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FARE INSIEME - Ep. 26 - CATE, la empresa emiliana dedicada a la fabricación de bancos de prueba y ensayo para I+D y producción

«Así es como ayudamos a las empresas a competir en el mundo»

10/02/2022

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Una excelencia creada en Carpi hace más de cuarenta años y que trabaja para los mercados de medio mundo. «La industria 4.0 es un tema reciente, pero nosotros llevamos veinte años ocupándonos de ello». Para Fare Insieme, Giampolo Colletti entrevista a Alice Marchini, jefa de Ventas y Márketing de CATE
 

di Giampaolo Colletti
@gpcolletti

Para hacer las cosas bien, hay que probar una y otra vez, equivocarse si cabe, y probar una vez más hasta lograrlo finalmente, aspirando a la excelencia. Y hay una empresa de Emilia Romaña que ha decidido convertirse en la “prueba definitiva” de productos y servicios, operando en el difícil campo de los ensayos, que en Europa, y en general en el mundo, son considerados el primer paso en las labores de mecánica y producción. En realidad, cuando se habla de pruebas y ensayos se abre un universo: testar significa someter a pruebas cada uno de los objetos que utilizamos cotidianamente: tejidos, automóviles, electrodomésticos, embalajes y muchas otras cosas más. Es lo que lleva haciendo más de cuarenta años CATE, creada en Carpi en el lejano 1978, la cual cuenta hoy día con un equipo de siete personas y un volumen de negocio de entre 1 y 1,5 millones de euros. Sus mercados van más allá del perímetro nacional, ya que sus soluciones para ensayos y pruebas se exportan a países como China, Rusia, Egipto, Brasil o EEUU.  

La industria 4.0, ya veinte años atrás.
CATE, acrónimo del originario Centro Assitenza Tecno Elettrica (Centro de Asistencia Tecno-eléctrica) se ocupa del diseño y fabricación de bancos de pruebas, controles y ensayos. Pero no solo eso. Desarrolla software de adquisición de datos para pruebas estáticas, dinámicas y de fatiga y se dedica a la elaboración de pruebas para sistemas hidráulicos y componentes y pruebas de estanqueidad. Opera, por ejemplo, en el sector de la hidráulica, con pruebas para bombas y piezas de alta presión, así como en el sector del aire, con la evaluación de los compresores. Además están los sistemas de ensayo para empresas del sector biomédico, los ensayos para las piezas que integran los medios de transporte en el sector de la automoción, al igual que las experimentaciones en el sector aeroespacial. «La efectuación de pruebas es el primer paso para empezar a idear un producto, por ello creemos que nuestro trabajo es útil y fascinante. Pongamos un ejemplo sencillo, como el ratón de un ordenador: quien lo inventó tuvo que plantearse qué era lo que resolvía, cómo hacer que funcionara a la perfección, cuál podía ser su vida útil, si era seguro y qué embalaje podía contenerlo mejor. Pues bien, la respuesta a todas estas cuestiones comporta un estudio de viabilidad. La industria 4.0 es un tema reciente, pero nosotros llevamos veinte años ocupándonos de ello. El cambio se ha producido a nivel de tecnología, pero las personas siempre han sido centrales», cuenta Alice Marchini, jefa de Ventas y Márketing de CATE. Todo nació de sus padres y de un pequeño laboratorio, puesto en marcha con mucho entusiasmo. Al principio, el padre de Alice se dedicaba al servicio de asistencia, sobre todo en maquinaria para el corte de la madera, mientras que su madre, cuya formación inicial era administrativa, acabó ocupándose hasta del cablaje de los cuadros eléctricos cuando hacía falta. Una fábula empresarial que para Alice sigue viva en el recuerdo de los largos viajes en coche de su padre con su caja de herramientas. Luego se produjo la llegada de los primeros colaboradores, posteriormente socios, y de los primeros ordenadores portátiles, así como la compra de la nave industrial y el cambio de razón social a Srl. «Son esas pequeñas cosas las que para nosotros han supuesto tanto esfuerzo, valentía y constancia», dice Marchini.  

Pruebas y ensayos de alta tecnología.
Tienen por clientes a quienes, en lo que a pruebas se refiere, necesitan una solución personalizada que no se halla en el mercado: se trata de empresas que necesitan un socio que les asista en la realización de un sistema de ensayo. CATE fabrica, pues, modelos 4.0 con software de adquisición de datos y sistemas con un alto grado de implementación. A veces se inventa todo a partir de cero, creando máquinas que antes no existían en el mercado y que han pasado a ser fundamentales para la medición del rendimiento. Hoy el trabajo ha evolucionado enormemente con el uso de los sensores: un crecimiento rápido que permite trabajar con datos que antes no podían ser objetivizados. «Respecto a los primeros sistemas de ensayo automáticos, la evolución en el campo de los sensores nos ha permitido adquirir una información de primera mano que antes no era posible obtener, en cuanto a tipo, precisión y dimensiones. Lo que quiero decir es que la tecnología está muy presente en nuestro trabajo y lo modifica rápidamente; tanto es así, que a menudo hacemos cursos y exámenes para experimentar las novedades. Y tenemos la mirada puesta en el futuro: hemos llevado a cabo un estudio complejo y fascinante para medir las frecuencias de ruido que generan las aspas de los ventiladores al mover el aire», recuerda Marchini. Lo que marca la diferencia es la ideación de la solución a medida. «Nuestra presencia en los distintos sectores es transversal. La oferta en alta tecnología es muy amplia con las tecnologías actuales. La mecánica, como cualquier otro sector, tiene posibilidades de evolucionar y está evolucionando, desde las energías renovables a la robótica. La labor de investigación avanzada es fundamental, lo ha sido siempre, y con el cambio de tecnologías, al que todos tendremos que amoldarnos en las próximas décadas, lo será aún más. Pero a día de hoy lo que es igual de útil son la resiliencia y la capacidad de ajustarse a las continuas mutaciones», precisa Marchini.  Sin embargo, lo que destaca entre los muchos elementos que constituyen el ADN de esta empresa de familia es ese valentía a la hora de invertir, con la fabricación de máquinas prototipo. «El riesgo que ello supone cada vez es de por sí una historia en sí misma, porque el prototipo puede calcularse y pueden hacerse hipótesis, pero nunca sabes con seguridad a dónde te va a llevar. No hay que aventurarse, no hay que osar. Cuando llevamos a cabo un banco de pruebas, lo tratamos como una innovación de tecnología nunca antes experimentada, y como un aprendizaje en devenir», concluye Marchini. Una vez más, la clave del éxito es probar una y otra vez, equivocarse si cabe, y probar una vez más hasta lograrlo finalmente. Solo dándolo verdaderamente todo es como se construye un futuro mejor.

https://podcast.confindustriaemilia.it/

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