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FARE INSIEME - Ep. 130 - FAAC, de Italia al mundo entero atreviéndose a innovar

«Pero nuestro corazón sigue latiendo en Bolonia»

15/05/2023

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La historia de un grupo que hoy está presente en 29 países del mundo ofreciendo soluciones en el sector residencial e industrial. Todo empezó en la provincia de Bolonia para esta empresa que hoy cuenta con 54 sociedades y 15 marcas comerciales. Para FARE INSIEME, Giampaolo Colletti entrevista a Andrea Moschetti, presidente y director ejecutivo de FAAC 
 

de Giampaolo Colletti
@gpcolletti

Photocredit: Giacomo Maestri e Francesca Aufiero

Un león que defiende una verja en un desierto soleado. Un coche deportivo de color rojo flamante visto desde arriba que corre veloz, levantando la arena y las expectativas. Y luego la verja abriéndose al tocar un mando a distancia. Absolutamente tecnológico, absolutamente exclusivo, absolutamente seguro. Este era el texto inolvidable que hablaba del sistema automático para verjas y garajes FACC, acompañado de ese eslogan que ha marcado una época: lasciapassare [literalmente: deja pasar, o libertad para circular, salvoconducto; ndt]. En 1987, pues, llega a la televisión una campaña publicitaria que, de hecho, hará historia. Ese león acurrucado delante de la verja instalada en medio de un desierto habla de esta joya de la alta tecnología emiliana, es decir, la multinacional italiana especializada en la automatización de verjas y barreras, entradas y puertas automáticas, aparcamientos y control de accesos. Un binomio, el de verja y león, relacionado con la seguridad que ha estado presente en toda la historia de FAAC, llegando incluso a formar parte del logotipo de la empresa. En la actualidad, FAAC se halla a la cabeza en cuanto a soluciones de acceso para el sector residencial e industrial y la gestión del flujo de peatones y vehículos, con las más avanzadas tecnologías y redes digitales sobre movilidad inteligente. 

Historia de un mito. Pero demos un paso atrás. Todo empezó en 1965 en Zola Pedrosa, una localidad de algo menos de veinte mil habitantes situada en el área metropolitana de Bolonia. Y todo se originó en un pequeño taller artesanal de pueblo, aunque no faltaba la ambición. Como tampoco coraje. Y pensar que aquella empresa creada bajo una sigla —FAAC significa Fabbrica Automatismi Apertura Cancelli, esto es, fábrica de sistemas automáticos para la apertura de verjas— llegaría a ser conocida en todo el mundo. Quien la puso en pie fue Giuseppe Manini, un pequeño empresario de la construcción que tuvo una intuición brillante e hizo de ella su trabajo. Manini notó que las verjas de los aparcamientos en los bloques de pisos se quedaban siempre abiertas porque nadie se bajaba del coche para cerrarlas. Así que fabricó, de manera artesanal, el primer sistema de manipulación automática para verjas, el 750 enterrado, recurriendo a tecnología hidráulica y a la cadena de distribución típica en los distritos industriales, que el sector de la hidráulica suministraba en el territorio boloñés. «Al principio se trataba de un mecanismo rudimentario con bomba de agua y un sistema hidráulico. En el fondo era una modalidad típica en este territorio, donde la tecnología hidráulica es lo que marca la diferencia respecto a los competidores, los cuales siempre han usado la electromecánica. Pero si la estanqueidad hidráulica es buena, no hay desgaste y los conjuntos de piezas duran casi eternamente. Además, la solución electromecánica hace mucho ruido», afirma Andrea Moschetti, presidente y director ejecutivo de FAAC. Sin embargo, como decimos en Italia, l’appetito vien mangiando: comer despierta el apetito. Así, se llegó al 400, el primer modelo con batiente externo. Seguidamente, con el desarrollo de la electrónica, llegaron las placas de circuitos con microprocesador, que permitieron crear instalaciones que iban más allá del simple cierre y apertura. Y pronto desde Italia se dio el salto al extranjero: a finales de los años setenta, concretamente en 1979, se abrió la primera filial en Suiza. Dos años más tarde en Francia, otros tres años más para llegar a Alemania y luego, al cabo de un año, al Reino Unido.  Con la desaparición del fundador, el timón pasó a su único hijo, Michelangelo Manini. Y el desarrollo siguió siendo constante: en 1988 se puso pie en América, en 1990 en España, en 2002 en Polonia y China, en 2005 en India y en 2007, en Austria y Australia. Pero su crecimiento también tuvo lugar con la adquisición de empresas especializadas. 

Locales a la vez que globales. Pero esta, en el fondo, es también una historia de valentía. «Lanzamos el primer anuncio en canales nacionales para un producto no de consumo, es decir, no dirigido al usuario final, pues en nuestro negocio quien decide no es el consumidor final sino quien instala. Ese anuncio ha hecho historia», precisa Moschetti. En la actualidad, la sede central sigue estando en la zona de Emilia y la cabeza del león se halla enteramente en Bolonia, ya que es precisamente bajo las Dos Torres donde se produce la labor de investigación y desarrollo de esta empresa tan innovadora e icónica. Pero desde Bolonia se va mucho más allá por el mundo, gracias a las 17 plantas de producción que hay repartidas por doquier. «Hoy igual que ayer, seguimos invirtiendo mucho en I+D. Para ser una empresa de mecánica, invertimos tanto, hasta el 5 % de nuestro volumen de negocio. Tenemos 54 sociedades en 29 países diferentes, cubriendo los cinco continentes; pero la verdad es que deseamos que nuestros productos recorran la menor distancia posible, con soluciones local for local, esto es, con cadenas de suministro locales, aunque nuestro ADN siga siendo emiliano», concluye Moschetti. Mirar hacia delante y dejar que el futuro haga su entrada, cuando llama a la puerta. Igual que el león en medio del desierto.

https://podcast.confindustriaemilia.it/

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