Desde Nonantola, un pueblo de menos de veinte mil
habitantes situado al este de Módena, partió en 1978 una empresa de electrónica
que con los años se ha ido transformando en una entidad multinegocios orientada
a la innovación. Todo empezó en un garaje, pero uno que ha estado siempre
abierto al mundo entero. Para FARE INSIEME, Giampaolo Colletti entrevista a
Giampaolo Ferranti, director ejecutivo de GRAF Industries
de Giampaolo Colletti
@gpcolletti
Photocredit: Giacomo Maestri e Francesca Aufiero
Tener convicción en todo momento, no rendirse
jamás. Si quisiéramos emplear un eslogan para contar la historia de GRAF
Industries, podría ser exactamente ese. Remite a la resiliencia, a la
determinación, a la innovación, que está indisolublemente ligada a la
experimentación, porque la historia de esta empresa multinegocios encierra
muchas otras dentro de sí, pero todas ellas unidas por ese mantra: tener
convicción en todo momento, no rendirse jamás. Todo empezó en un garaje,
exactamente como en el icono estadounidense que hemos aprendido a leer también
en los libros de historia contemporánea de la innovación reciente. Solo que, en
este caso, el garaje se encuentra en Nonantola, un pueblo de de unos diecisiete
mil habitantes en el interior de la zona de Emilia, al este de Módena y en
dirección de Ferrara, a lo largo de esa ruta por todos conocida como la
Nonantolana, esto es, la comarcal SP 255. Un pueblo conocido en todo el mundo
por su hermosa abadía, que durante el medioevo llegó incluso a ser la sede de
uno de los más importantes y ricos monasterios europeos. Una tierra orientada a
la innovación, al trabajo en equipo, a la capacidad de crear sistema y escalar
mercados despertando cada vez más atención.
Una
historia de innovación. En GRAF todo empezó en el lejano 1978, precisamente
en aquel garaje de la calle Cesare Battisti donde Paride Ferranti puso en marcha sus primeras
actividades económicas. Se trataba de una pequeña empresa de instalaciones
eléctricas, que suministraba también electrónica y software para el sector de la
automatización industrial. Este emprendedor emergente y precursor había
encontrado en las décadas previas un pequeño libro de Scuola Radio Elettra, una
sociedad que se dedicaba a impartir cursos de formación por correspondencia en
el campo de la electrónica, y así es como había empezado a estudiar las
instalaciones eléctricas. Paride Ferranti
estudiaba mucho, sin descanso. Y experimentaba aún más. Son suyas las
soluciones más innovadoras de por entonces, como la versión eléctrica del
encendedor de gas. Luego llegó el traslado a Suiza, la experiencia en África y
su vuelta posterior a Emilia. «En el fondo, nacimos como técnicos electricistas,
pero desde el primer momento fuimos innovadores por definición. Nuestro empuje
nos ha llevado hasta la más avanzada automatización gracias a la electrónica. Después
de todo, nuestro territorio es famoso por su laboriosidad: aquí siempre se ha
respirado un aire de tecnología», afirma Giampaolo Ferranti, gerente financiero de la
empresa que ha revolucionado varios sectores, apostando por la investigación y
el desarrollo. No por nada, en la actualidad las inversiones en I+D se sitúan
alrededor del 7 % del volumen de negocio. Pero vayamos por partes. GRAF es un
acrónimo que une el nombre de los socios que constituyen la nueva fase de la
empresa, y equivale a Guerra, Reggiani, Ansaloni, Ferranti. Porque la historia
siguió adelante en 1994, cuando un grupo de ingeniosos empresarios recogió el
legado de una sociedad ya visionaria para dar vida a una fuerte y rápida
especialización en el diseño y fabricación de líneas de automatización para una
gran variedad de áreas de negocio: desde el sector de la cerámica hasta el
metalmecánico. Multinegocios, decíamos. Mientras tanto, en años más recientes,
esto es, alrededor de 2002, la labor de investigación y desarrollo de GRAF se
reforzó, creando un auténtico laboratorio que recibió del Ministerio de
Educación, Universidad e Investigación italiano el importante reconocimiento de
laboratorio altamente cualificado, lo cual ofrecía a los clientes que
encargaban labores específicas la posibilidad de obtener ventajas
significativas en términos de costes y garantías de calidad científica. Luego
llegó la crisis financiera de 2008. Después de lo de Lehman Brothers, la
empresa llegó a perder el 70 % de su volumen de negocio, así que decidió
replantearse su papel como empresa manufacturera. «Fue una crisis que afectó
duramente al tejido productivo y a algunos de nuestros principales clientes.
Nuestra junta se vio en la difícil condición de tener que decidir entre un
dramático recorte de plantilla o una inversión adicional en una exigente
adquisición de empresa. La decisión tomada, a fin de proteger la plantilla, fue
la segunda. El fuerte impulso en innovación y la capacidad de captar las
oportunidades ofrecidas por el mercado nos han llevado con el tiempo a
desarrollar nuevas áreas de negocio y a identificar centros de competencia tan
especializados que pueden ser un recurso atractivo también para otras empresas
fuera del grupo», recuerda Ferranti. Así, en 2009 se creó GRAF Synergy, que
transformó GRAF de abastecedor del sector a fabricante de máquinas.
Innovaciones
disruptivas. Tener convicción en todo momento, no rendirse jamás. Mucho más que un
eslogan. Estas palabras se respiran en los hechos de esta empresa emiliana que
hoy cuenta con 300 personas en plantilla, de unos 39 años de edad de media, 7
plantas y nada menos que 42.000 metros cuadrados de superficie dedicada a la
producción. En 2008, cuando el mundo cambió, GRAF era una empresa con un
volumen de negocio de menos de 10 millones de euros. Hoy alcanza los 100
millones. Pero el elemento que marca la diferencia es el pensamiento lateral.
Para innovar dentro y fuera de la empresa. Así, en 2012 GRAF fue la primera del
mercado en introducir una tecnología hasta entonces desconocida y que acabaría
revolucionando el proceso de fabricación de las ventanas de PVC: en la
práctica, construyó en casa la primera y única soldadora de control numérico
del mundo, que elimina completamente el cordón de soldadura en la esquina de la
ventana. Esta tecnología hizo posible la fabricación de ventanas con un efecto
estético nunca visto y permitía a los productores de cerramientos la
realización de nuevos tipos de ventanas con combinaciones de materiales que
hasta ahora se creían imposibles de efectuar a bajo coste. En pocos años, la
nueva tecnología se reveló disruptiva y a día de hoy GRAF es el referente
mundial en este sector. «Este extraordinario resultado es el fruto del trabajo
sinérgico entre las distintas competencias profesionales que pueden hallarse dentro
del grupo y, paralelamente, iniciamos un camino en la fabricación de todos las
piezas necesarias para la producción de surtidores de carburante para gas
metano. Gracias a la experiencia en este campo y al empeño que nuestros
investigadores ponen en ello, hemos creado la gama de productos más completa,
convirtiéndonos en el actor que mejores resultados obtiene en el sector», dice
Ferranti. La lección que da esta empresa es la de haber transformado los
problemas en una oportunidad. «Nos dimos cuenta a tiempo de que el mundo de la
mecánica había cambiado y la electrónica había evolucionado, yendo hacia la
precisión. Todo aquello nos permitió crear maquinarias nuevas, sobre todo para
máquinas de control numérico», concluye Ferranti. What’s
next? La
evolución de las máquinas de control numérico, nuevas soluciones industriales
para aprovechar fuentes de energía alternativas y sostenibles como el biogás,
LNG, hidrógeno y fotovoltaica son ya hoy las directrices de GRAF para el mañana. Tener buen olfato para el
futuro: ¡qué gran habilidad!
https://podcast.confindustriaemilia.it/
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