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FARE INSIEME - Ep. 94 - Dalfiume Nobilvini, una pasión de familia encarnada en un vino de calidad

«El territorio y sus viduños son nuestro tesoro más grande»

24/11/2022

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En esa tierra a medio camino entre la zona de Emilia y la zona de Romaña, se halla Dalfiume Nobilvini, pasión por el vino desde hace tres generaciones. «Hemos tratado de transformar en empresa las mejores expresiones y los valores de nuestro territorio, valiente y hospitalario, para convertirlos en patrimonio de todos». Para FARE Insieme, Giampaolo Colletti entrevista a Davide Dalfiume, administrador único de Dalfiume Nobilvini

de Giampaolo Colletti
@gpcolletti

Photocredit: Giacomo Maestri e Francesca Aufiero

Lo bonito de los confines es que pueden superarse. Vale también para esas tierras intermedias que albergan la fuerza de la acogida, el coraje de experimentar, la capacidad de sintetizar, una temporada tras otra. Es lo que, en el fondo, ocurre desde hace más de medio siglo en esa franja de tierra que demarca el final de la zona de Emilia y el comienzo de la zona de Romaña. Familia y empresa, sintetizadas en una única historia. Bienvenidas y bienvenidos a Dalfiume Nobilvini, una pasión ligada a la producción vinícola desde hace tres generaciones. Aquí se cultivan vinos autóctonos como el Pignoletto o el Sangiovese, rey de Romaña, que puede ser también superior o reserva, así como la uva Albana, de un carácter tan fuerte y estructurado que puede ser vinificada seca y pasa, o el Trebbiano también. Pero no solo eso: este trozo de tierra es capaz de ensalzar además viduños internacionales como el Cabernet Sauvignon y el Chardonnay, que dan vida a vinos de destacada personalidad. «Hemos tratado de transformar en empresa las mejores expresiones y los valores de nuestro territorio, valiente y hospitalario, para convertirlos en patrimonio de todos. Haciendo nuestros vinos nos olvidamos del paso del tiempo. Nuestra entrega y empeño nos llevan a afrontar retos continuos, que se alimentan de pura pasión y se convierten, de esta forma, en la garantía de una alta calidad, con un respeto absoluto por lo mejor de la tradición agronómica y enológica», afirma Davide Dalifume, administrador único de Dalfiume Nobilvini.

Historia de una empresa de primera.
Setenta años de historia, decíamos antes. Una historia iniciada en tiempos remotos, entre esas largas hileras comprendidas entre las zonas de Emilia y de Romaña. Nos hallamos en Castel San Pietro Terme, la puerta de entrada a las tierras romañolas de interior, las auténticas y pasionales. Aquí es donde tuvo inicio la actividad vitivinícola gracias a Odoardo Dalfiume. La generación posterior, constituida por los hermanos Franco y Gianni Dalfiume, estuvo al timón de la empresa a lo largo de los años 70, convirtiéndola en una organización estructurada, líder en su sector en cuanto a capacidad productiva y comercialización de los vinos típicos de Emilia-Romaña. Corría el año 1949 cuando Odoardo Dalfiume decidió transformar su pasión por el vino en su actividad principal. Todo empezó en Bolonia. Así es como, en la calle Massarenti, poco afuera de las murallas de la ciudad, tomó forma la Casa Vinicola Dalfiume. Eran los años de la posguerra, había que reconstruir el país, la mirada estaba puesta nuevamente en el futuro, en una voluntad común de desarrollo y redención. Tras cambiar de sede un par de veces, en 1975 se adquirió la bodega Alberici Cleto, en Castel San Pietro Terme. Y este fue el giro decisivo. La vuelta a casa, a las propias raíces. En 1991, tuvo lugar la compra de la finca Tenuta Poggiolo, que pasó a ser la empresa vitícola de familia, además de una excelencia del territorio: más de 70 hectáreas con una vocación histórica por el cultivo de la vid, donde el cuidado de cada una de las plantas se traduce en gestos cotidianos que expresan el amor por la viña, la integridad del territorio y el respeto por las tradiciones. A mediados de los años 90 llegó al timón de la empresa la tercera generación. Se trata de Davide y Silvia, hijos, respectivamente, de Franco y de Gianni. De las enotecas y de la venta al por menor, se dio el salto al sector de la gran distribución y se ampliaron las cuotas de mercado. Esta tercera generación continúa, todavía hoy, el viaje iniciado por el abuelo. Dos marcas y una historia de familia: “Dalfiume Nobilvini” y “Villa Poggiolo”. «Producimos nuestros vinos con dos etiquetas diferentes para poder ofrecer a nuestra clientela todo aquello que nos pide, pero ambas tienen un elemento en común: poner en la mesa los valores de Emilia-Romaña. La unión entre el mundo del vino y el territorio es una unión indisoluble: escueta, delicada, respetuosa pero audaz. El territorio y sus viduños son nuestro tesoro más grande», precisa Dalfiume.

Investigación y control de las actividades del ramo.
En la actualidad, el Grupo Dalfiume genera un volumen de negocio de 4 millones de euros, cuenta con una plantilla de 23 personas y apunta a los mercados internacionales. «En nuestro ADN están todos los valores de la empresa: un legado fuertemente enraizado en el lugar de origen, una propensión a la innovación fundamentada en una visión vitivinícola en constante evolución, la búsqueda incesante de la excelencia y la preocupación por la sostenibilidad, que unas prácticas agrícolas y vinícolas que obran respetando al máximo los terrenos y las vides, hacen posible, siguiendo con la bodega y todas las prácticas de producción», dice Dalfiume. La labor de investigación es crucial. Y en cada aspecto de la producción: desde la viña hasta la bodega y cada fase de producción y comercialización. Porque la producción de vino supone abarcar toda las actividades del ramo. «Hoy investigar es importante en lo que respecta a la viña, para intentar adaptarse a los grandes cambios climáticos, que nos exigen prestar atención en cada aspecto del cultivo de la misma. Pero en este sector, la labor de investigación llega hasta la fase de embotellamiento, en la que justo en los dos últimos años hemos efectuado ingentes inversiones que nos permiten asegurar también a nuestros consumidores —además de la alta calidad de las materias primas— el máximo rigor en la producción», precisa Dalfiume. Un equilibrio entre autenticidad, carácter genuino y tecnología. «Todo esto se persigue trabajando en las materias primas, invirtiendo en capital humano y en su formación, haciendo día a día un seguimiento de la evolución del vino en la bodega, utilizando solo productos enológicos necesarios y, en su caso, sirviéndose de instalaciones y maquinaria de vanguardia en cada aspecto de la producción. Lo que no cambia con el tiempo es el deseo de formar parte de la vida del consumidor, que ama el vino, ya sea que lo consuma cotidianamente o solo cuando sale de casa. Para hacerlo a la perfección, tenemos que innovar, renovando las herramientas necesarias e invirtiendo en el futuro y en nosotros», concluye Dalfiume. Día tras día, con competencia, entrega, valentía. ¡Y chin, chin!

https://podcast.confindustriaemilia.it/

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