En Bolonia, en el lejano 1927, surgió un taller de
mecánica que con los años se convertiría en una excelencia por sus servicios
por cuenta ajena, llegando a construir desde máquinas industriales a
telescopios y componentes mecánicos. En la actualidad, a 95 años de su
fundación, Meccanica Sarti genera un volumen de negocio de 7 millones de euros,
da trabajo a unas cincuenta personas y mira al futuro. Para FARE INSIEME,
Giampaolo Colletti entrevista a Stefano Sarti, presidente de Meccanica Sarti
de Giampaolo Colletti
@gpcolletti
Photocredit: Giacomo Maestri e Francesca Aufiero
Esta es una
historia de perseverancia, entrega y pasión. Pero también es una historia donde
se unen el estudio y lo imprevisible, pues de un pequeño taller de mecánica
equipado con un torno, una fresadora y un taladro, es posible llegar a ser
mucho más, incluso hasta contemplar las estrellas y los cuerpos celestes. Pero
vayamos por partes. Todo empezó en 1927 en el taller Officina Meccanica Pietro
Sarti. El dueño de aquel taller, Pietro Sarti, era uno que sabía lo suyo de
mecánica de precisión porque trece años antes había conseguido el título que
certificaba su idoneidad cursando estudios en el prestigioso instituto
Aldini-Valeriani de Bolonia. Una cualificación que por entonces era un
privilegio de pocos. «El abuelo Pietro era de Argenta y después de la guerra
abrió un taller para fabricar piezas por cuenta ajena. Fue creciendo con el
tiempo, los tornos pasaron a ser dos y sus empleados muchos más», recuerda Stefano Sarti,
presidente de Meccanica Sarti. Hoy la empresa, instaurada cerca del
Hospital Sant’Orsola de Bolonia, genera un volumen de negocio de 7 millones de
euros y da trabajo a 48 personas.
La evolución del negocio. Así pues,
el taller se convirtió en otra cosa: a principios de los años cincuenta, con la
llegada a la empresa de Luciano Sarti, hijo de Pietro, se empezó a fabricar los
primeros telescopios y los equipos de laboratorio para las azucareras. Dos
cosas bastante distintas, pero unidas por un elemento común: la sana obsesión
por hacer las cosas a la perfección. Qué genio Luciano Sarti, a quien hoy
definiríamos emprendedor emergente de éxito, recordado hasta en la monografía
del Observatorio Astronómico de Padua con ocasión de la inauguración de su
telescopio, donde se lee: “El armazón ha sido estudiado por nuestros técnicos y
fabricado pieza a pieza en Meccanica Sarti, de Bolonia, que ya dio muestras de
sus capacidades y experiencia con la construcción de los dos telescopios
Schmidt. No ha sido una tarea fácil, cada parte debía ser diseñada, discutida y
modificada por nuestros astrónomos y técnicos y por los no menos hábiles de
Meccanica Sarti, y a veces las opiniones eran discordantes. Pero en definitiva
se ha logrado un resultado de veras excelente. El telescopio que tienen ante
ustedes ha superado ya las pruebas en el cielo y, a sus excepcionales dotes de
robustez, se le suman la precisión en los movimientos, una dócil maniobra y la
exactitud en el apuntamiento”. Habéis leído bien: precisión, docilidad,
robustez. La síntesis de un trabajo bien hecho. Luego, con la crisis de la
industria azucarera y la incertidumbre sobre el financiamiento de la
astronomía, a mediados de los años setenta la empresa entró en una fase de
reconversión y se decidió apostar por la entonces naciente tecnología del
control numérico aplicada a las máquinas herramienta. Una apuesta que se reveló
ganadora. A principios de los años noventa, la empresa puso en marcha un plan
de reorganización que tocaba todos los sectores: con la tercera y la cuarta
generación al trabajo, la empresa creció, llevando las ventas en el extranjero,
hacia Europa, Estados Unidos y China, a más del 60 % del volumen de negocio.
Laboratorio continuo. Tecnología y personas. Pero
sobre todo personas, pues si hay algo que es evidente en Meccanica Sarti es su
capacidad de hacer las cosas juntos. «Si hemos crecido y hemos mejorado nuestro
producto y la calidad de nuestro servicio, se lo debemos a nuestros clientes,
cuya confianza y aprecio nos han dado ánimos para continuar y mejorar. Y se lo
debemos a nuestras colaboradoras y colaboradores, porque ser un equipo permite
ofrecer la seguridad de un socio fiable y al mismo tiempo afrontar nuevos y
cada vez más importantes retos», precisa Sarti. En
la actualidad, la empresa se dedica a la fabricación de piezas y componentes
mecánicos, normalmente obtenidos por fundición y metalurgia. Mecanica Sarti
gestiona toda la cadena de suministro necesaria para llevar a cabo nuevos
proyectos (desde la elaboración de modelos hasta la fundición, las labores de
mecanizado, las pruebas de calidad o los tratamientos subsiguientes, en su
caso) y la fabricación de piezas para máquinas de embalaje, soportes de bombas
industriales o elementos para la construcción de robots, así como soportes para
máquinas del sector textil y cajas de filtro industriales. Tecnología y
personas, decíamos antes. Y las personas son las que marcan la diferencia. En
resumen, de esta familia de la región italiana de Emilia han salido los
telescopios más bellos que se han hecho en Italia y, en la actualidad,
Meccanica Sarti está ligada a los de Asiago, Catania y Medicina, cerca de
Bolonia. «Hemos hecho prototipos, labores de investigación, ensayos continuos.
Tengo el recuerdo, de cuando niño, de ver con mi padre a una jovencísima
Margherita Hack», concluye Sarti. Cuántas ganas de hacer cosas y llegar lejos.
Es lo que decía también Margherita Hack. “Es tan hermoso cuando una observa
fijamente el cielo y se da cuenta de que no es otra cosa que un auténtico,
inmenso laboratorio que se despliega sobre nuestras cabezas”.
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