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FARE INSIEME - Ep. 6 - C.P.C., historia de una carrera sin fin en el valle del motor

«La empresa es, por definición, capital humano y las empresas emergentes fueron inventadas en Italia, concretamente en Emilia, y no en Estados Unidos»

11/11/2021

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De un antiguo taller de modelos para fundición artesano nacido en los años 50 a la joya tecnológica líder en el procesamiento de materiales de fibra de carbono. En Módena se encuentra C.P.C. Group, empresa especializada en tecnologías futuristas que trabaja para Ferrari, BMW, Lamborghini, Tesla. En la actualidad cuenta con más de 830 empleados, 4 plantas y una capacidad de producción de 150.000 piezas acabadas al año y es líder en la laminación de componentes de fibra de carbono. Giampaolo Colletti entrevista para FARE Insieme a Franco Iorio, director ejecutivo de C.P.C. Group

di Giampaolo Colletti
@gpcolletti

En Emilia hay empresas que han elegido vivir en el futuro apostando por las competencias de cada persona, por las tecnologías innovadoras e inmersivas, por visiones del mundo que han resultado ser un éxito. Entre ellas está C.P.C. Group. Con raíces sólidas en Módena y la capacidad de mirar lejos. Muy lejos. Un camino completamente emiliano hacia la internacionalización. «Este es nuestro ADN. Con los años hemos desarrollado altas capacidades técnicas que hoy en día nos permiten realizar componentes asociados al sector del automóvil. Estamos especializados en tecnologías futuristas, componentes de fibra de carbono que sustituyen a las partes metálicas: de esta manera se evita la soldadura clásica y se aligera el vehículo para dar espacio a nuevas baterías más sostenibles y eficientes», afirma Franco Iorio, director ejecutivo de C.P.C. Group, empresa adquirida por él y otros tres socios en los años 90 y desde 2017 participada en un 44 % por Mitsubishi. La suya es una trayectoria de modelista mecánico que partió con un diploma del Instituto Fermo Corni de Módena y que le ha llevado a dirigir esta joya modenesa en la actualidad. La empresa desarrolla las culatas del motor Ferrari de Fórmula 1 y los prototipos de Ferrari de carretera, los moldes mecánicos para la fundición de los motores de Lamborghini Aventador, las piezas del nuevo Maserati Mc20 eléctrico y, para Tesla, los alerones de carbono del Model S, con una producción de 18.000 piezas al año, mientras que del BMW M3 es el proveedor único. «Trabajamos con las excelencias, pero nuestro mercado no está dirigido a una reducida élite de consumidores. Estamos desarrollando ideas hipertecnológicas en ámbitos que dominarán en el futuro entre un amplio rango de personas que no necesariamente quieran ni tengan que comprar un superdeportivo. De hecho, el futuro ofrecerá un acceso más democrático a la tecnología, y tendremos una disponibilidad generalizada de coches con motor eléctrico, algo que era impensable hace sólo unos años. Estoy hablando del automóvil de conducción autónoma y que se puede usar con una sencilla aplicación desde un teléfono inteligente. Por ejemplo, estamos haciendo todo esto para el mercado americano», precisa Iorio.  

Del pasado al futuro.
Esta es, en el fondo, la historia de una carrera sin fin, como esos automóviles que emocionan cuando son vistos con los motores rugiendo en las pistas. La empresa nace en Módena en 1959. En aquella época, la zona en su conjunto representaba lo que se conocía como un milagro económico. «En Estados Unidos estaban las empresas emergentes, aquí, por el contrario, los artesanos experimentaban sin parar. C.P.C. nace con tres socios fundadores. Las empresas emergentes se inventaron en Italia, precisamente aquí, en Emilia, no fueron los americanos. Hasta los años 90 tuvimos pocos empleados, pero ahora hemos crecido. Hasta 2025, tenemos una previsión de crecimiento de hasta dos mil personas», dice Iorio. Y pensar que todo nace de una pequeña empresa artesana en la que se creaban modelos para fundición, realizados únicamente por la mano experta del modelista que cepillaba y trabajaba la madera para plasmarla en una pieza única. Después, la radical transformación que lleva al vértice de la dirección de la empresa a los socios más jóvenes. En la actualidad, la empresa cuenta con más de 830 empleados, 4 plantas y una capacidad de producción de 150.000 piezas acabadas al año y es líder en el recubrimiento galvánico de productos fabricados mediante la técnica de prototipado rápido y en la laminación de componentes de fibra de carbono con partes metálicas colaminadas. Es en la investigación y desarrollo que se entrevé esa idea de futuro: 3 millones de euros de inversión al año y decenas de recién licenciados que entran a la empresa en los diferentes ámbitos. «Un centro de formación. En nuestra empresa necesitamos diferentes figuras: partiendo desde el diseño y llegando a la realización. También está la parte del moldeado de los componentes laminados y los mecanizados, el barnizado en dos plantas y, después, el ensamblaje final del vehículo», dice Iorio. Una construcción de la A a la Z. Partiendo de una geometría 3D podemos suministrar la pieza acabada y barnizada, lista para ser montada en el vehículo. Detrás de este tipo de proyectos hay una visión adelantada a su tiempo, vinculada al ahorro energético y que pasa por la valorización de la fuente de energía eléctrica, lo que permite reducir el tráfico urbano y disminuir la contaminación en las ciudades. «Estos productos de alta tecnología llevan de nuevo al centro a las personas en los contextos en los que habitan. Pero no estamos hablando de un futuro lejano. Para 2024 se estima la salida al mercado, con una producción de 15.000 vehículos al año. Cuando todo esto esté en marcha, en nuestros centros trabajarán entre mil y dos mil personas más», recuerda Iorio.  

People-first.
Estar preparados para el futuro, partiendo de las personas que en realidad deben idear, construir, ensamblar, prototipar y realizar ese futuro. Un futuro que nace en los futuristas talleres emilianos, pero que hunde sus raíces en la cabeza de los profesionales comprometidos en este camino. «Lo recuerdo siempre: la empresa es, por definición, únicamente capital humano. El resto son solo elecciones tecnológicas sobre aquello que puede ofrecer el mercado», afirma Di Iorio. Es el valle del motor que produce innovaciones y talentos. El capital humano representado por profesionales del mañana es el principal activo para superar los desafíos de un mundo en transformación: un modelo que se concreta con el nuevo personal contratado que llega del Departamento de Ingeniería Industrial de la Universidad de Parma. La empresa está a la cabeza en el proceso de los compuestos y en la mecánica de precisión. Todo el proceso de producción de desarrolla por completo de forma interna e incluso está aquí la estación 3D robotizada para el acabado del material preformado. Tecnología, pero también un corte a medida para trabajar en el nicho de mercado de las ediciones limitadas: es aquello que aúna el trabajo que une a la artesanía con el cuidado por el detalle.  «Nos hemos impuesto hacer la gama más alta con todo aquello que nos rodea. La excelencia no es accesoria, sino una parte integrante del camino de la innovación. Trabajamos con acabados de precisión, detalles increíbles de elementos estéticos y funcionales», precisa Di Iorio. También se trabaja en la nueva sede, con aparcamientos dotados de columnas de recarga, gimnasio, comedor, un espacio abierto como área de ingeniería, jardines interiores, aulas para cursos de formación de montaje y laminación.  

La fuerza de la cocreación.
Consiste en realizar a gran escala estructuras ligeras y superligeras en moldeo por compresión de fibras de carbono, unidas a las técnicas más modernas de procesamiento de los materiales compuestos para la elaboración de las partes mecánicas con estudios de simulación que van desde el análisis de colabilidad a la predicción de la caracterización mecánica del componente. Una especialización que se une a una personalización avanzada. «De aquí nace la estrecha relación con el cliente: la actividad se ve en conjunto con el propio cliente para la evolución del proyecto, un codiseño para completar el proyecto. El camino del éxito es únicamente aquel en el que el cliente entra a formar parte de una actividad conjunta. Trabajamos con el reloj adelantado unos años. Cuando el cliente se dirige a nosotros con un deseo, nosotros ya hemos estudiado y desarrollado la solución al problema y, normalmente, somos nosotros los que sugerimos aquello que hace falta, incluso antes de que nos lo pidan», cuenta Iorio. La sostenibilidad también forma parte de este trabajo con la bicicleta de fibra de carbono. Pero en el futuro está el suministro de aspas para los taxis voladores de Wisk, empresa conjunta que está trabajando para las furgonetas eléctricas de Rivian. El futuro corre rápido, pero ya está entre nosotros.

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