En los años setenta inventa el sistema de
corte de capa única, que creó escuela en todo el mundo. Hoy, la empresa de
Pontecchio Marconi, en la provincia de Bolonia, es líder en el corte del tejido
tubular para camisetas, sudaderas y ropa interior. Más de 18 millones de
volumen de negocio y un 6 % invertido en investigación y desarrollo. Para
FARE INSIEME, Giampaolo Colletti entrevista a Francesco Virlinzi, presidente y
director ejecutivo de Bierrebi
di Giampaolo Colletti
@gpcolletti
Photocredit: Giacomo Maestri e Francesca Aufiero
Signos distintivos: pioneros. Porque llegar
antes que los demás puede marcar la diferencia. La historia que vamos a contar
se compone de una idea que escala los mercados de medio mundo. Todo nace en 1963:
Cesare Beccari y Mario Roda, dos emprendedores boloñeses, ponen en marcha
Bierrebi. En 1970, Bierrebi revoluciona la técnica con un sistema de corte de
capa única. Beccari crea una máquina de corte con un troquel en la prensa, un
sencillo molde casi automatizado para las prendas, pero capaz de replicar a
nivel industrial un corte sartorial. Fue un éxito arrollador. Así nació una
primera red de agentes y distribuidores en Europa para la que se convertiría en
empresa líder en el corte del tejido tubular típico de las camisetas, sudaderas
y ropa interior. Después, en los años ochenta, llegan las primeras ventas en
América y en Japón y se introducen las máquinas totalmente automáticas para el
corte del tubular. En los años noventa, Bierrebi alcanza otro objetivo: se convierte
en líder en las camisetas del mercado americano. «Las soluciones de corte se
han mejorado y ampliado a la vez que la tecnología y los requisitos de los
clientes, pero la misión es siempre la misma: construir maquinarias fiables, eficaces
y duraderas capaces de cortar tejidos y otros materiales sin solución de
continuidad», afirma Francesco Virlinzi, presidente y director ejecutivo de
Bierrebi. Este joven empresario adquirió la empresa junto a Mario Paoluzi, manteniendo
a toda la plantilla. «En 2010 adquirimos la empresa tras una quiebra y
recuperamos a todos los empleados y la maquinaria. Después sacamos otros
proyectos que estaban en el cajón, como si fuéramos una auténtica empresa
emergente de producto. Toda la gente se quedó, es un gran orgullo para
nosotros», dice Virlinzi.
Del
Bolonia al mundo entero. La sede central está rodeada de la vegetación de
los Apeninos emilianos. Nos encontramos en Pontecchio Marconi, a menos de cinco
kilómetros de Sasso Marconi. Una pedanía que debe su nombre al término latino ponticulum. Aquí había un puente que
permitía cruzar un foso para llegar a la iglesia. Con el tiempo ese puente se
hizo mucho más grande. Es precisamente en estas tierras donde Guglielmo Marconi
inventa el telégrafo inalámbrico, creando el gran puente de la radio, que une
las orillas más lejanas del mundo. Ese puente que une mundos diferentes también
se extrapola a Bierrebi, que hoy dispone de una planta de siete mil metros
cuadrados cubiertos, da trabajo a 45 empleados, opera en cinco continentes y en
30 países. Los mercados principales son Centro y Norteamérica, gestionados por
una empresa filial con sede en Florida. Hay otra filial para el mercado
asiático, situada en Coimbatore, en el sur de la India. En 2022 esta excelencia
glocal —con las raíces
ancladas en la comunidad y la capacidad de escalar interés, mercados, facturación— cerrará con aproximadamente 18,5
millones de euros, alcanzando un +15 % con respecto al año anterior. «Una
importante referencia para nuestra zona incluso desde el punto de vista laboral,
ya que seguimos contratando a muchos jóvenes. Además, operamos en todo el mundo
codo con codo con los clientes, tratando de satisfacer sus requisitos de
producción. Mantenemos las máquinas en perfectas condiciones, sustituyendo
aquellas obsoletas y proporcionando las necesarias para las ampliaciones con
nuevas plantas. En este momento hay planes de expansión de clientes en
Bangladés», precisa Virlinzi.
Capital humano y tecnológico. En las máquinas hay mucha
tecnología. También se presta la máxima atención a los consumos de energía. Una
síntesis entre el cuidado por el detalle y la producción industrial. «Como nos
gusta decir, aquí hacemos artesanía industrial: hacemos máquinas grandes, pesadas,
complejas y que cuentan con una tecnología considerable. El capital humano lo
es todo para nosotros: montadores, rectificadores, diseñadores mecánicos, programadores
de software, almaceneros, compradores, planificadores de producción, vendedores,
personal que se traslada para ofrecer asistencia. Todos trabajan con un
espíritu de equipo y una aplicación inigualable», dice Virlinzi. También está el elemento de la integración y, por tanto, el de la
personalización. «Diseñamos máquinas únicas que no existen y que son difíciles
de reproducir. Hacemos mucha investigación y desarrollo, invirtiendo el 6 %
del volumen de negocio y tenemos muchas patentes en activo. Desde hace años, nuestros
clientes de gran tamaño nos piden integrar nuestras máquinas con sus sistemas. Por
esta razón, diseñamos máquinas automatizadas user-friendly, fáciles de usar», concluye
Virlinzi. El futuro está hecho de diversificación de la gama de productos. Y de
tecnología vinculada a la sostenibilidad medioambiental. Porque todos estamos
llamados a dar el máximo por un mundo mejor.
https://podcast.confindustriaemilia.it/
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