdos
comerciales específicos. Es lo que hacemos especialmente en los mercados más
importantes, exportando quemadores a China, Rusia y Turquía, además de Europa,
Sudamérica y Oriente Medio».
Remangarse la camisa
La pandemia ha sido
terrible, pero por estas tierras saben bien lo que es tener que volver a
levantarse. La gente se remanga la camisa, lo da todo y vuelve a empezar,
aunque las cicatrices tarden en cerrarse. «Así
fue con el terremoto de 2012. Fue un duro golpe y en algunos casos dramático,
con derrumbes y muertos. Afortunadamente, nuestros edificios no sufrieron
demasiados daños. Pero volvimos a reconstruirlos de manera más segura y
trabajando en equipo».
Así es: el equipo,
formado por hombres y mujeres, que al final son siempre el factor decisivo. En
la fábrica de Cento trabajan 154 personas. «Siempre
he pensado en la salvaguardia de las personas y del entorno laboral. Hoy la
empresa está climatizada y perfectamente equipada. Nuestros empleados y
empleadas disponen de un montón de convenciones con empresas de servicios del
territorio. ¿La mayor satisfacción? Crear las bases para poder seguir adelante
con continuidad. Hoy hay que apuntar a proteger el contenido tecnológico y el
contacto con el cliente. Seguir nuevos caminos. Nuestros productos utilizan
combustibles fósiles y son productos de gran impacto, en un mundo que se está
esforzando por lograr una vía sostenible y una transición. Ahora el objetivo es
trabajar en emisiones y consumo, como está haciendo el sector del automóvil.
Además están las renovables, que constituirán el futuro del sector de la
construcción, como las bombas de calor o las placas solares. También el
hidrógeno jugará un papel importante» cuenta Fava. Para lograrlo no es
suficiente disponer de laboratorios de vanguardia y equipamiento avanzado. Hace
falta capital humano. Eso es lo que marca la diferencia.