Tecnología avanzada y pasión artesana, pero por encima de todo, las personas, que son las que marcan la diferencia. Historia de la sociedad fundada hace setenta años con base en Formigine, en la provincia de Módena, y que hoy cuenta con 50 profesionales y un volumen de negocio de 8 millones de euros. Para Fare Insieme, Giampaolo Colletti entrevista a Paolo Golinelli, director ejecutivo de Golinelli Srl
di Giampaolo Colletti
@gpcolletti
Todo
surgió en un garaje, como en las icónicas historias americanas de emprendedores.
Pero aquí además hay de por medio cientos de kilómetros andados pedaleando sin
descanso, recorridos por el infatigable papá Guglielmo Golinelli en el lejano
1951. En aquella época, este joven emiliano de veintiún años, apasionado y
ambicioso, salía cada día de Medolla, al norte de Módena, en dirección a
Formigine, al sur de Módena. Cuarenta kilómetros sobre los pedales y unos
sueños bien guardados en un cajón, que con el tiempo acabaría abriéndose. «Papá
empezó desde cero para construir esta empresa de éxito. Por entonces, la
máquina de imprenta era de pedales, no eléctrica. Una máquina hoy considerada
de época, pero que en aquellos tiempos era un concentrado de innovación en el
proceso de producción. Pese a todo, desde Gutenberg en adelante, el papel
impreso ha sido siempre central, y lo sigue siendo, si bien hoy día el mercado
está totalmente fraccionado. Nosotros, con el tiempo, hemos hecho inversiones
para ennoblecer nuestro producto, que está cambiando, pues a fin de cuentas la
información la puedes sacar de varios sitios de manera rápida, oportuna, a
través de varios canales», nos cuenta Paolo Golinelli, administrador único de
Golinelli Srl. La sede central de la sociedad se halla en Formigine, un pueblo
de algo más de treinta mil habitantes a tres kilómetros de Maranello, a cinco
del distrito de la cerámica de Sassuolo y a diez de Módena, el cual forma parte
de la Unión de Ayuntamientos del distrito cerámico, y no cabe duda de que la
cerámica tiene algo que ver con esta historia. Pero vayamos por partes. En la
empresa, que hace poco ha pasado a llamarse B-Corp, hoy trabajan 50
profesionales, con un volumen de negocio que, con anterioridad a la crisis
debida a la pandemia, rondaba los 10 millones de euros. «Con la pandemia hemos
pasado a 7 millones de euros y en 2021 hemos cerrado las cuentas a 8 millones.
Es un resultado del que me siento orgulloso. La llegada del virus ha cambiado
la forma de comunicar: en la práctica, a la innovación tecnológica continua y
constante se le ha sumado otra forma de relacionarse con las personas», precisa
Golinelli.
Personas,
tecnologías, servicios. El distrito de la cerámica, decíamos
antes. La empresa ofrece narrativa multiplataforma para este sector, trabajando
para Graniti Fiandre, Marazzi y Mutina. Luego está el ramo de la automoción,
una excelencia que desde esta tierra punta su mirada hacia el mundo entero.
Golinelli se encarga de la comunicación impresa para marcas como Ferrari,
Lamborghini, Maserati y BMW, y a través de su oficina francesa trabaja para Citroen
y Peugeot. Pero también están las firmas del sector del lujo a nivel
internacional, entre otras: Louis Vuitton, Roger Vivier y Bell & Ross.
«Intentamos dar a nuestros clientes la piece
of mind: nos haces un encargo y nosotros, además de hacerlo en los plazos
acordados, te ofrecemos un servicio a medida. En el fondo somo unos sastres del
papel: hemos mantenido a lo largo de los años la importancia del esmero en lo
que hacemos, con la intención de que el mundo sea un lugar más bello», dice
Golinelli. La sociedad, pues, ha ampliado sus servicios, ofreciendo además los
complementarios al producto impreso. Tecnología avanzada y pasión artesana, en
un equilibrio que narra la evolución de la industria gráfica. Para Golinelli,
la tecnología y las personas son centrales, pero el ser humano aporta ese algo
más: el cuidado de los detalles. Como impresores, la sociedad ofrece el
servicio de preparación de la impresión: se trabaja en el color con coherencia
y visión, un servicio que adquiere un valor intangible para los clientes. «Con
este espíritu hemos dado vida a otros servicios: para el ramo de la cerámica en
particular diseñamos el catálogo de la nueva serie, o bien el maletín de
cartonería, que encierra, como en un cofre, todos los elementos publicitarios. Dedicamos mucho tiempo a la investigación, experimentando
infinitas combinaciones entre tipos de papel, tecnologías y acabados
especiales. Invertimos constantemente para reducir elimpacto ambiental con el
uso de energías renovables, papel FSC y libre de emisiones, así como reduciendo
al mínimo los componentes químicos y los retales de producción», dice
Golinelli.
La máquina del
tiempo. En el fondo, el manifiesto programático de esta empresa
tan local, al tiempo que internacional, mira, así es, al futuro, pero
capitalizando el pasado. Porque no puede haber un mañana sin comprender lo que se hizo ayer y sin trabajar lo mejor posible hoy. Así es como en 2008 nació Golinelli History. «Sobre la base de
nuestra experiencia en la elaboración de ficheros informáticos, hemos dado vida
a esta actividad de digitalización de los archivos históricos de empresa,
valorizando la historia de grandes y pequeñas firmas. Para Maserati, desde hace
más de diez años, vamos a su archivo, tomamos los diseños, las cartas, los bocetos,
y digitalizamos todo, transformando el papel en ficheros informáticos. O bien
hacemos contemporáneas antiguas diapositivas desgastadas por el tiempo. Para
Barilla, digitalizamos los viejos documentos, incluidas las deliberaciones de
los consejos de administración, que cuentan la historia de la empresa.
Documentos extraordinarios que marcan una época. En el fondo, hacemos revivir
el pasado», dice Golinelli.
Un
auténtico taller creativo de proyectos y productos, donde las ideas se
convierten en lenguajes visuales, formas, signos, colores. «Nuestra competencia
reside en el desarrollo de soluciones visuales de manera inédita. Nos
encargamos de la elaboración y organización de los contenidos, las búsquedas
bibliográficas, la maquetación y la línea gráfica, hasta llegar a la impresión
final. Desde catálogos expositivos de muestras de arte a recopilaciones de
fotografías, a la historia o a la información: aceptamos los retos con la idea
de llevar a cabo una labor profesional», puntualiza Golinelli.
Bienvenidos a una máquina del
tiempo. La empresa, que ha cumplido setenta años de vida, echa, pues, la vista
atrás y, al mismo, mira hacia delante. «Hoy asusta ver las innovaciones que hay
en el mercado. Ha cambiado la manera de comunicar y es por eso que hay que interpretar
el mercado teniendo en cuenta todas las novedades posibles, pero de forma
objetiva, lúcida, sin agobios. Además hay que basarse no tanto en las
decisiones de empresa del pasado, sino en su interpretación, tratando de
enmarcarlas en su tiempo para su comprensión. Los pasos que habrá que dar en el
futuro se ponen cada vez más duros. Se tiende a banalizar las cosas. Hoy se
quiere tenerlo todo y enseguida, y a menudo lo primero que se mira es el
precio. Pero nuestro objetivo es hacernos buscadores de valor, apostando por la
atención y el cuidado de los detalles». Buscadores
de valor: una definición con aromas del pasado, pero con una fuerte
perspectiva de futuro.
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