En Fiorano Modenese, una empresa se está
convirtiendo en líder mundial en soluciones innovadoras y sostenibles en el
sector de la cerámica. Se trata de Iris Ceramica Group: una plantilla de 1.500
personas en todo el mundo con un volumen de negocio de más de 550 millones de
euros. Sus oficinas centrales se hallan en Fiorano, pero tiene plantas de
producción repartidas entre las provincias de Módena y Reggio Emilia más otras
dos en el extranjero, en Alemania y Estados Unidos. Para FARE INSIEME,
Giampaolo Colletti entrevista a Federia Minozzi, directora ejecutiva de Iris
Ceramica Group
de Giampaolo Colletti
@gpcolletti
«Siempre hay
una manera mejor de hacer las cosas». Esta sana obsesión por la excelencia es
el mantra de un muchacho de veinticinco años, natural de la zona de Emilia,
quien, a caballo entre los años 50 y 60, sentía que podía dar más de sí. Se lo
había comentado también, sin éxito, al director del banco donde había empezado
a trabajar justo después de licenciarse en economía, así que el joven Romano
Minozzi decidió dejar aquel puesto fijo en un banco para convertirse en
empresario. Un espíritu libre e innovador, el de Minozzi. Efectivamente, había
pensado en dedicarse a la industria ya en sus años de universidad, pues desde
siempre había sentido el deseo de construir algo. «Siempre hay una manera mejor
de hacer las cosas», decíamos antes. Y eso fue lo que le llevó a fundar, en
1961, en el corazón productivo del distrito italiano de la cerámica, la empresa
IRIS, cuyo nombre decodificado transmitía claramente el planteamiento
industrializador de la misma: Industria Rivestimenti Italiani Sassuolo (industria
de revestimientos italianos de Sassuolo). Nos hallamos en Fiorano Modenese, una
población de dieciséis mil habitantes en la provincia de Módena y situada a las
puertas de Sassuolo, a pocos kilómetros de la célebre Maranello. Es un momento
particularmente vivaz en la vida empresarial de un área que se extendía desde
Módena hasta Reggio Emilia. La evolución de aquella criatura suya fue tan
rápida que siete años después, es decir, en 1968, comenzó a ampliar sus
horizontes exportando a Alemania, Francia y luego a toda Europa. «Siempre hay
una manera mejor de hacer las cosas». Porque en el fondo no basta con hacerlas
bien. Hay que hacerlas a la perfección. Todo ello supone aceptar los cambios,
domar la innovación, no quedarse atrás. Es más: adelantarse a las revoluciones.
No es un caso que ya en 1972 Minozzi hablase de sostenibilidad medioambiental y
lo hiciera escogiendo para la ocasión Piazza Santo Stefano, en el corazón de
Bolonia, para reproducir en cerámica un pavimento que recuerda a los terrones de
la campiña. Un proyecto revolucionario para aquellos años, del que se ocupó
Gianni Sassi y que se convirtió en el escenario de las instalaciones y
actuaciones de veinticuatro artistas y dos músicos (uno de ellos Franco
Battiato).
Nuevos retos
en un mundo que cambia. Mientras tanto, en 1997, entró en juego la segunda
generación, su hija Federica, hoy al timón del grupo. «Aún tenía que terminar
la carrera, pero había empezado a construir una nueva marca que partía de la
tecnología innovadora para el mundo de la cerámica. Hasta entonces, se pasaba
de tener productos técnicos, impecables en cuanto a prestaciones pero
insatisfactorios a nivel de estética, a productos muy hermosos estéticamente
pero más frágiles en cuanto a funciones», cuenta Federica Minozzi, directora
ejecutiva de Iris Ceramica Group, líder mundial en el diseño de soluciones
innovadoras y en la producción y distribución de unos materiales cerámicos
únicos. Corazón emiliano y ambición internacional. El Grupo está presente en
más de cien
países, con
una vocación muy clara: replantear la producción de cerámica con el fin de
mejorar la interacción entre las personas y el ambiente en el que viven, por un
concepto de bienestar más elevado. Aquí la materia adquiere un papel funcional.
«Es señal de un nuevo humanismo industrial, esto es, hacer empresa prestando
una atención especial al bienestar de las personas», precisa Minozzi. Iris
Ceramica Group cuenta con alrededor de 1500 personas en plantilla en todo el
mundo y un volumen de negocio de más de 550 millones de euros. Sus oficinas
centrales se hallan en Fiorano Modenese, pero dispone de seis plantas de
producción repartidas entre las provincias de Módena y Reggio Emilia, además de
otras dos en el extranjero, en Alemania y Estados Unidos. «Buscamos
adelantarnos a la evolución de los estilos de vida, es decir, de los gustos y
las aspiraciones de nuestras clientas y clientes. El equipo de I+D está
continuamente entregado a explorar las posibilidades de expansión de los
límites de aplicación de la cerámica. Los clientes de hoy buscan superficies
funcionales, estéticamente únicas y de excelente rendimiento, todo ello con la
mirada puesta en la sostenibilidad para el medioambiente. Solicitan materiales
con prestaciones que consigan mejorar la calidad de vida, cuidados hasta en los
más mínimos detalles, con propiedades técnicas revolucionarias», precisa
Minozzi. De ahí nacen la tecnología DYS (Design Your Slabs —diseña tus losas—),
las superficies ecoactivas Active Surfaces®, con propiedades antibacterianas,
antivirales, anticontaminación y antiolor, o más aún las superficies
inteligentes con Hypertouch.
El futuro
con la sostenibilidad por bandera. Ir por delante y marcar la diferencia. Para
2025, se pondrá en funcionamiento H2 Factory™, la nueva planta de producción en
Castellarano, en la provincia de Reggio Emilia, alimentada con hidrógeno verde
gracias a un sistema de vanguardia creado a medida por Edison Next. Será la
primera y única en el mundo de este tipo y en ella se fabricarán grandes losas
de cerámica técnica toda masa, que en Iris reciben el nombre de ‘cerámica 4D’,
donde la cuarta dimensión es la sostenibilidad. «Corrían los años 60 cuando mi
padre acuñó pioneramente la ecuación economía=ecología: desde entonces la
sostenibilidad ha formado parte siempre de nuestro ADN. Cada día innovamos con
valentía para hallar nuevas soluciones e infinitas aplicaciones con un material
natural como la cerámica, uno de los más nobles y eficientes, empleándolo de
manera inédita y abriéndolo a diferentes mercados de uso», dice Minozzi. Entre
capital humano y tecnologías innovadoras, esta empresaria emiliana no tiene muy
claro qué es lo prioritario. «Una planta puede construirse, pero la cultura y
la comunidad se crean invirtiendo en las personas y son los activos sobre los
que se yergue la cultura de empresa. La excelencia de nuestro grupo arranca
justo de ellas, que son el motor de la innovación y el recurso más valioso para
el éxito».
https://podcast.confindustriaemilia.it/
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