De Bolonia y Rávena al resto del mundo. Competencias verticales, tecnologías evolucionadas, mucha investigación y soluciones escalables. Aquí están las claves del éxito de Endura, reunidas en nuevos procesos sintéticos patentados. La empresa líder en principios activos y sinérgicos para insecticidas invierte de media más del 7 % de su volumen de negocio en investigación y desarrollo. Para FARE Insieme, Giampaolo Colletti entrevista a Marianna Vollaro, directora ejecutiva de Endura Spa.
di Giampaolo Colletti
@gpcolletti
Apostar por la química, pero por aquella
ecológica, eficiente, sostenible. La química que crea valor y que nos ayuda a
construir un futuro mejor. Y en el mundo hay una firma italiana, en concreto,
de Emilia-Romaña, que tiene esta idea de química que marca la diferencia. Se
trata de Endura SpA, empresa que desarrolla, produce y vende principios activos
y sinérgicos para insecticidas domésticos y para la salud pública desde hace
más de cincuenta años. Sede en Bolonia, actividad de investigación y desarrollo
en Rávena y plantas de producción entre Italia y la India. El equipo está
formado por 130 empleados con una edad media de 40 años, unas ventas consolidadas
de aproximadamente 60 millones de euros para un mercado global que abarca 65
países y un crecimiento constante del + 7 %, con una duplicación
desde 2018 del + 15 %. «Somos conscientes de que estamos en un
mercado que vale 500 millones de dólares y tenemos una cuota de mercado del
15 %. Nos enfrentamos a un gran coloso japonés. Pero David a menudo vence
a Goliat», afirma con orgullo Marianna Vollaro, directora ejecutiva de Endura.
Esta emprendedora con formación económico-financiera y madre de tres hijos, ha
vivido desde la infancia entre ampollas y matraces gracias a su abuelo,
fundador de la empresa. Tras licenciarse, estuvo en el extranjero, en Estados
Unidos principalmente, y regresó a Italia en 2013. «Estoy orgullosa de haber
empezado desde abajo, remangándome y yéndome fuera. Se crece, sobre todo,
poniéndose a prueba. Mi abuelo decía siempre que es más fácil crear y alcanzar
el éxito que mantenerlo. Y yo lo tengo presente a diario».
Investigación
sostenible. Ser especialistas en el sector de los
principios activos y sinérgicos para insecticidas, apostando por la
sostenibilidad. «En este caso, hemos podido encontrar una alternativa ecológica
al anterior proceso de producción. Nuestra continua búsqueda de innovación ha
llevado a numerosas patentes de nuevos insecticidas y sinérgicos, así como de
tecnologías de formulación y de proceso», precisa Vollaro. Competencias
verticales, tecnologías evolucionadas, mucha investigación y soluciones
escalables. Aquí están las claves del éxito de Endura, reunidas en nuevos
procesos sintéticos patentados y con acuerdos de distribución a largo plazo con
diferentes gigantes. La empresa
invierte de media más del 7 % de su volumen de negocio en investigación y
desarrollo y en el centro de excelencia trabajan a tiempo completo 22 personas,
entre técnicos y científicos de datos. «La química es fundamental, pero hoy en
día la investigación se refuerza con diferentes experiencias disciplinares.
Para nosotros, la sostenibilidad no es un eslogan, sino una investigación
continua en la que trabajamos desde siempre. Se expresa en nuevas moléculas más
eficientes y con un menor impacto: de hecho, significa poder utilizar menos
principios activos y ser más sostenibles», dice Vollaro. Nunca se deja de
apostar por la investigación. Incluso en los tiempos delicados y excepcionales
de la emergencia sanitaria, Endura ha llevado a cabo un nuevo proceso de
microencapsulación a través de liposomas para hacer que los agentes naturales,
que por definición son fotolábiles, sean duraderos y eficientes contra factores
exógenos. «Se trata de la investigación sobre los principios activos naturales:
en este sentido, este año hemos realizado una patente relacionada con
nanotecnologías y la microencapsulación de la molécula sin plásticos, sino con
liposomas naturales, es decir, grasas naturales y con una liberación gradual a
lo largo del tiempo. De este modo, también tratamos de diseñar el futuro». Hace
más de veinte años, Endura ideó un proceso innovador para la producción del
PBO, abandonando el uso del aceite de sasafrás, para cuya producción era
necesario talar árboles de tronco alto. De esta manera, la química acude al
rescate del medioambiente. «Mi abuelo, que era un visionario, pensaba a finales
de los años 90 que el diseño industrial debía ser sostenible por definición. La
química también puede hacer mucho por la agenda ligada a los Objetivos de
Desarrollo Sostenible elaborados por la ONU, llegando a producir menos desechos
y optimizando los consumos. También el proceso se hace sostenible: de hecho,
estamos apostando por la innovación de proceso, es decir, por ser cada vez más
ecológicos. Llegaremos a definir y patentar dos nuevos procesos ecológicos
antes de finales de 2023, con una inversión de aproximadamente 10 millones de
euros», dice Vollaro.
De
seguidores a líderes. Pero en esta historia no hay
solo laboratorios de investigación, plantas de producción, competencias
verticales en un sistema. Hay algo más. En esta historia se vislumbra la visión
de una empresa que escala los mercados, que escucha y que se replantea su
propia gestión y sus propios procesos. Un cambio cultural, no solo
infraestructural, que marca la diferencia. «Desde el 2000 hemos afrontado un
cambio de paso y nuestros números representan la evolución que hemos vivido.
Primero, solo vendíamos moléculas, hoy somos líderes que trabajan por promover
soluciones clave en mano. Hemos pasado de seguidores a innovadores, manteniendo
siempre al cliente en el centro del proyecto. En los últimos años hemos
investido mucho con una investigación que mira a escenarios a medio-largo
plazo, incluso a quince años», cuenta Vollaro. La innovación continua y el
trabajo de equipo son los pilares. ¿Pero cómo ponerlos en práctica? «Es una
interacción continua y en la investigación se tiene en cuenta el error, se
procede con intentos y, solo así, se innova. En la base está la libertad de
pensamiento, unida al proceso riguroso de selección y de armonización con las
estrategias del grupo. Las ideas constructivas nacen también de los errores»,
precisa Vollaro.
Capital humano, plantas
innovadoras, sentido de comunidad y cultura de valores: la fuerza está en la
mezcla de estos elementos. «La tecnología es ese elemento que nos permite
afianzarnos, pero no se debe perder nunca la unión con la comunidad. Es por
ello que correspondemos al con territorio becas de estudio vinculadas a la
química industrial, con la participación del Instituto Técnico Industrial
Estatal de Rávena. Creo mucho en la formación y por ello imparto lecciones a
estudiantes de educación científica en institutos y centros de enseñanza
secundaria. Tenemos que hacer que los jóvenes se apasionen por las materias
científicas». En Endura, también hay un proyecto de cocreación generalizada a
todos los ámbitos de la empresa. Se llama «Stage & gate»: los colaboradores
pueden aportar sus ideas y estas se examinan detenidamente. «No todas pasan,
pero las que están en línea con la visión estratégica y tecnológica se llevan a
cabo y se desarrollan. Los colaboradores, que son el alma en la que se basa la
empresa, de esta manera, se sienten en el centro de la empresa». Hay otro
elemento fundamental que aflora de las palabras de Vollaro: para generar
innovación no hace falta seguir líneas previsibles, sino que hace falta experimentar
más allá de los esquemas. Y no conformarse jamás.
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