En Zola Pedrosa, en la provincia de Bolonia, hace sesenta y cinco años se creaba una empresa que con el tiempo ha reinventado los métodos de poda con tecnologías avanzadas. Perfil de Campagnola, que empezó fabricando tijeras neumáticas de aluminio en 1964, para luego convertirse, diez años después, en la pionera del uso de tecnopolímeros en su fabricación. Para FARE Insieme, Giampaolo Colletti entrevista a Laura Ferretti, gerente de Campagnola
de Giampaolo Colletti
@gpcolletti
Photocredit: Giacomo Maestri e Francesca Aufiero
Hay sueños
de empresa que se hacen realidad solo si se los saca adelante con
determinación, con pasión, con resiliencia. El que estamos a punto de contar es
un sueño arraigado profundamente en la región de Emilia, pero también
internacional por su visión. Es el sueño de Vittorio Ferretti y de su mujer
Graziella Rondani, fundadores de Campagnola. En un momento os desvelaremos lo
que hay detrás de esta empresa emiliana que ha escalado los mercados
internacionales partiendo de una idea genial, pero antes hablemos un poco de
ese sueño, cuando aún no se había cumplido. Muy pocos medios, tanta fuerza de
voluntad. Además de las ganas de viajar, de descubrir, de crecer. Y de esto se
alimentaba ese sueño, mientras Vittorio, si bien había empezado a trabajar para
un artesano, cada sábado y cada domingo se encerraba en su taller, una especie
de garaje de las ideas. Luego, en 1958, el gran paso. Vittorio decidió hacerse
él también artesano y trabajar por su cuenta. Al cabo de unos años, le llegó la
gran inspiración, que fue como una rampa de lanzamiento de la que sería la
empresa Campagnola: de los Estados Unidos, Vittorio Ferretti importó la idea de
unas innovadoras tijeras neumáticas utilizadas en la poda, fabricadas de metal
y no presentes aún en Europa.
Ideas que
dejan huella. Una ideal genial, pues. Y es que esas tijeras en aquel entonces
constituían un gran avance para la poda manual, pese a ser muy pesadas para un
usuario que pasaba tantas horas en el campo. De ahí surgió Super Star, un mito
en el sector de la poda: las primeras tijeras neumáticas fabricadas de una
materia plástica mucho más ligera que el metal. Una bomba a nivel mundial, una
estrella por su nombre y en los hechos, unas tijeras de las que todavía hoy se
tiene un vivo recuerdo, si bien no se fabrican desde hace años, y con las que
aún hoy se trabaja en algunas huertas y viñas. Esas tijeras, embrionarias pero
revolucionarias, constituyen la identidad de Campagnola: sueños que se hacen
realidad, innovaciones que toman forma, futuro que se hace presente. En los
años noventa llegó el cosechador neumático Olistar y a principios del año 2000,
el cosechador electromecánico que lleva el nombre de la nieta de Vittorio,
Alice, todavía considerado el número uno en el mundo. «A lo largo de estos
sesenta y cinco años, Campagnola ha hecho grandes inversiones y dentro de poco
dará comienzo además la construcción de nuestra tercera planta. Mi padre sigue
aquí con nosotros, en sus valores y en su espíritu empresarial. La familia
continúa gestionando la empresa con nosotras al timón, ayudadas por un equipo
de excelentes directivos internos y unos asesores externos muy válidos. Somos
un equipo motivado, en el que cada cual desempeña un papel concreto y valioso»,
afirma Laura Ferretti, gerente de la compañía. En la actualidad la empresa
cuenta con una plantilla de 62 personas y un volumen de negocio de 24 millones
de euros.
Productos
que miran al futuro. Campagnola empezó como fabricante de equipamiento para la
poda, pero ha sabido mirar también en otras direcciones. «Somos una de las
empresas líderes a nivel mundial también por nuestros equipos para la cosecha
de aceitunas. Recientemente hemos introducido en nuestra gama de equipos
eléctricos una atadora, usada sobre todo en viticultura, y el último terreno
explorado ha sido el de la cosecha de los arándanos, en la que hemos sido los
primeros en proponer un gancho vibrador que la facilita. Nuestros sectores son
la viticultura, la olivicultura, la fruticultura y la floricultura», precisa
Ferretti. Los productos son made in Italy y se renuevan día tras día. Y es que,
si bien en 1964 empezó produciendo tijeras neumáticas de aluminio, tan solo
diez años después la empresa se convirtió en pionera del empleo de
tecnopolímeros para su fabricación. Lo que la guía hacia la innovación son los
clientes, los revendedores e
importadores de máquinas y equipamiento agrícola. «La evolución ha venido
determinada por el progreso tecnológico de los materiales, por las
oportunidades de innovación que el mercado ofrecía, por nuestros conocimientos
técnicos, pero también por las sugerencias que nos han llegado de los usuarios
de nuestros equipos, a quienes pedimos que nos comuniquen criticidades y
posibles mejoras que podemos introducir en los productos innovando la gama»,
dice Ferretti. Su gama de productos consta de equipamientos fabricados con materiales
tecnológicamente avanzados: tecnopolímeros con fibra de carbono, piezas
mecánicas hechas de materiales de alta resistencia, engranajes obtenidos por
microfusión y metales con tratamientos especiales utilizados en campo
automovilístico, componentes electrónicos y baterías de última generación. De
Italia al resto del mundo. Campagnola llega a todas partes con una red de
concesionarios de alcance internacional. «El aspecto central en todo ello son
los clientes, sobre los que se concentra toda nuestra atención. El cuidado de
las relaciones, un rasgo característico en Emilia, es para nosotros más
importante que la venta. No basta con vender. Centramos nuestros esfuerzos en
involucrar a nuestra clientela, y de nuestros clientes nos llega luego la inspiración»,
precisa Ferretti. La joya de la corona es su servicio de asistencia posventa. Y
es que esta empresaria de segunda generación es ella misma quien hace por
escuchar a los clientes, con un récord todo suyo: trescientas llamadas directas
con los clientes en un año, casi una al día. La escucha es un entrenamiento
continuo hacia la excelencia.
https://podcast.confindustriaemilia.it/
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