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FARE INSIEME - Ep. 89 - Bierrebi, la idea que revoluciona el corte de los tejidos en el mundo

«Aquí hacemos artesanía industrial y el capital humano lo es todo para nosotros»

7/11/2022

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En los años setenta inventa el sistema de corte de capa única, que creó escuela en todo el mundo. Hoy, la empresa de Pontecchio Marconi, en la provincia de Bolonia, es líder en el corte del tejido tubular para camisetas, sudaderas y ropa interior. Más de 18 millones de volumen de negocio y un 6 % invertido en investigación y desarrollo. Para FARE INSIEME, Giampaolo Colletti entrevista a Francesco Virlinzi, presidente y director ejecutivo de Bierrebi

di Giampaolo Colletti
@gpcolletti

Photocredit: Giacomo Maestri e Francesca Aufiero

Signos distintivos: pioneros. Porque llegar antes que los demás puede marcar la diferencia. La historia que vamos a contar se compone de una idea que escala los mercados de medio mundo. Todo nace en 1963: Cesare Beccari y Mario Roda, dos emprendedores boloñeses, ponen en marcha Bierrebi. En 1970, Bierrebi revoluciona la técnica con un sistema de corte de capa única. Beccari crea una máquina de corte con un troquel en la prensa, un sencillo molde casi automatizado para las prendas, pero capaz de replicar a nivel industrial un corte sartorial. Fue un éxito arrollador. Así nació una primera red de agentes y distribuidores en Europa para la que se convertiría en empresa líder en el corte del tejido tubular típico de las camisetas, sudaderas y ropa interior. Después, en los años ochenta, llegan las primeras ventas en América y en Japón y se introducen las máquinas totalmente automáticas para el corte del tubular. En los años noventa, Bierrebi alcanza otro objetivo: se convierte en líder en las camisetas del mercado americano. «Las soluciones de corte se han mejorado y ampliado a la vez que la tecnología y los requisitos de los clientes, pero la misión es siempre la misma: construir maquinarias fiables, eficaces y duraderas capaces de cortar tejidos y otros materiales sin solución de continuidad», afirma Francesco Virlinzi, presidente y director ejecutivo de Bierrebi. Este joven empresario adquirió la empresa junto a Mario Paoluzi, manteniendo a toda la plantilla. «En 2010 adquirimos la empresa tras una quiebra y recuperamos a todos los empleados y la maquinaria. Después sacamos otros proyectos que estaban en el cajón, como si fuéramos una auténtica empresa emergente de producto. Toda la gente se quedó, es un gran orgullo para nosotros», dice Virlinzi.

Del Bolonia al mundo entero.
La sede central está rodeada de la vegetación de los Apeninos emilianos. Nos encontramos en Pontecchio Marconi, a menos de cinco kilómetros de Sasso Marconi. Una pedanía que debe su nombre al término latino ponticulum. Aquí había un puente que permitía cruzar un foso para llegar a la iglesia. Con el tiempo ese puente se hizo mucho más grande. Es precisamente en estas tierras donde Guglielmo Marconi inventa el telégrafo inalámbrico, creando el gran puente de la radio, que une las orillas más lejanas del mundo. Ese puente que une mundos diferentes también se extrapola a Bierrebi, que hoy dispone de una planta de siete mil metros cuadrados cubiertos, da trabajo a 45 empleados, opera en cinco continentes y en 30 países. Los mercados principales son Centro y Norteamérica, gestionados por una empresa filial con sede en Florida. Hay otra filial para el mercado asiático, situada en Coimbatore, en el sur de la India. En 2022 esta excelencia glocal —con las raíces ancladas en la comunidad y la capacidad de escalar interés, mercados, facturación— cerrará con aproximadamente 18,5 millones de euros, alcanzando un +15 % con respecto al año anterior. «Una importante referencia para nuestra zona incluso desde el punto de vista laboral, ya que seguimos contratando a muchos jóvenes. Además, operamos en todo el mundo codo con codo con los clientes, tratando de satisfacer sus requisitos de producción. Mantenemos las máquinas en perfectas condiciones, sustituyendo aquellas obsoletas y proporcionando las necesarias para las ampliaciones con nuevas plantas. En este momento hay planes de expansión de clientes en Bangladés», precisa Virlinzi.

Capital humano y tecnológico. En las máquinas hay mucha tecnología. También se presta la máxima atención a los consumos de energía. Una síntesis entre el cuidado por el detalle y la producción industrial. «Como nos gusta decir, aquí hacemos artesanía industrial: hacemos máquinas grandes, pesadas, complejas y que cuentan con una tecnología considerable. El capital humano lo es todo para nosotros: montadores, rectificadores, diseñadores mecánicos, programadores de software, almaceneros, compradores, planificadores de producción, vendedores, personal que se traslada para ofrecer asistencia. Todos trabajan con un espíritu de equipo y una aplicación inigualable», dice Virlinzi. También está el elemento de la integración y, por tanto, el de la personalización. «Diseñamos máquinas únicas que no existen y que son difíciles de reproducir. Hacemos mucha investigación y desarrollo, invirtiendo el 6 % del volumen de negocio y tenemos muchas patentes en activo. Desde hace años, nuestros clientes de gran tamaño nos piden integrar nuestras máquinas con sus sistemas. Por esta razón, diseñamos máquinas automatizadas user-friendly, fáciles de usar», concluye Virlinzi. El futuro está hecho de diversificación de la gama de productos. Y de tecnología vinculada a la sostenibilidad medioambiental. Porque todos estamos llamados a dar el máximo por un mundo mejor.

https://podcast.confindustriaemilia.it/

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