Historia de la empresa emergente
boloñesa de tecnología profunda que está escalando mercados, interés y volumen
de negocio. Ofrece servicios de nube distribuida y es la única empresa europea
en haber desarrollado una tecnología propietaria en este sector. Sus creadores:
cuatro amigos y compañeros de universidad, bajo esas Dos Torres que huelen a
futuro. Para FARE INSIEME, Giampaolo Colletti entrevista a Stefano Onofri y
Alessandro Cillario, de Cubbit
di Giampaolo Colletti
@gpcolletti
¿Y ahora qué
hacemos? La pregunta resonaba a pocos días de la ansiada graduación en aquella
sala universitaria donde los cuatro amigos y compañeros de curso habían pasado
montones de horas. En realidad, la respuesta, para ellos, era bastante obvia.
Durante todos aquellos años de universidad, no habían parado ni un segundo. Y
tanto. Apasionados de la tecnología y los sistemas de almacenamiento en la nube avanzados, en su tiempo libre montaban,
desmontaban y volvían a montar ideas, arquitecturas, procesos. Y mientras hay
quienes después de graduarse normalmente se toman un periodo sabático, se van
de vacaciones o vuelven a casa con mamá y papá si estudian fuera, ellos en
cambio no. Decidieron alquilar un piso y ponerse manos a la obra. Por ello la
historia de Cubbit –este es el nombre de la empresa emergente de tecnología
profunda, hoy primer proveedor europeo de almacenamiento en nube distribuida–
es una historia de perseverancia. La idea es de Marco Moschettini, Stefano
Onofri, Alessandro Cillario y Lorenzo Posani. No surgió en el icónico garaje al
que nos tiene acostumbrados la cultura norteamericana. Todo fue tomando forma
en una casa que un tío de los jóvenes fundadores tenía sin alquilar. Por
entonces, el grupo no tenía dinero, así que se les ocurrió lo siguiente: cerrar
un acuerdo con el tío de Marco para alquilarle el piso, usarlo como oficina de
día y por la noche ofrecerlo a través de Airbnb. El dinero sobrante serviría
luego para pagar a los desarrolladores, no las vacaciones en la playa. Así fue
como en 2016, concretamente en Via San Vitale, esa calle que desemboca justo
bajo las Dos Torres de Bolonia, nació Cubbit. En la actualidad, la empresa
cuenta con una plantilla de unas 50 personas, entre empleados y colaboradores,
con una edad media de 29 años y más de 10 millones de euros recaudados de socios e
inversores a nivel internacional, como Barclays, Techstars, la Comisión
Europea y los más importantes inversores italianos, habiendo entrado estos
últimos durante la última ronda de la Serie A, concluida en julio de 2021. Una partida
que se juega en un tablero digital donde la seguridad informática es esencial.
Todo empezó con una sana obsesión por la llamada innovación disruptiva, la destinada a descolocar
prácticas consolidadas. A estos cuatro muchachos, no se les ha pasado en ningún
momento por la cabeza la expresión «no
puede hacerse», hasta que lo han logrado. Hoy día, con Cubbit están
replanteando la arquitectura en la que se basa el almacenamiento en la nube,
apostando por soluciones de nube distribuida para el cliente final. Una
trayectoria que desde Italia les ha llevado a pasar por un proceso de
aceleración en Tel-Aviv, en un programa sobre ciberseguridad. «En el mundo hay
solo cuatro empresas que ofrecen almacenamiento en nube distribuida y tres son
estadounidenses. La cuarta es la nuestra, y estamos orgullosos de ello. Esta
evolución se ha producido porque hay más concienciación, ha tenido lugar un
proceso de maduración tecnológica continuo con tecnologías de la información
muy veloces. Las relacionadas con la Web3 se hallan al principio de su curva de
explosión y es como si nos halláramos allá por 2007 o 2008 en el mundo de las
redes sociales», cuenta Alessandro Cillario, cofundador y codirector ejecutivo
de Cubbit.
Personas y tecnologías distribuidas. Pero para entender la historia de la
que es una empresa altamente tecnológica, hay que pensar en términos de capital
tecnológico y capital humano. El uno es nada sin el otro. Y en Cubbit, primer
proveedor europeo de almacenamiento en nube distribuida, lo habían comprendido
mucho antes de empezar. «Para nosotros la innovación no reside solo en el
modelo de negocio, sino también en las prestaciones tecnológicas. Por eso es
que formamos parte de lo que se llama empresas de tecnología profunda: las que
dedican más tiempo a la labor de investigación y desarrollo, requiriendo
inversiones considerables, pero cuando la solución alcanza la madurez, el
potencial es mayor. Hemos estado en Boston y en Tel-Aviv y siempre hemos optado
por desarrollar la tecnología en Italia porque compartimos con algunas empresas
emergentes de tecnología profunda del país la misión de desarrollar el
ecosistema, que es prometedor porque está lleno de talentos», afirma Stefano
Onofri, confundador y codirector ejecutivo de Cubbit.
Las oficinas
centrales de esta empresa siguen estando en Bolonia, en ese hervidero de
culturas que se alimenta con los jóvenes procedentes de todos los rincones del
mundo. Pero la fuerza está en trabajar con un planteamiento distribuido,
exactamente como con las tecnologías que propone Cubbit. «Estamos en todas
partes, como nuestra tecnología. Nuestras personas trabajan desde todos los lugares del mundo. Nuestra
característica es que disponemos de competencias diversificadas, también entre
nosotros, los fundadores», precisa Cillario.
Sistemas distribuidos y
ganadores. «Estamos acostumbrados a ver el
mundo de los servicios de internet como centralizados en los centros de datos,
pero estos tienen limitaciones: tienes que construirlos y mantenerlos. En
cambio, cuando utilizas una tecnología distribuida valorizas la
infraestructura, nivelas los costes, aumentas la seguridad. Por otro lado, hay
un aspecto relacionado con la sostenibilidad: utilizando esta infraestructura
se reducen drásticamente las necesidades energéticas de la refrigeración de los
centros de datos, pudiendo llegar a ahorrar cada año hasta 40 kilogramos de CO2
por cada terabyte guardado en Cubbit», dice Onofri. Cubbit es
también socio del proyecto europeo Gaia-X, la alianza europea que coopera para permitir un uso
seguro, abierto y soberano del dato. El objetivo: garantizar una
soberanía digital europea. Y además está contribuyendo a construir la Web3, es
decir, el internet del futuro, basado en la combinación de tecnologías
centralizadas actualmente existentes y nuevas tecnologías distribuidas. Desde
2020, la sociedad ha distribuido sus productos a más de 50 mil clientes en más
de 70 países en todo el mundo y a día de hoy cuenta con más de 45 millones de documentos protegidos en su
infraestructura distribuida. Y justo en Abril de 2022, Cubbit ha
anunciado el lanzamiento del programa Next Generation Cloud Pioneers –pioneros
del almacenamiento en nube de nueva generación– (https://ngc.cubbit.io/) dedicado
al mundo B2B. Este proyecto permite guardar y compartir datos de manera segura
a las más de 50 empresas italianas que se han sumado y que operan en varios
sectores: desde las TIC al sector manufacturero o la Administración Pública. En el futuro, está la
ampliación del negocio B2B a nivel europeo. Mirar hacia delante, sin detenerse.
En el fondo, es esta la receta ganadora de los pioneros contemporáneos.
https://podcast.confindustriaemilia.it/
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