Llegar antes que los demás con coraje, conciencia, determinación y conocimiento. En Bolonia, a finales de los años setenta, nació una sociedad que apostó desde sus inicios por los servicios integrados. Hoy, NIER cuenta con 215 profesionales y opera en numerosos mercados con más de 500 clientes activos. El volumen de negocio es de alrededor de 18 millones de euros. Para FARE INSIEME, Giampaolo Colletti entrevista a Maria Teresa Vestrucci, directora ejecutiva de NIER Ingegneria
de Giampaolo Colletti
@gpcolletti
Photocredit: Giacomo Maestri e Francesca Aufiero
Caminan por senderos poco transitados. Emprenden caminos nuevos e inexplorados. En cierta manera se adelantan a los tiempos. Son los pioneros, es decir, hombres y mujeres (pero también las empresas creadas por esas mujeres y hombres) que se lanzaron al ruedo para marcar la diferencia. La historia que vamos a contar habla precisamente de ellos y está estrechamente ligada al concepto de pionero. Porque NIER, sociedad dedicada al suministro de servicios de asesoramiento, realización de planes de seguridad laboral y análisis medioambientales y de evaluación del riesgo, entre otros, siempre ha sido así. Pionera.
La historia. Su historia se remonta a 1977, en Bolonia. Desde el inicio se eligió el camino de la sociedad cooperativa centrada en dos grandes temas: energía y seguridad nuclear. En los años 80 se pasó a los temas medioambientales y a los grandes riesgos, con la creación de una estructura más sólida y con importantes recursos de cálculo. Un anticipo de los retos contemporáneos a los que todas las empresas están llamadas a tomar parte en la actualidad. «En aquella época, algunos de los grandes problemas emergentes (la crisis energética, la seguridad de los sistemas complejos como los reactores nucleares y, poco después, el medioambiente) se podían afrontar de forma innovadora gracias a la revolución tecnológica de entonces. Es decir, gracias a sistemas de cálculo hasta entonces prohibitivos, que pasaron a estar disponibles permitiendo casar datos como, por ejemplo, los meteorológicos y del parque inmobiliario italiano con modelos de transmisión del calor de las paredes de un edificio y de producción de energía por parte de un sistema», afirma Maria Teresa Vestrucci, directora ejecutiva de NIER Ingegneria. Un modo de hacer análisis específicos. Los temas medioambientales, consolidados en los años 80, aumentan la necesidad de análisis de sistemas con recuperación e informatización de datos, modelos matemáticos y procesamientos que permiten conocer, evaluar y tomar decisiones de forma innovadora. Energía, riesgos industriales y medioambiente son los aspectos que caracterizan el primer período de NIER. «Por cierto, lo que hoy está consolidado gracias a la revolución digital (es decir, el Internet de las cosas, el prototipado y los análisis dinámicos) es fruto de lo sembrado en aquel período. Después, en los años 90, el tema del riesgo y el planteamiento sistemático de los problemas emergentes se difundió cada vez más bajo el impulso de directivas, reglamentos europeos y normas internacionales, afectando a cada vez más sectores industriales y dándonos la oportunidad de trabajar en más ámbitos de aplicación», precisa Vestrucci. Más adelante, en 2002, llegó la decisión de convertirse en sociedad anónima. «Hemos crecido aprovechando algunas oportunidades del mercado de las últimas décadas, apostando por ser una sociedad de asesoramiento que ofrece servicios de gran calidad y apostando mucho por el asesoramiento integrado. Con el cliente, partiendo de una necesidad específica, a veces se han abierto vías para actividades más amplias y estructuradas, que incluían no solo un aspecto, sino la actividad del cliente a un nivel más amplio. Convertirnos en sociedad anónima nos ha permitido tener una estructura más sólida y también interactuar con grandes clientes en diferentes mercados», dice Vestrucci. Una vez más, ese coraje de ser pioneros. Hoy, la empresa cuenta con 215 profesionales y opera en numerosos mercados con más de 500 clientes activos. El volumen de negocio es de alrededor de 18 millones de euros, con un crecimiento en los últimos años de 10-15 % y con una duplicación de las ganancias y personas en los últimos cinco años.
El factor ESG. Se trabaja en todos los sectores del asesoramiento en ingeniería y hay cuatro áreas de actividad: sostenibilidad, seguridad laboral, ingeniería de sistemas e ingeniería de software. En la base hay una gran especialización técnica. Solo hay que pensar que casi el 20 % de las personas del equipo cuentan con un doctorado. «Queremos ofrecer un servicio especializado de alto nivel. El asesoramiento técnico que ofrecemos contribuye a redefinir las interconexiones mediante la innovación, las metodologías y las tecnologías, aliándose con los clientes y desde el punto de vista de la sociedad inteligente», precisa Vestrucci. Los servicios van desde la seguridad laboral al asesoramiento en materia de sustancias peligrosas, desde los análisis y certificaciones energéticas a las pruebas de software, desde los estudios de fiabilidad de las máquinas al mantenimiento predictivo, desde el diseño y la validación del software al diseño de un sistema de enfriamiento de un reactor de fusión nuclear. Entre los clientes hay administraciones públicas y particulares de todos los sectores: automoción, construcción e infraestructuras, ferroviario, gran distribución, petróleo y gas, logística y transportes, fabricación. Hablamos de sostenibilidad integrada e ingeniería de sistemas. «Somos una empresa que apuesta por los servicios integrados, queremos ser un socio integral para nuestros clientes. Por otra parte, en un mundo interconectado, cada problema del cliente está asociado de un modo más o menos directo a otros de su vida y de su actividad. Acostumbramos a mirar más allá del presente. Para entender el mundo que viene», concluye Vestrucci. También los recuerda el emblemático eslogan: el honor de ser útiles. Solo así se puede mirar de verdad al futuro.
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