En
Pontecchio Marconi, en las primeras colinas de los Apeninos boloñeses, se halla
la primera empresa italiana, por capitales y conocimientos, en la fabricación
de impresoras 3D para metales. Un referente en el sector de la tecnología para
la fabricación aditiva del metal. Así, de una intuición brillante surgida en un
contexto empresarial de familia, se escribe una nueva página de éxito en
mecatrónica. Para FARE Insieme, Giampaolo Colletti entrevista a Ivano Corsini,
gerente de 3D4MEC
de Giampaolo Colletti
@gpcolletti
Photocredit: Giacomo Maestri e Francesca Aufiero
Esta es la
historia de un padre y un hijo que deciden hacer algo grande juntos. Un
proyecto “loco y hermoso”, como ellos dicen. Y es que en 2016, el padre,
Giuseppe Corsini, a la venerable edad de 78 años y con un pasado como piloto de
pruebas en la Fórmula 1, se puso a fabricar el primer prototipo de impresora 3D
para metal junto a su hijo Ivano, quien había tenido esta intuición no mucho
tiempo atrás. Y al final ambos lo consiguen de veras. Así es como nació 3D4MEC.
Un nombre críptico que encierra esa idea genial que está escalando mercados, es
decir, la de una tecnología 3D para la mecánica, aunque todo esto en realidad
casa con el concepto de democratización y, por tanto, con una tecnología válida
en aplicaciones diferentes: aeronáutica, aeroespacial, automoción.
Retrato de
la empresa. Nos hallamos en Pontecchio Marconi, una pequeña pedanía situada al
norte de Sasso Marconi, de quince mil habitantes, en la primera zona de colinas
de los Apeninos boloñeses. Un lugar lleno de vegetación y casi mágico. Y es
que, en el fondo, aquí se anidan historias de empresas que han hecho de la
innovación su rasgo distintivo. Entre ellas está 3D4MEC. La empresa cuenta con
cinco colaboradores y un volumen de negocio de un millón de euros al año, pero
con una previsión que triplica estas cifras, también porque sus clientes se
multiplican: solicitan pruebas, prototipos funcionales, investigación centrada
en nuevas aleaciones y nuevas aplicaciones. A fin de cuentas, se trata de la
primera empresa italiana en cuanto a capitales y conocimientos (con patentes
propias) relacionados con la fabricación de impresoras 3D para metales, que se
ha convertido en un referente italiano en el sector de las tecnologías para la
fabricación aditiva del metal: uno de los primeros fabricantes de impresoras 3D
para metales especializadas en la elaboración del acero y el latón. La ambición
es mucha, y va acompañada de una visión lúcida. «Durante los próximos cuatro
años, apuntamos a convertirnos en líderes del mercado italiano y asomarnos a
los mercados extranjeros, Reino Unido y EE.UU. ante todo. Deseo democratizar y
hacer más práctico y simple el uso de esta tecnología para que pueda hacerse el
hueco que se merece. Quiero introducir el concepto de impresión bajo demanda en
las empresas de automatización y embalaje», afirma Ivano Corsini, la persona al
timón de 3D4MEC. El objetivo es acelerar la producción de los componentes
mecánicos de metal, esto es, acelerar el flujo productivo y el proceso de
comercialización de los productos de las empresas de mecánica. «Hemos ido
buscando la mayor practicidad de la maquinaria y el menor tiempo de
elaboración, sin perjudicar la fiabilidad y replicabilidad del proceso»,
precisa Corsini. Todo empezó en el sector de la mecánica y la mecatrónica en el
lejano 1963. Concretamente, en el primer taller del padre Giuseppe, que acababa
de salir de la Fórmula 1. Con los años, se pasó de los bólidos y los
automóviles fuera de serie, a un marcador telefónico, y entre medias estuvieron
también la señalización ferroviaria, la mamografía y la radiología médica, las
instalaciones para la industria papelera y los sistemas de automatización del
embalaje. «Digamos que cada experiencia sirvió para el proyecto 3D4MEC. No es
broma. Pueden parecer mercados sin relación aparente, pero para nosotros es
siempre tecnología mecánica y electrónica, o mejor dicho: mecatrónica», dice
Corsini. Tras la crisis de 2008, había la necesidad de encontrar una solución
con la que hacer la producción más flexible, fabricando más prototipos de
tamaños y geometrías diferentes más rápidamente que los competidores chinos.
Pero el mercado carecía de soluciones especializadas para la producción de
componentes mecánicos. De ahí, pues, tomó forma 3D4MEC.
Productos de
récord. «¿El secreto? Conocimientos propios y colaboración estrecha con la
Universidad de Módena y Reggio Emilia, junto al profesor Andrea Gatto, uno de
los máximos expertos en fabricación aditiva de Italia. Nace la primera
impresora 3D del mundo capaz de fabricar piezas directamente de latón. Luego
está la primera impresora del mundo especializada en la transformación de
aceros ofreciendo practicidad, flexibilidad y velocidad de producción, además
de la máxima seguridad en la elaboración. Cada impresora se personaliza en
función de las exigencias de cada cliente», dice Corsini. Para este empresario
de Emilia-Romaña, todavía hay demasiada incomprensión acerca de esta tecnología
y en el sector de la industria mecánica aún se piensa que es posible obtener
las mismas cosas que se venían logrando hasta ahora. Pero la comprensión de la
situación está aumentando. Hay que mirar el vaso medio lleno. Después de todo,
el optimismo es la clave para lograr que las cosas ocurran de veras.
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