Una empresa de la provincia de Módena se ha convertido en un punto de referencia mundial del sector de los embalajes industriales. Hablamos de logística integrada y embalaje con la innovación y la sostenibilidad por bandera. Para FARE INSIEME, Giampaolo Colletti entrevista a Giovanni y Marco Arletti, fundador y director ejecutivo de Chimar
di Giampaolo Colletti
@gpcolletti
Photocredit: Giacomo Maestri e Francesca Aufiero.
Esta historia nace con el nuevo milenio. Aquel dos mil esperado, temido, celebrado. Un dos mil para llenar de significado, pero hecho de una premisa indiscutible: en el mundo, la gente y las mercancías estarían aún más interconectadas. En continuo movimiento. Podría parecer una paradoja, pero en un tiempo que marca la máxima expresión de los mundos virtuales y, por consiguiente, del uso de las tecnologías, nos embarcamos en un viaje a una y otra parte del mundo (y, en cierto sentido, más allá). Es cierto que la pandemia nos hizo parar durante un tiempo y que la guerra está ayudando al inmovilismo, pero las mercancías y los productos se mueven. Esta historia habla de personas y de mercancías que viajan de forma permanente y nace justo con el nuevo milenio. Porque Chimar abre sus puertas en el 2000 como sociedad anónima. Cuánto camino ha recorrido, siguiendo con la metáfora del viaje.
Escuchando al mercado. Nos encontramos en Limidi, población de tres mil habitantes del municipio de Soliera, en la provincia de Módena. Aquí se encuentra una de las empresas más estructuradas del sector de los embalajes industriales por tierra, mar y aire. Cajas con tablones adheridos, cajas de contrachapado, plataformas o revestimientos. También cajas ultraligeras y reutilizables para ordenadores, instrumentos musicales, obras de arte o actividades deportivas. E incluso cajas plegables de todo tipo. Competencia, innovación y sostenibilidad. Objetivo: proteger los productos gracias a la logística integrada y al embalaje. «Pero nuestro verdadero patrimonio son las personas, gracias a su creatividad y fuerza innovadora. En Chimar la llamamos la cultura del “nosotros”. Hace referencia al intercambio entre todos del patrimonio de conocimientos, valores y reglas», cuentan Giovanni y Marco Arletti, fundador y director ejecutivo de Chimar, respectivamente. Esta excelencia de Emilia-Romaña, hoy, registra un volumen de negocio de 62 millones de euros y cuenta con un equipo de 500 personas distribuidas en 20 plantas. Pero la de Chimar es una historia de escucha constante del mercado. «En torno a 2007, nos dimos cuenta de que los clientes estaban solicitando algo distinto: pedían servicios relacionados con la logística y el embalaje. Con el paso de los años hemos cambiado la naturaleza de nuestra oferta y desde el embalaje hemos adoptado la logística. Hoy pensamos en todo: desde el almacenamiento a la carga, desde el embalaje in situ al transporte, desde el montaje a la prueba y al despacho de aduanas. Ofrecemos un servicio completo que va desde la recepción de la mercancía a su clasificación, desde el embalaje y envasado al transporte y al envío. De esta manera, hemos introducido la parte del transporte y del envío», dice Giovanni Arletti. También está la atención por los temas relacionados con la sostenibilidad medioambiental, en una fase histórica de emergencia. «Nuestro enfoque con respecto al medioambiente ha madurado con el tiempo y no nos hemos conformado con un producto ecológico. Queríamos ofrecer también un servicio en línea con la lógica de la sostenibilidad. Por lo tanto, hoy adoptamos material de bosques de tala legal y certificada: allí donde se elimina un árbol se plantan entre tres y cinco más. Tenemos dos certificaciones por la madera y el cartón. Al elegir esta solución de embalaje, nuestros clientes demuestran una sensibilidad por el medioambiente», precisa Marco Arletti. Así nacen los embalajes de madera, las soluciones personalizadas, las cajas de cartón o las cajas plegables. «Las elecciones con sentido común y que cuidan el medioambiente generan ciertos costes adicionales. Cuando decimos que la madera proviene solo de bosques gestionados de forma responsable, todo ello implica una mayor inversión. Pero hemos elegido la responsabilidad de quien respeta el medioambiente», dice Giovanni Arletti. Una revolución medioambiental que partió del diseño y de la tecnología: la empresa ha introducido sistemas cad para modificar el embalaje sobre una base técnica y verificada. Y si en los primeros tiempos abundaba el uso de materias primas, hoy, por el contrario, gracias a instrumentos de alta tecnología y de ingeniería de diseño, se optimizan las secciones y, por consiguiente, gracias a la madera y al cartón se ahorra en materiales naturales.
Tecnología y capital humano. En el fondo, los programas informáticos han permitido calcular las estructuras y utilizar la madera en las secciones más apropiadas, producir menos residuos, consumir menos energía eléctrica. También está el reto de construir una planta de cogeneración: en Chimar se utilizan los residuos de la madera para producir energía eléctrica y térmica. Competitividad y sostenibilidad van de la mano. «La preocupación por el medioambiente ha sido una oportunidad incluso comercial con respecto a los clientes, una ventaja. Hacerlo mejor es conveniente. En la actualidad, nuestra profesionalidad ha cambiado y ha nacido una gestión generalizada en la empresa. Pero todos deben contar con las mejores condiciones posibles para el trabajo. Se debe apostar por la creatividad y la innovación», precisan Giovanni y Marco Arletti. He aquí la inversión en formación y en el bienestar de los propios colaboradores y de las comunidades. De esta manera, nace la huerta de la empresa: un terreno cultivado que permite que todas las tardes se distribuyan a los colaboradores los productos de la tierra. También están las pólizas de seguros subvencionadas y varios convenios. Una política que hace que la empresa sea atractiva y que permite razonar como primera persona del plural incluso en los momentos más difíciles, cuando es necesario dar el máximo y ponerse manos a la obra. Giovanni y Marco Arletti recuerdan la crisis del 2008, cuando decidieron reunirse con los suyos, con su familia extendida, para reiterar que intentarían pasar juntos ese complejo momento. También estuvo la tragedia del terremoto emiliano, con el derrumbe de un almacén y las máquinas bajo los escombros en Cavezzo, por suerte, todo el mundo salió ileso milagrosamente. En el futuro, la apuesta es invertir en todas las plantas. Y, sobre todo, en las personas, esa materia prima que transforma los proyectos empresariales en historias de éxito.
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