De
la electrónica a los equipos de videovigilancia, pasando por las soluciones
hi-tech de realidad aumentada e inteligencia artificial. Esta es Techboard,
empresa de Módena que hoy en día opera en todo el mundo y que ha decidido jugar
su partido formando un equipo con jóvenes talentos. Para FARE Insieme,
Giampaolo Colletti entrevista a Fabio Malagoli, administrador único de
Techboard Group
di Giampaolo Colletti
@gpcolletti
Hay empresas que
consiguen anticipar los tiempos y jugar en equipo con las comunidades, con los
talentos y con todo el mundo. Para ello, hace falta tener visión, pero, sobre
todo, saber escuchar. Esta es la combinación ganadora de Techboard, empresa de
Módena, joya de la electrónica nacida para producir circuitos impresos que hoy
cuenta con cuarenta colaboradores en Italia, una veintena en Brasil y ocho en
la India. También tiene una alianza con una sociedad china que cuenta con un
equipo de trescientas personas. En la actualidad, Techboard, nacida en el
lejano 1979, registra 10 millones de euros de facturación. Una historia creada
por diferentes historias. Todo comenzó con la producción de circuitos impresos.
Después llegaron la videovigilancia y las aplicaciones para la optimización de
los procesos productivos industriales, hasta llegar a las soluciones hi-tech e
inmersivas con Holomask, MilleEmilia y
Techeateasy, de reciente creación. Estar a la vanguardia desde los inicios
significa anticipar los tiempos. «Solo
hay que pensar que la primera empresa de electrónica nació en Turín por
voluntad de Olivetti en los años 50, después, en el período 1980-2000, las
cosas se industrializaron, saliendo de una dinámica meramente artesanal. En
2001, fui personalmente a China tras la burbuja de la nueva economía, pero
pronto desperté de este sueño que, en realidad, era una ilusión. Me di cuenta
de que no lo íbamos a conseguir: la producción de circuitos nos obligaba a un
uso de las instalaciones de flujo continuo. De esta manera, en 2005, invertimos
antes que nadie en una empresa china», explica Fabio Malagoli, administrador
único de Techboard, una de las primeras empresas en aterrizar en China.
El camino
a la innovación abierta. Pero hay un elemento que
caracteriza a esta empresa de Emilia-Romaña, algo muy contemporáneo ligado a la
innovación abierta. En 2019, antes de la pandemia, nació el e-hub en Techboard.
«Abandonamos la producción de
circuitos impresos con gran pesar e hicimos cuentas con una reorganización de
la empresa. Las líneas eran importantes porque ocupaban cuatro mil metros
cuadrados, más algunos departamentos técnicos. De esta manera, encontramos de
nuevo la disponibilidad de espacios importantes. Con el cambio de aires
decidimos mirar lo que estaba ocurriendo en el mercado exterior. Nos dijimos:
¿por qué no dar espacio a los jóvenes talentos que desean introducirse en el
sector electrónico? Una idea que ha resultado ser un éxito. Así, hemos abierto
las puertas a startups prometedoras creadas por jóvenes que hablaban nuestro
mismo idioma. Con esta operación hemos obtenido una gran respuesta del
mercado», recuerda Malagoli. En la actualidad, el espacio acoge quince startups
y con la Universidad de Módena y Reggio Emilia, junto a SNAM, llegarán 7-8
empresas más. Un proyecto win-win, como dirían los americanos, porque rediseña
los contornos de la empresa ampliando el perímetro, redefiniendo las
ambiciones, aumentando el peso específico de un mercado mucho más competitivo y
que se afronta necesariamente con múltiples ideas y competencias como factor
común. «Haber reunido en un par de
años a todas estas personas que trabajan de forma independiente en sectores tan
de vanguardia, ha sido un éxito para nosotros. Estos jóvenes tienen acceso
libre siempre que lo deseen, tienen a su disposición las líneas de producción,
los laboratorios y las competencias de mi equipo. En un par de ocasiones, hemos
entrado en la estructura corporativa y hemos aportado una pequeña, pero
significativa, aceleración. Nuestro objetivo es acompañar al joven emprendedor,
no desbancarlo. Todo esto implica un cambio de mentalidad y ver a aquel que
hasta ayer era un competidor, como un posible socio», precisa Malagoli.
El
futuro declinado en plural.
Hoy la empresa habla de VCA, reconocimiento facial, ciudades inteligentes,
conducción autónoma y realidad aumentada. Pero, en el fondo, más allá de las
soluciones innovadoras, el ADN de la empresa es la curiosidad ligada al saber y
al saber hacer. «Es cierto que hemos
partido de la tecnología, que para nosotros es fundamental. Pero aquello que
marca la diferencia va más allá de las competencias. Está en el modo de
formular planteamientos, de trabajar en equipo. Desde hace unos años, nuestra
consigna es contaminación: el imperativo es involucrarse para intentar
construir algo más importante. Y me doy cuenta de que las cosas nunca vienen
solas. Antes, la fuerza humana era actuar en el mercado. Después, todo ello ha
sido superado por las máquinas. Pero ahora ha llegado el momento de la persona
de nuevo en el centro», dice Malagoli. Para Techboard, en el futuro están la
inteligencia artificial, el Internet de las cosas y el 5G, que permite hacer
posibles las cosas. La tecnología está, pero pronto estará más integrada, compartida,
interconectada. Hace falta superar las barreras culturales, pero ya no las
tecnológicas ni las infraestructurales. «Compartir
es algo obligatorio para que el pedazo de futuro propio se convierta en un
mosaico más amplio con la contribución de todos. Este nuevo enfoque lo respiro
en los jóvenes de 25-30», concluye Malagoli. Una vez más, el futuro deberá
declinarse en plural.
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