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FARE INSIEME - Ep. 5 - Vetroresina, la historia del garaje de alta tecnología que se hizo tan grande como el mundo entero

La perseverancia está en el ADN de Emilia-Romaña: primero forja a las personas y después a las empresas

09/11/2021

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«Os cuento cómo nos convertimos en un punto de referencia mundial en la producción de laminados plásticos industriales, manteniendo siempre las raíces en nuestra comunidad». Giampaolo Colletti entrevista para FARE Insieme a Simone Colombarini, administrador único de Vetroresina.

di Giampaolo Colletti
@gpcolletti

Esta historia nace en un garaje, al igual que aquellos icónicos de Silicon Valley. Sin embargo, estamos en la zona oriental de la provincia de Ferrara, concretamente en Masi San Giacomo, con menos de 500 habitantes, la única fracción del municipio de Masi Torello, junto a la carretera provincial 37 que va de Voghiera a Ferrara. Entonces, para decirlo sin rodeos, en Estados Unidos se puede tener éxito, pero todo gracias a ideas brillantes, mucha investigación, capital humano motivado y la idea de no parar nunca. Aunque esta siempre ha sido una bonita historia emiliana de emprendimiento e innovación. Vetroresina es una empresa industrial dedicada a la producción de laminados reforzados con fibra de vidrio destinados a la realización de paneles aislantes para camiones frigoríficos y autocaravanas.. En este caso se trata de laminados plásticos industriales y mucho más. Estructuras caracterizadas por la ligereza, la versatilidad y la resistencia. Se produce en resina de poliéster reforzada con fibra de vidrio, con miras a la personalización.

Una sana perseverancia hacia la innovación.

Estamos hablando de una joya empresarial que en la actualidad factura 55 millones de euros y que exporta sus soluciones a todo el mundo. «Francesco Colombarini veía cómo los productores de vehículos pesados utilizaban un método lento y muy costoso, así que hizo varias pruebas en el garaje hasta que entró en este mercado. En aquella época, el mercado estaba hipotéticamente saturado, pero visitaba a los competidores potenciales y decía: "Vosotros concentraros solo en los camiones, nosotros nos encargamos de los paneles aislantes"», recuerda Simone Colombarini, nacido en 1971, administrador único de Vetroresina. Con una licenciatura con matrícula de honor en ingeniería de los materiales, obtenida en la Universidad de Ferrara, en el bolsillo y las ganas de ponerse siempre manos a la obra. Intentarlo siempre y no rendirse nunca, con la sana perseverancia que conlleva el ADN emiliano y que forja primero a las personas y después a las empresas. Nacen así los paneles para mantener los alimentos frescos, de resina y fibra de vidrio.

De Italia al resto del mundo.

La historia comienza en aquel legendario 1968. A pocos kilómetros de distancia de los centros de la protesta (con Bolonia a la cabeza) había quien trabajaba duro.  Con el tiempo llega el crecimiento exponencial, la llegada a Estados Unidos y a Brasil con la apertura de dos plantas. Precisamente en junio del 2000 se inauguró la planta en el estado brasileño de São Paulo. El objetivo: responder a las necesidades del mercado sudamericano. Ocho años más tarde, fue el turno del nuevo centro de producción en Estados Unidos para gestionar mejor las solicitudes del mercado norteamericano. Hace tres años, se amplió la planta de Italia con cincuenta mil metros cuadrados de nuevos espacios y un aumento del 20 % de la producción total. De esta manera, el garaje de los inicios se convierte en nave industrial, después en fábrica y más tarde en un centro de alta tecnología que hoy da trabajo a cientos de trabajadores en tres turnos, seis días a la semana. Y aquel garaje se hace tan grande como el mundo entero. «El enfoque es el mismo que en el 68, es decir, la cercanía con el cliente para hacer que el producto sea más atractivo. Los clientes saben que pueden hacer solicitudes y que serán escuchados y esta flexibilidad es nuestro punto fuerte. De los inicios queda la base del producto, con una tecnología de trabajo en frío que aún nos caracteriza. Con el tiempo hemos crecido en tamaño y tratando con clientes nuevos, como los propietarios de las autocaravanas, han cambiado incluso las empresas con las que nos relacionamos. Hemos aumentado la capacidad de producción y tratado de industrializar un proceso que inició como algo artesanal, pero sin perder la ventaja competitiva asociada a la artesanía. Hemos industrializado, sí, pero lo manual es siempre importante. Los profesionales que trabajan en mi empresa van más allá de la definición de colaboradores. Nos convertimos en una auténtica familia. La clave está en ponerse a la escucha, fidelizar», cuenta Colombarini. Esto explica la escasa rotación del personal, a pesar de la presencia de profesionales especializados muy demandados en el mercado. Hoy, en la sede italiana (entre Masi San Giacomo y Portomaggiore) trabajan ciento sesenta personas, mientras que treinta se encuentran en Estados Unidos y veinte en Brasil. Recapitulando esta hermosa historia italiana, Colombarini se pregunta sobre la receta del éxito. «Una sola receta sería demasiado sencilla y estaría a disposición de todos. Toda empresa, partiendo de sus propios mercados, se mueve de forma diversa para mejorar los resultados. Siempre hemos apostado por una relación directa con el cliente (comprender sus necesidades y adelantarse a ellas) y para nosotros, que comenzamos a producir laminados plásticos reforzados con fibra de vidrio en el 68, en el mercado de los camiones frigoríficos, la idea de mejorar siempre ha sido una obsesión. Pero para mí en el camino hacia la innovación continua se gana estando siempre juntos en un cambio constante: nada es estático y todo mejora con el tiempo. En los últimos años hemos tratado de entender qué podíamos cambiar en el ciclo productivo y en el producto», recuerda Colombarini.

Especializarse para triunfar.
«Solo producimos laminados planos de plástico reforzado con fibra de vidrio, un material compuesto formado por resina de poliéster y fibras de vidrio. La unión de estos dos materiales permite obtener un producto de grandes características mecánicas y con una excelente resistencia química. El plástico reforzado con fibra de vidrio es muy fácil de trabajar, es difícil de dañar y se puede reparar a bajo coste, con respecto a materiales alternativos. Su forma es la de un rollo con un espesor de entre uno y tres milímetros y su longitud alcanza los 120 metros. Se utiliza principalmente como revestimiento para los paneles sándwich. Nuestros clientes se encuentran principalmente en los mercados de camiones con caja refrigerada y autocaravanas. Por ejemplo, esos camiones frigoríficos que se ven en la autopista han nacido básicamente aquí", dice Colombarini. En Europa hay cuatro grandes productores y hoy su empresa es líder en Italia y está en segundo puesto en el mercado americano. La clave está en ponerse a la escucha y proponer innovaciones: no obstante, la mayoría de las autocaravanas eran, hasta hace quince años, de aluminio. «Empezamos a ponernos en contacto con fabricantes y clientes para animarles a utilizar el plástico reforzado con fibra de vidrio en la construcción de autocaravanas, dándoles un aspecto más automovilístico y como alternativa al aluminio.. Y lo conseguimos». Hacerlo bien también significa hacer el bien en la comunidad en la que se vive. No obstante, en una localidad con pocos habitantes nos conocemos todos y, por ello, Vetroresina apoya al deporte, la cultura y los eventos de la zona. Y, además, la empresa también recurre a proveedores de nuestra zona, es decir, artesanos y empresas con servicios que pueden ser útiles y funcionales para el proyecto, creando un distrito económico local ampliado y virtuoso. También está la mejora de la sostenibilidad medioambiental asociada a la actividad de producción, utilizando fuentes de energía renovables. «Hace diez años instalamos un sistema fotovoltaico en el tejado de la empresa: produce 1,25 megavatios de potencia con tres cogeneradores de energía y nos permite autoproducir alrededor del 50 % de la energía eléctrica empleada. Hemos hecho inversiones para mejorar la tecnología de producción, también con el control de las emisiones de estireno, el disolvente empleado para la producción del plástico reforzado con fibra de vidrio. En 2018 realizamos nuestra inversión más importante: entramos con una participación del 30 % en GEES Recycling de Aviano, una sociedad que se ocupa del plástico reforzado con fibra de vidrio en el final de su vida útil o recuperación. El material no es técnicamente reciclable, pero esta empresa se ocupa de la recuperación del plástico reforzado con fibra de vidrio con un proceso de trituración y uso junto a otros materiales como el poliuretano para obtener un material plástico similar al aglomerado. Se trata de un innovador proyecto para el reciclaje de los residuos industriales, de los productos de plástico reforzado con fibra de vidrio al final de su vida útil y de los materiales termoestables», comenta Colombarini. Esforzarse por encontrar soluciones de recuperación para construir la empresa del mañana. Y entonces, ¿que augura este futuro? «Llegaremos a la distribución automática de las materias primas, a mejorar la recuperación de los residuos. Hoy ya hacemos todo de forma interna y hemos desarrollado nuevas líneas de producción en Italia y en América, apostando por la mejora de las prestaciones desde el cuidado del medioambiente», concluye Colombarini. En el fondo, el futuro ya está presente.

https://podcast.confindustriaemilia.it/

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