En
Formigine, en la provincia de Módena, nació en los años 50 una empresa que se
convirtió en pionera de los productos creados, los servicios ofertados, el modo
de entender el trabajo y la relación con el público. Para FARE INSIEME,
Giampaolo Colletti entrevista a Elena Lancellotti, presidenta de Tellure Rôta
de Giampaolo Colletti
@gpcolletti
Photocredit: Giacomo Maestri e Francesca Aufiero
Esta es la historia de
una rueda que recorre miles de kilómetros por todo el mundo. Una rueda especial
que no se detiene jamás. Una rueda nacida en Emilia-Romaña, esa tierra que
engloba una concentración de excelencias por una mezcla de tecnologías
avanzadas, investigación continua y gente de valor. También está el ecosistema
que impulsa un modo de hacer empresa y, en el fondo, como solemos decir, de
hacer comunidad. Una rueda, como hemos dicho. Un producto simple, pero si la
que se emplea no es la correcta en cuanto a capacidad, deslizamiento,
condiciones climáticas, uso, etc. esa rueda no gira y provoca diferentes
problemas. He aquí la intuición genial: inventar la rueda correcta para el uso
correcto.
La historia de una idea ganadora. La
historia que vamos a contar es sin duda una rueda con un éxito arrollador. Nos
encontramos en Formigine, localidad de treinta y cinco mil habitantes de la
provincia de Módena que se extiende hacia el norte. Aquí, en el lejano 1953,
nace Tellure Rôta. Se trata de la primera empresa italiana y una de las líderes
en Europa en cuanto a producción y venta de ruedas y soportes para uso
industrial, civil y doméstico. Sirve a más de 2000 clientes en 70 países,
gracias a la profesionalidad de 170 empleados cualificados. Su cuota de
exportación es del 60 %. Un producto que parece muy simple, pero que en el
fondo es muy complejo. La producción se lleva a cabo a un kilómetro de Ferrari.
De hecho, son casi vecinas. Y todo esto no es una casualidad. Todo comienza
cuando Roberto Lancellotti abandona la carrera militar y los estudios de
ingeniería para emprender una carrera profesional. Se asocia con Enrico Rota en
una empresa artesanal, precisamente llamada R.O.T.A. Costruzioni Meccaniche,
dedicada a la producción de radiadores para automóviles y piezas de recambio
para Fiat Trattori. Después, en 1953, la empresa se convierte en una sociedad
anónima mediante la adquisición y suscripción de un aumento de capital de la
sociedad de capitales Tellure, cambiando el nombre a Tellure Rota Spa por la
unión de Tellure y Rota. La historia cuenta que, en 1955,
Lancellotti se encontraba en la aduana cuando vio un contenedor procedente de
Alemania que contenía ruedas para carros de hierro fundido revestidas de goma,
extremadamente pesadas. De ahí la idea de diseñar ruedas más ligeras de chapa
moldeada. Dicho y hecho. Poco después comienza la producción de las ruedas de
la Serie 59 con bujes de chapa moldeada, atornilladas con anillas de canal
encadenado de goma maciza suministradas por Pirelli. Posteriormente, a petición
de un cliente, se lanza la Serie 58, similar a la anterior, pero con goma
elástica de marca Sigma. Poco a poco se amplia la gama de ruedas de goma. En 1961,
Lancellotti y su mujer adquirieren las acciones de su socio y registran la
marca Tellure Rôta. La empresa se especializa cada vez más en la producción de
ruedas y soportes, introduciendo también las ruedas de poliuretano y poniendo
en marcha un laboratorio químico para las pruebas de verificación de las
mezclas de poliuretano. Nos
encontramos en los años 80 y hay una gran necesidad de automatizar las líneas
de montaje a través de proyectos concebidos de forma interna para aumentar la
productividad y la constancia de la calidad del producto. Para aumentar la
notoriedad de la marca y fidelizar a los distribuidores, Tellure Rôta se
convierte en patrocinadora de importantes eventos deportivos. Pionera por
definición: en 1990, la empresa introduce el primer CMR. En 2003, elabora el
primer informe de sostenibilidad para la transparencia con respecto a sus
empleados y que hoy ha alcanzado su vigésima edición. En 2006, para contrastar
las importaciones de China, busca mejorar el servicio al cliente e implementa
en el área de producción la «lean manufacturing». En 2015, proyecta una planta
automática para el poliuretano y amplía las unidades de producción con la
adquisición de dos plantas contiguas que permiten operar en la actualidad en
una superficie de quince mil metros cuadrados.
Retrato de la empresa. De la historia al
producto. «Hablamos de cinco mil artículos
en el catálogo que son muy variados porque hay muchísimos usos: pasamos de un
diámetro de 30 milímetros hasta un diámetro de 400 milímetros, con capacidades
que varían entre 10 kg y 4500 kg por rueda y materiales muy variados de la
banda de rodadura, desde el polipropileno hasta la goma, pasando por el nailon
y el poliuretano. Además de ruedas, el diseño también abarca los soportes, que
son fundamentales para unir el carro y el equipo a la rueda y que permiten, por
consiguiente, la manipulación y la maniobrabilidad: son de acero moldeado o de
acero forjado», afirma Elena Lancellotti, presidenta de Tellure Rôta, segunda
generación al mando de la empresa familiar.
Del
presente al futuro. Entretanto,
el tiempo pasa y cambian las soluciones de movilidad entre funcionalidad,
seguridad, eficiencia energética, reciclaje y sostenibilidad. «Nos dirigimos
cada vez más hacia la logística moderna y con las normas de seguridad es
fundamental utilizar ruedas que reduzcan el esfuerzo y mejoren la
maniobrabilidad. Por consiguiente, pasamos de poliuretanos de poco grosor y
duros a otros de gran grosor y más elásticos, de anillas de goma a anillas de
goma reciclada», precisa Lancellotti. Entretanto, Italia supera a Alemania. Un
partido ganado porque esta empresa emiliana juega de forma diferente,
ofreciendo flexibilidad, personalización, escucha. «Adoptamos el software más
moderno para los procesos de concepción, diseño y organización, pero lo que
marca la diferencia son las personas», cuenta Lancellotti. Ya en 1962, Tellure Rota contaba con un
laboratorio con un sistema piloto para probar las mezclas de poliuretano. Hoy,
nuestro TR Lab Test & Research está acreditado desde 2011 en la Red de alta
tecnología de la región de Emilia-Romaña. «¿Nuestro elemento distintivo?
Producir únicamente ruedas y soportes con la mente y el corazón en
Emilia-Romaña, tierra de excelencia mecánica. Trabajo en la empresa desde el
2000, cuando tenía 44 años, y recuerdo sobre todo al inicio el temor de las
elecciones, el miedo de errar. Pero tuve suerte porque siempre he estado al
lado de mi padre y de mi hermana Emanuela, que aún hoy es un pilar
importantísimo de la empresa. ¿Los momentos más gratificantes? Cuando veo a los
colaboradores felices», concluye Lancellotti. Primero las personas, después las
tecnologías. ¡Qué gran lección!
https://podcast.confindustriaemilia.it/
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