Una
excelencia creada en Carpi hace más de cuarenta años y que trabaja para los
mercados de medio mundo. «La industria 4.0 es un tema reciente, pero nosotros
llevamos veinte años ocupándonos de ello». Para Fare Insieme, Giampolo Colletti
entrevista a Alice Marchini, jefa de Ventas y Márketing de CATE
di Giampaolo Colletti
@gpcolletti
Para hacer las cosas
bien, hay que probar una y otra vez, equivocarse si cabe, y probar una vez más
hasta lograrlo finalmente, aspirando a la excelencia. Y hay una empresa de
Emilia Romaña que ha decidido convertirse en la “prueba definitiva” de
productos y servicios, operando en el difícil campo de los ensayos, que en
Europa, y en general en el mundo, son considerados el primer paso en las
labores de mecánica y producción. En realidad, cuando se habla de pruebas y
ensayos se abre un universo: testar significa someter a pruebas cada uno de los
objetos que utilizamos cotidianamente: tejidos, automóviles, electrodomésticos,
embalajes y muchas otras cosas más. Es lo que lleva haciendo más de cuarenta
años CATE, creada en Carpi en el lejano 1978, la cual cuenta hoy día con un
equipo de siete personas y un volumen de negocio de entre 1 y 1,5 millones de
euros. Sus mercados van más allá del perímetro nacional, ya que sus soluciones
para ensayos y pruebas se exportan a países como China, Rusia, Egipto, Brasil o
EEUU.
La industria 4.0, ya veinte años atrás. CATE,
acrónimo del originario Centro Assitenza Tecno Elettrica (Centro de Asistencia
Tecno-eléctrica) se ocupa del diseño y fabricación de bancos de pruebas, controles
y ensayos. Pero no solo eso. Desarrolla software de adquisición de datos para
pruebas estáticas, dinámicas y de fatiga y se dedica a la elaboración de
pruebas para sistemas hidráulicos y componentes y pruebas de estanqueidad.
Opera, por ejemplo, en el sector de la hidráulica, con pruebas para bombas y
piezas de alta presión, así como en el sector del aire, con la evaluación de
los compresores. Además están los sistemas de ensayo para empresas del sector
biomédico, los ensayos para las piezas que integran los medios de transporte en
el sector de la automoción, al igual que las experimentaciones en el sector
aeroespacial. «La efectuación de pruebas es el primer paso para empezar a idear
un producto, por ello creemos que nuestro trabajo es útil y fascinante.
Pongamos un ejemplo sencillo, como el ratón de un ordenador: quien lo inventó
tuvo que plantearse qué era lo que resolvía, cómo hacer que funcionara a la
perfección, cuál podía ser su vida útil, si era seguro y qué embalaje podía
contenerlo mejor. Pues bien, la respuesta a todas estas cuestiones comporta un
estudio de viabilidad. La industria 4.0 es un tema reciente, pero nosotros
llevamos veinte años ocupándonos de ello. El cambio se ha producido a nivel de
tecnología, pero las personas siempre han sido centrales», cuenta Alice
Marchini, jefa de Ventas y Márketing de CATE. Todo nació de sus padres y de un
pequeño laboratorio, puesto en marcha con mucho entusiasmo. Al principio, el
padre de Alice se dedicaba al servicio de asistencia, sobre todo en maquinaria
para el corte de la madera, mientras que su madre, cuya formación inicial era
administrativa, acabó ocupándose hasta del cablaje de los cuadros eléctricos
cuando hacía falta. Una fábula empresarial que para Alice sigue viva en el
recuerdo de los largos viajes en coche de su padre con su caja de herramientas.
Luego se produjo la llegada de los primeros colaboradores, posteriormente
socios, y de los primeros ordenadores portátiles, así como la compra de la nave
industrial y el cambio de razón social a Srl. «Son esas pequeñas cosas las que
para nosotros han supuesto tanto esfuerzo, valentía y constancia», dice
Marchini.
Pruebas
y ensayos de alta tecnología.
Tienen por clientes a quienes, en lo que a pruebas se refiere, necesitan una
solución personalizada que no se halla en el mercado: se trata de empresas que
necesitan un socio que les asista en la realización de un sistema de ensayo.
CATE fabrica, pues, modelos 4.0 con software de adquisición de datos y sistemas
con un alto grado de implementación. A veces se inventa todo a partir de cero,
creando máquinas que antes no existían en el mercado y que han pasado a ser
fundamentales para la medición del rendimiento. Hoy el trabajo ha evolucionado
enormemente con el uso de los sensores: un crecimiento rápido que permite
trabajar con datos que antes no podían ser objetivizados. «Respecto a los
primeros sistemas de ensayo automáticos, la evolución en el campo de los
sensores nos ha permitido adquirir una información de primera mano que antes no
era posible obtener, en cuanto a tipo, precisión y dimensiones. Lo que quiero
decir es que la tecnología está muy presente en nuestro trabajo y lo modifica
rápidamente; tanto es así, que a menudo hacemos cursos y exámenes para
experimentar las novedades. Y tenemos la mirada puesta en el futuro: hemos
llevado a cabo un estudio complejo y fascinante para medir las frecuencias de
ruido que generan las aspas de los ventiladores al mover el aire», recuerda
Marchini. Lo que marca la diferencia es la ideación de la solución a medida.
«Nuestra presencia en los distintos sectores es transversal. La oferta en alta
tecnología es muy amplia con las tecnologías actuales. La mecánica, como
cualquier otro sector, tiene posibilidades de evolucionar y está evolucionando,
desde las energías renovables a la robótica. La labor de investigación avanzada
es fundamental, lo ha sido siempre, y con el cambio de tecnologías, al que
todos tendremos que amoldarnos en las próximas décadas, lo será aún más. Pero a
día de hoy lo que es igual de útil son la resiliencia y la capacidad de
ajustarse a las continuas mutaciones», precisa Marchini. Sin embargo, lo que destaca entre los muchos
elementos que constituyen el ADN de esta empresa de familia es ese valentía a
la hora de invertir, con la fabricación de máquinas prototipo. «El riesgo que
ello supone cada vez es de por sí una historia en sí misma, porque el prototipo
puede calcularse y pueden hacerse hipótesis, pero nunca sabes con seguridad a
dónde te va a llevar. No hay que aventurarse, no hay que osar. Cuando llevamos
a cabo un banco de pruebas, lo tratamos como una innovación de tecnología nunca
antes experimentada, y como un aprendizaje en devenir», concluye Marchini. Una
vez más, la clave del éxito es probar una y otra vez, equivocarse si cabe, y
probar una vez más hasta lograrlo finalmente. Solo dándolo verdaderamente todo
es como se construye un futuro mejor.
https://podcast.confindustriaemilia.it/
Leggi le altre interviste