Un supermercado de París, un túnel de lavado de Los Ángeles, un campo de trigo al sur de Kiev. Hay una empresa de Módena líder en bombas agrícolas, industriales e hidrolimpiadoras que une al mundo entero. La historia de Annovi Reverberi y de una genial idea que acabó siendo una empresa. Para FARE Insieme, Giampaolo Colletti entrevista a Mario Reverberi, director ejecutivo de Annovi Reverberi.
di Giampaolo Colletti
@gpcolletti
Si esta empresa fuera un color,
sería el verde. Verde como la esperanza, con una visión optimista que mira al
futuro desde su nacimiento, en el lejano 1958. Verde como los campos del mundo
en los que lidera el producto de la idea modenesa, unido a mucha investigación.
Verde como el primer proyecto realizado un año después de la fundación: la
bomba de membrana llamada Urania. Si esta empresa fuera una ciudad, sería un
supermercado de París, un túnel de lavado de Los Ángeles, un campo de trigo al
sur de Kiev. Latitudes y longitudes diferentes unidas por la excelencia
emiliana y por una bomba Annovi Reverberi.
Partir
desde las personas.
Líder en el mundo desde
hace setenta años. Las raíces se remontan a 1958, cuando Umberto Annovi y
Corrado Reverberi decidieron abrir su primer negocio, apostando por las bombas
para el deshierbe y la irrigación en agricultura, para después pasar a las
bombas industriales y, desde los años ochenta, a las hidrolimpiadoras de alta
presión. La típica historia ligada a la posguerra, cuando cerraban las grandes
fábricas metalmecánicas ancladas al pasado y nacía una nueva y brillante
generación de emprendedores. Un tiempo de redención y perseverancia, de sueños
que se hicieron realidad, de trabajo continuo. En 1958, hicieron lo propio
Annovi y Reverberi poniendo en marcha la empresa de bombas e irrigadoras, más
adelante industriales e hidrolimpiadoras, buque insignia de la metalmecánica
emiliana. Hoy, la agricultura de alta tecnología en el sector de las bombas
puede presumir de una firma emiliana y Annovi Reverberi es la primera en el
mundo de las máquinas agrícolas. Pero es fácil decir tecnología. Aquí la
diferencia siempre la han marcado las personas. «Las empresas están formadas
por mujeres y hombres, y con nuestro equipo siempre hemos mantenido una
relación muy abierta. Por otra parte, tenemos la suerte de estar en una zona en
la que se encuentran personas con una gran capacidad desde el punto de vista
técnico y directivo. La comunidad es la mayor oportunidad que un emprendedor se
puede encontrar. Nosotros contamos con diseñadores cualificados, una cadena de
capital humano con vocación técnica. Y siempre hemos intentado salvaguardar el
territorio, incluso en la nueva sede, con consumos energéticos inferiores y
mayores prestaciones. Hoy consideramos que hemos creado una empresa donde las
personas trabajan bien, lo que se demuestra en la baja rotación que tenemos. Y
también porque no superas los retos más difíciles si no cuentas con las
personas correctas»,
cuenta Mario Reverberi, director ejecutivo junto a su hermano Stefano. La
empresa cuenta con 213 millones de euros de ventas consolidadas en 2020, 600
empleados, entre los cuales hay 150 técnicos y comerciales en las filiales y
tasas de crecimiento con porcentajes de tres dígitos, con filiales en el
extranjero y 8 empresas controladas en diferentes regiones de Italia y del
mundo.
De
Italia al resto del mundo, ida y vuelta.Un
mundo que se hace pequeño como una naranja. Están la filial americana en
Minneapolis, la de Memphis, la presencia industrial en China en la planta de
Shanghái controlada al 100 % y dirigida por gestores de Módena. Por otra parte,
aquí, el municipio ha decidido apostar por Annovi Reverberi, adquiriendo bombas
de pistones de motor hidráulico. Hablas de Módena, pero miras al mundo entero.
Hoy, el 87 % de la facturación está destinada a la exportación, con una
venta en más de 100 países. Llegar antes que el resto, como pioneros. Y marcar
el camino. «El
mercado impone estrategias internacionales. Ya desde 1990 con la filial
americana fuimos precursores y, en aquel tiempo, esta elección resultó un
éxito, una apuesta ganada gracias a un equipo especializado y competente», precisa Reverberi. Una
empresa trotamundos desde su nacimiento. Ya que después de tres años, en 1962,
para ser precisos, llegaba el primer cliente fuera de las fronteras nacionales.
«A mediados de los años 80, con el nacimiento de las hidrolimpiadoras, vivimos
un momento inolvidable porque pudimos confirmar que apostar por la calidad y la
innovación era la respuesta ganadora. Todos los años destinamos el 3 % de
nuestra facturación a la investigación y desarrollo, apostando por nuestro
centro de investigación, por proyectos e ideas que parten siempre desde aquí»,
recuerda Reverberi.
Entre tradición e innovación.Mirar al pasado con respeto y al futuro con curiosidad, sin detenerse
jamás. Así nace la última invención en Annovi Reverberi: se trata de la nueva
bomba de alta presión CR 1000 dedicada al fundador, Corrado Reverberi, con una
presión de hasta 1000 bar y características únicas. Pero también se han hecho
importantes innovaciones en los otros dos sectores: agricultura y limpieza. «En nuestro pasado está la certeza de haber tenido siempre
un producto de calidad, en nuestro futuro está el deseo de experimentar y de no
detenerse. El área de agricultura ha cambiado porque las máquinas ahora son más
sofisticadas, eficientes. Hemos vivido la llegada de la electrónica a la
agricultura, con grupos de control y máquinas agrícolas conectadas entre ellas,
con un mayor control para la seguridad, eficacia, eficiencia. Un camino de
continua innovación del producto y de ampliación, a través de la adquisición de
otras empresas que nos ha llevado a ser lo que somos», precisa Reverberi. La planta de Bomporto, más que un
centro logístico, es la sede del área de hidrolimpiadoras profesionales. En la
planta de Módena están activas las líneas de productos de las áreas
relacionadas con agricultura e industria, con robots y almacenes verticales.
Con patentes propias, hoy la empresa fabrica también una hidrolimpiadora con
doble electrobomba y doble uso y también la primera hidrolimpiadora con doble
lanza que lava y nebuliza, útil para, por ejemplo, desinfectar las tumbonas de
las playas. «Siempre hemos intentado hacer productos medios-altos, apostando
por la calidad, por el control detallado de los proveedores y de la cadena de
suministro. Hoy, las necesidades del cliente aún se centran en la solicitud de
productos nuevos, de fácil mantenimiento, con tiempos de entrega rápidos, con
un servicio de posventa correcto y, por tanto, con una asistencia
generalizada», dice Reverberi. Los retos de un mercado cada vez más competitivo
se superan gracias a la síntesis de éxito entre personas y máquinas, entre
capital humano y capital tecnológico. «Ambos elementos son relevantes, aunque
el factor humano siempre marca la diferencia. Ya que sin personas competentes y
cualificadas, aún con las máquinas más eficientes, no hay nada que hacer». El
ser humano siempre está antes que la tecnología para diseñar las nuevas piezas
del futuro.
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