Ha revolucionado el sector del
rescate en Italia y en el mundo: su camilla de cuchara amarilla, sin más, es un
invento italiano hoy vendido por doquier. En la actualidad, la división de
Ferno en Italia, cuya sede original se halla en Pieve di Cento, cuenta con 33
personas y genera un volumen de negocio de casi 10 millones de euros. Para FARE
INSIEME Giampaolo Colletti entrevista a Alice Carletti, directora de
Marketing y Ventas de Ferno
de Giampaolo Colletti
@gpcolletti
Photocredit: Giacomo Maestri e Francesca Aufiero
Esta es la historia de un emprendedor, de cuando nadie
utilizaba todavía esta palabra, hoy de uso común gracias al mundo de la
innovación; pero también es la historia de un visionario que fue a América para
hacer una entrevista de trabajo y que, en el fondo, lo que hizo fue traerse
América a Italia: de aquel ansiado encuentro de trabajo, Enrico Carletti salió
con la impresión inicial de que no había ido del todo bien, y sin embargo...
Pero vayamos por partes. En 1995 la multinacional americana Ferno
buscaba un mánager para abrir una filial en Italia y entrevistó a varios
candidatos. Entre ellos, estaba precisamente Enrico Carletti, que pasó la
selección y fundó la sede italiana de la empresa. «Cuando papá empezó la
actividad en Italia todavía no había oficinas, solo un teléfono y un fax, y de un
día para otro vio llegar un tráiler de Alemania que transportaba toda la gama
de productos para vender. Así comenzó todo», cuenta Alice Carletti, directora
de Marketing y Ventas de Ferno. La empresa,
que se dedica a la fabricación y distribución de equipamiento de rescate, tiene
su sede principal en
Wilmington, Ohio, y sucursales de distribución repartidas por todo el mundo:
Australia, Canadá, Italia, Suiza, Japón e Inglaterra. Luego hay una red de
venta de comerciantes autorizados en cada país.
Los clientes son revendedores, montadores —y fabricantes— de
ambulancias, hospitales, Cruz Roja, centros públicos de asistencia, unidades de
rescate en montaña, militares y asociaciones de rescate. En Italia, su volumen
de negocio es de alrededor de 10 millones de euros y su plantilla está
compuesta por 33 personas. Y es esta última la que marca la diferencia. «En el fondo, somos como el ombligo del mundo y durante
las ferias de sector ven a nuestro grupo unido. En una de ellas han definido
nuestro equipo fernomenal. Y así
mismo es», dice Carletti. Para Italia, todo
sale desde Pieve di Cento, un pueblo de seis mil habitantes en la provincia de
Bolonia, en esa franja de tierra que se extiende por las orillas del río Reno.
Una tierra fronteriza, ya que está situada en el triángulo que forman Bolonia,
Ferrara y Módena. «Somos
una comunidad de personas que se conocen desde siempre y tenemos un
ayuntamiento joven y apasionado. Un pueblo pequeño, pero que se hace notar por
lo que es capaz de hacer»,
dice Carletti.
Productos que hacen historia. Pero en esta historia hay algo
más, pues si todo empezó levantando desde
cero una empresa que se ha convertido en una referencia en el sector del
rescate, de Italia fue que salió una idea asombrosa, destinada a revolucionar
el mercado. Aquí es donde nació la camilla de cuchara, hoy vendida en todo el
mundo. Se trata de ScoopEXL y fue inventada y patentada por
Enrico Carletti. Es una evolución de la camilla de
metal, pero está hecha de material plástico y presenta un excelente aislamiento
térmico, además de ser radiotransparente, por lo que permite levantar al
paciente e inmovilizarlo sin generar situaciones críticas. Hoy se
halla en casi todas las ambulancias italianas y de otros países y se fabrica en
el mismo Pieve di Cento. En el fondo, es algo que deja sin palabras: todo sale
de aquí, pero dondequiera que aterrices, incluso en el aeropuerto más remoto
del planeta, se puede ver un grupo de rescate equipado con la ScoopEXL. Después
de todo, las cifras hablan por sí solas: las unidades vendidas a día de hoy son más de 150.000.
«Una vez recibimos la llamada más
rara que recuerdo, era del Centro de Conservación y Restauración La Venaria
Reale. Tenían que ocuparse de una momia que luego iba a ser transportada a
Brasil. Nos preguntaban si una de nuestras camillas podía ser apta para moverla
y hacer el viaje con seguridad»,
cuenta Carletti.
Capital
humano y tecnológico. Productos, servicios y mucha
formación. De ahí la creación de Ferno Academy, que por medio de varios cursos
enseña al personal de rescate la forma correcta de utilizar estos dispositivos.
De este modo, el usuario final aprende a usarlos de manera apropiada. «Durante
estos cursos nos hemos dado cuenta que éramos nosotros los que estábamos
aprendiendo del personal de rescate y que varias veces hemos tenido la
oportunidad de recibir de ellos valiosos consejos y entender mejor sus
exigencias, que son fundamentales para el desarrollo de nuevos dispositivos»,
recuerda Carletti. Los productos nacen en un
departamento de I+D que saca continuamente nuevas ideas. Esta es la fuerza del
capital humano. «Logramos conjugar la tecnología que
estudiamos en función de dichas exigencias. Así es como surgió también la
primera silla motorizada, inventada hace 10 años. Pero no siempre
somos nosotros los que hablamos: la mejor característica de nuestra empresa es
la capacidad de escuchar las necesidades reales que el personal de rescate
encuentra en su trabajo cotidiano», concluye Carletti. Ponerse a la escucha:
esto es lo que hace que una organización sea de veras excepcional.
https://podcast.confindustriaemilia.it/
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