«Os cuento cómo nos convertimos en un punto de referencia mundial en la producción de laminados plásticos industriales, manteniendo siempre las raíces en nuestra comunidad». Giampaolo Colletti entrevista para FARE Insieme a Simone Colombarini, administrador único de Vetroresina.
di Giampaolo Colletti
@gpcolletti
Esta
historia nace en un garaje, al igual que aquellos icónicos de Silicon Valley.
Sin embargo, estamos en la zona oriental de la provincia de Ferrara,
concretamente en Masi San Giacomo, con menos de 500 habitantes, la única
fracción del municipio de Masi Torello, junto a la carretera provincial 37 que
va de Voghiera a Ferrara. Entonces, para decirlo sin rodeos, en Estados Unidos
se puede tener éxito, pero todo gracias a ideas brillantes, mucha investigación,
capital humano motivado y la idea de no parar nunca. Aunque esta siempre ha
sido una bonita historia emiliana de emprendimiento e innovación. Vetroresina
es una empresa industrial dedicada a la producción de laminados reforzados con
fibra de vidrio destinados a
la realización de paneles aislantes para camiones frigoríficos y
autocaravanas.. En este caso se trata de laminados plásticos industriales y
mucho más. Estructuras caracterizadas por la ligereza, la versatilidad y la
resistencia. Se produce en
resina de poliéster reforzada con fibra de vidrio, con miras a la
personalización.
Una sana perseverancia hacia la innovación.
Estamos
hablando de una joya empresarial que en la actualidad factura 55 millones de
euros y que exporta sus soluciones a todo el mundo. «Francesco Colombarini veía cómo los productores de vehículos
pesados utilizaban un método lento y muy costoso, así que hizo varias pruebas
en el garaje hasta que entró en este mercado. En aquella época, el mercado
estaba hipotéticamente saturado, pero visitaba a los competidores potenciales y
decía: "Vosotros concentraros solo en los camiones, nosotros nos
encargamos de los paneles aislantes"», recuerda Simone Colombarini, nacido
en 1971, administrador único de Vetroresina. Con una licenciatura con matrícula
de honor en ingeniería de los materiales, obtenida en la Universidad de
Ferrara, en el bolsillo y las ganas de ponerse siempre manos a la obra. Intentarlo
siempre y no rendirse nunca, con la sana perseverancia que conlleva el ADN
emiliano y que forja primero a las personas y después a las empresas. Nacen así
los paneles para mantener los alimentos frescos, de resina y fibra de vidrio.
De Italia al resto del mundo.
La
historia comienza en aquel legendario 1968. A pocos kilómetros de distancia de
los centros de la protesta (con Bolonia a la cabeza) había quien trabajaba
duro. Con el tiempo llega el crecimiento
exponencial, la llegada a Estados Unidos y a Brasil con la apertura de dos
plantas. Precisamente en junio del 2000 se inauguró la planta en el estado
brasileño de São Paulo. El objetivo: responder a las necesidades del mercado
sudamericano. Ocho años más tarde, fue el turno del nuevo centro de producción
en Estados Unidos para gestionar mejor las solicitudes del mercado
norteamericano. Hace tres años, se amplió la planta de Italia con cincuenta mil
metros cuadrados de nuevos espacios y un aumento del 20 % de la producción
total. De esta manera, el garaje de los inicios se convierte en nave
industrial, después en fábrica y más tarde en un centro de alta tecnología que
hoy da trabajo a cientos de trabajadores en tres turnos, seis días a la semana.
Y aquel garaje se hace tan grande como el mundo entero. «El enfoque es el mismo
que en el 68, es decir, la cercanía con el cliente para hacer que el producto
sea más atractivo. Los clientes saben que pueden
hacer solicitudes y que serán escuchados y esta flexibilidad es nuestro punto
fuerte. De los inicios queda la base del producto, con una tecnología de
trabajo en frío que aún nos caracteriza. Con el tiempo hemos crecido en tamaño
y tratando con clientes nuevos, como los propietarios de las autocaravanas, han
cambiado incluso las empresas con las que nos relacionamos. Hemos aumentado la
capacidad de producción y tratado de industrializar un proceso que inició como
algo artesanal, pero sin perder la ventaja competitiva asociada a la artesanía.
Hemos industrializado, sí, pero lo manual es siempre importante. Los
profesionales que trabajan en mi empresa van más allá de la definición de
colaboradores. Nos convertimos en una auténtica familia. La clave está en
ponerse a la escucha, fidelizar», cuenta Colombarini. Esto explica la escasa
rotación del personal, a pesar de la presencia de profesionales especializados
muy demandados en el mercado. Hoy, en la sede italiana (entre Masi San Giacomo
y Portomaggiore)
trabajan ciento sesenta personas, mientras que treinta se encuentran en Estados
Unidos y veinte en Brasil. Recapitulando esta hermosa historia italiana,
Colombarini se pregunta sobre la receta del éxito. «Una sola receta sería
demasiado sencilla y estaría a disposición de todos. Toda empresa, partiendo de
sus propios mercados, se mueve de forma diversa para mejorar los resultados. Siempre hemos apostado por una relación directa con el
cliente (comprender sus necesidades y adelantarse a ellas) y para nosotros, que
comenzamos a producir laminados plásticos reforzados con fibra de vidrio en el
68, en el mercado de los camiones frigoríficos, la idea de mejorar siempre ha
sido una obsesión. Pero para mí en el camino hacia la innovación
continua se gana estando siempre juntos en un cambio constante: nada es
estático y todo mejora con el tiempo. En los últimos años hemos tratado de
entender qué podíamos cambiar en el ciclo productivo y en el producto»,
recuerda Colombarini.
Especializarse para triunfar.
«Solo
producimos laminados planos de plástico reforzado con fibra de vidrio, un
material compuesto formado por resina de poliéster y fibras de vidrio. La unión
de estos dos materiales permite obtener un producto de grandes características
mecánicas y con una excelente resistencia química. El plástico reforzado con
fibra de vidrio es muy fácil de trabajar, es difícil de dañar y se puede
reparar a bajo coste, con respecto a materiales alternativos. Su forma
es la de un rollo con un espesor de entre uno y tres milímetros y su longitud
alcanza los 120 metros. Se utiliza principalmente como revestimiento para los
paneles sándwich. Nuestros clientes se encuentran principalmente en los
mercados de camiones con caja refrigerada y autocaravanas. Por ejemplo, esos camiones
frigoríficos que se ven en la autopista han nacido básicamente aquí", dice
Colombarini. En Europa hay cuatro grandes productores y hoy su empresa es líder
en Italia y está en segundo puesto en el mercado americano. La clave está en
ponerse a la escucha y proponer innovaciones: no obstante, la mayoría de las
autocaravanas eran, hasta hace quince años, de aluminio. «Empezamos a ponernos
en contacto con fabricantes y clientes para animarles a utilizar el plástico
reforzado con fibra de vidrio en la construcción de autocaravanas, dándoles un
aspecto más automovilístico y como alternativa al aluminio.. Y lo conseguimos».
Hacerlo bien también significa hacer el bien en la comunidad en la que
se vive. No obstante, en una localidad con pocos habitantes nos conocemos todos
y, por ello, Vetroresina apoya al deporte, la cultura y los eventos de la zona.
Y, además, la empresa también recurre a proveedores de nuestra zona, es decir,
artesanos y empresas con servicios que pueden ser útiles y funcionales para el
proyecto, creando un distrito económico local ampliado y virtuoso. También está
la mejora de la sostenibilidad medioambiental asociada a la actividad de
producción, utilizando fuentes de energía renovables. «Hace diez años
instalamos un sistema fotovoltaico en el tejado de la empresa: produce 1,25
megavatios de potencia con tres cogeneradores de energía y nos permite
autoproducir alrededor del 50 % de la energía eléctrica empleada. Hemos
hecho inversiones para mejorar la tecnología de producción, también con el control
de las emisiones de estireno, el disolvente empleado para la producción del
plástico reforzado con fibra de vidrio. En 2018 realizamos nuestra inversión
más importante: entramos con una participación del 30 % en GEES Recycling
de Aviano, una sociedad que se ocupa del plástico reforzado con fibra de vidrio
en el final de su vida útil o recuperación. El material no es técnicamente
reciclable, pero esta empresa se ocupa de la recuperación del plástico
reforzado con fibra de vidrio con un proceso de trituración y uso junto a otros
materiales como el poliuretano para obtener un material plástico similar al
aglomerado. Se trata de un innovador proyecto para el reciclaje de los residuos
industriales, de los productos de plástico reforzado con fibra de vidrio al
final de su vida útil y de los materiales termoestables», comenta Colombarini.
Esforzarse por encontrar soluciones de recuperación para construir la empresa
del mañana. Y entonces, ¿que augura este futuro? «Llegaremos a la distribución
automática de las materias primas, a mejorar la recuperación de los residuos.
Hoy ya hacemos todo de forma interna y hemos desarrollado nuevas líneas de
producción en Italia y en América, apostando por la mejora de las prestaciones
desde el cuidado del medioambiente», concluye Colombarini. En el fondo, el
futuro ya está presente.
https://podcast.confindustriaemilia.it/
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