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FARE INSIEME - Ep. 146 - Didimo Zanetti, los engranajes de Emilia-Romaña que han llevado la innovación por todo el mundo

«Son indispensables las tecnologías y habilidades de gran nivel»

18/09/2023

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En Casalecchio di Reno, en el área metropolitana de Bolonia, a comienzos de los años 50 nació una empresa dedicada a producir y suministrar engranajes para motocicletas. Hoy, ese taller artesano se ha convertido en una industria y produce engranajes destinados a tractores y máquinas agrícolas. Todo se centra en tecnologías muy avanzadas, pero no se hubiera podido poner nada en marcha sin gente competente y apasionada. Para FARE INSIEME, Giampaolo Colletti entrevista a Giovanni Melandri, director ejecutivo de Didimo Zanetti. 

de Giampaolo Colletti
@gpcolletti

Photocredit: Giacomo Maestri e Francesca Aufiero

Hay historias que mejoran con el tiempo, día tras día, engranaje tras engranaje. La que estamos a punto de contar nace bajo el signo del éxito de una empresa familiar, al estilo típico italiano. Todo comenzó en el lejano 1953, con dos hermanos que se convirtieron en empresarios. Hablamos de Augusto y Didimo Zanetti. Tras su aprendizaje en esa escuela de excelencia que es Ducati, decidieron crear su propia empresa y dedicarse a los engranajes. Pronto sus caminos se dividieron, querían producir distintos tipos de engranajes, y Augusto fundó otra sociedad. Mucho tiempo después (corría el año 2000) el hijo de Didimo decidió comprar la empresa a los herederos de Augusto y reunirla bajo el mismo paraguas. Una decisión industrial que se convirtió también en una elección visionaria, una acción que vuelve a anudar los hilos sueltos de un pasado ya lejano. Pero demos un paso atrás.  
Porque en la segunda posguerra los engranajes se volvieron esenciales para poner en marcha a toda Italia.  
Eran los años dorados de la industria motociclista boloñesa, desde Moto Morini a Motori Minarelli, pasando por Ducati y Malaguti. 
Didimo Zanetti comenzó a producir engranajes, que durante los primeros años se destinaron a las transmisiones de las motocicletas.  
Los mercados evolucionaron y la agricultura de los años 60 estaba cada vez más mecanizada. En la provincia de Bolonia, Ferruccio Lamborghini (unos años antes de fundar la empresa de automóviles famosa en el mundo entero) fundó una fábrica que producía tractores, de la que Didimo Zanetti era un importante proveedor.  
Así comenzó la aventura de Didimo Zanetti en el mundo de las máquinas agrícolas, que hoy representa su principal mercado. Desde Emilia-Romaña a todo el mundo. Porque aquello que pusieron en marcha los dos hermanos (y después solo Didimo Zanetti) se convertiría después en un negocio global, capaz de interceptar a los productores más famosos del mundo.  
Nos encontramos en Casalecchio di Reno, localidad de poco más de 35 000 habitantes en el área metropolitana de Bolonia, bañada por el río Reno y orientada en dirección al eje emiliano que desemboca en el llamado «valle de los motores» de fama mundial.  

Los números de la empresa. Hoy, el grupo Didimo Zanetti cuenta con 240 empleados para 50 millones de euros de volumen de negocio en 2022 y un porcentaje de inversión en tecnología avanzada que varía entre los dos y tres millones de euros al año. En realidad, hay muchas cosas. La sede central sigue estando en Casalecchio, con dos plantas que se extienden por una superficie de no menos de diez mil metros cuadrados cubiertos. También hay una tercera planta en Aprilia, en el Lacio, abierta en 2005 y destinada a la fabricación de los engranajes cilíndricos, con otros cinco mil metros cuadrados. Pero, ¿para qué sirven los engranajes cónicos y cilíndricos, de dientes rectos y helicoidales? Estos componentes son el corazón de la transmisión, que transmite la potencia generada del motor a las ruedas. 
«Siempre hemos hecho engranajes de transmisión y al inicio, es decir, a principios de los años 50 y los 60, suministrábamos los productos a la próspera industria motociclista. Con el tiempo nos acercamos al tractor, gracias a Lamborghini, que en aquellos tiempos se dedicaba a la fabricación de medios agrícolas. Por otra parte, en los años 70 y 80 la motocicleta tenía un mercado con grandes fluctuaciones, mientras que el de las máquinas agrícolas siempre ha sido un mercado más estable», cuenta Giovanni Melandri, director ejecutivo de Didimo Zanetti, que entró a la empresa en 2005.  
Se presta una gran atención al cliente y a la evolución del mercado, invertimos continuamente en tecnologías cada vez más avanzadas, pero manteniendo inalterada la máxima atención por el detalle. Hoy, la empresa está al servicio de las aplicaciones más complejas: hablamos de máquinas agrícolas, máquinas de movimiento de tierras, motos de alta gama, pero también coches de competición. Y hay más. Los nuevos negocios miran a las aplicaciones ligadas a las turbinas eólicas y a los vehículos especiales todoterreno. Desde el suministro de los prototipos a la serie, se produce diseñando en conjunto, es decir, con la implicación activa de los clientes. 

Personas y tecnología. Competencias especializadas capaces de marcar la diferencia. En el fondo, esto es lo que distingue a Didimo Zanetti. «Aquí combinamos la experiencia de especialistas altamente cualificados con las mejores maquinarias de producción y con las pruebas dentro de las tres plantas, todas italianas», precisa Melandri. Una proporción en la que las personas y las máquinas se reparten a partes iguales: hay 190 profesionales altamente cualificados trabajando y más de 200 máquinas de vanguardia. Un capital humano que marca la diferencia. Muchas de las máquinas están automatizadas o asistidas por robots, para hacer posible la producción de grandes volúmenes y garantizar el máximo nivel de precisión. Pero es la especialización de las personas la que garantiza el alto nivel de calidad de los productos.  Acciones que permiten que la empresa crezca, escalando nuevos mercados internacionales: de esta manera, hoy se exporta más de la mitad de los productos al extranjero. «En los años 70, los tractores de alta potencia podían llegar a 100 CV. Hoy, los tractores de alta gama superan los 400 CV. Para gestionar los motores de esta potencia, las tecnologías de los engranajes han evolucionado enormemente y la fabricación de estos productos es cada vez más compleja. Para producir estos engranajes son indispensables las tecnologías y habilidades de gran nivel», concluye Melandri. Una vez más, las personas son las que deben guiar esa transformación tecnológica llamada modernidad.

https://podcast.confindustriaemilia.it/

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