En Emilia-Romaña, nació hace más de trece años una experiencia única en Italia y entre las pocas en activo en el mundo. La red está formada por veintiún empresas socio-sanitarias regionales, casi dos millones de ciudadanos y gestiona un volumen de negocio total de 344 millones de euros. Para FARE INSIEME, Giampaolo Colletti entrevista a Averardo Orta, fundador y director ejecutivo de Colibrì.
di Giampaolo Colletti
@gpcolletti
Hay una antigua fábula africana, hoy patrimonio
colectivo, que resume muy bien la historia que vamos a contar. Durante un
incendio en el bosque, mientras todos los animales escapaban, un colibrí volaba
en sentido contrario con una gota de agua en el pico. «¿Qué estás haciendo?»,
le preguntó el león. «Voy a apagar el incendio», respondió el colibrí. «¿Con
una gota de agua?», rebatió el león. Y el colibrí, continuando el vuelo,
respondió. «Yo hago mi parte».
Cuánta contemporaneidad hay en estas palabras.
Como aquellas elegidas a principios de 2021, tras un año de pandemia, por el
Foro Económico Mundial. «Nadie se salva por sí solo»: este es el trasfondo para
hablar de los tiempos delicados que estamos viviendo. «La pandemia ha
demostrado que ninguna institución ni persona puede afrontar por sí sola los
retos económicos, medioambientales, sociales y tecnológicos de nuestro mundo
complejo e interdependiente. Por esta razón, durante estos años, la creación de
impacto y la definición de las políticas de colaboración son necesarias», se
lee en el manifiesto de Davos. Trabajar en equipo para afrontar de la mejor
manera posible los retos y superarlos. Es lo que hace a diario, desde hace
trece años, el consorcio Colibrì, que incluye a veintiún empresas del
sector de la sanidad y de los servicios sociales. La unión hace la fuerza
porque juntos se puede contar realmente más. Y esto es válido para la
optimización de las adquisiciones, para la gestión eficiente de las
prestaciones, para la formación de los operarios. Los establecimientos que
forman parte de Colibrì operan dentro de servicios integrados, unidos por la
voluntad de cuidar de las personas de la mejor manera posible. Pero cada
empresa tiene su historia y experiencia propias, una capacidad de organización
y gestión específica, una misión que cumplir en base a sus competencias. Ante
todo, estas empresas comparten una visión común de la forma de hacer negocios,
centrada en la ética de los comportamientos y en la responsabilidad social
hacia el territorio y las partes interesadas. «Es una experiencia sin igual en
nuestro sector. Nos dedicamos a los servicios socio-sanitarios personales, una
actividad muy compleja con un componente tecnológico muy alto y con una enorme
cantidad de recursos humanos empleados. No basta solo con la tecnología. Es
necesaria la empatía, y por ello nosotros tenemos alta tecnología y contacto
personal»,
afirma Averardo Orta, fundador y director ejecutivo del consorcio Colibrì.
Servicios en red. La red está formada
por más de ocho mil operarios para casi dos millones de ciudadanos atendidos y
gestiona un volumen de negocio total de 344 millones de euros. Objetivo:
ofrecer a todos los usuarios estándares de calidad más elevados. «Hay nuevas necesidades, no solo
nuevos fármacos y nueva maquinaria. Por ello, el único modo es imaginar
soluciones innovadoras en sí mismas. En la actualidad, el ciudadano necesita
respuestas que sean transversales, adecuadas a sus nuevas exigencias. Hemos
reunido a los sujetos capaces de facilitar prestaciones diagnósticas,
quirúrgicas, rehabilitadoras, vinculadas al contexto ambulatorio y al
domiciliario. Nuestro consorcio tiene todos los elementos para acompañar al
paciente durante su tratamiento», dice Orta, que representa la quinta generación de
la familia que preside estas actividades que entrecruzan salud, voluntariado y
comunidad. En esta idea de salud circular, el paciente está en el centro, pero
lo que marca la diferencia es esta intuición de ponerse manos a la obra todos
juntos, optimizando los recursos y creando valor. «Se puede decir que
representan el principal comprador de nuestra región. Adquirimos equipos de
protección individual cuando nadie los encontraba porque hacíamos pedidos de
grandes dimensiones. Conectamos las actividades de investigación subdividiendo
los costes fijos en 21 sujetos diferentes: solo de esta manera se puede
soportar el peso de un aparato compartido totalmente indispensable y vinculado
a la calidad de la prestación facilitada», precisa Orta.
La
nueva participación de las partes interesadas. Pero del dicho al hecho hay un trecho. Que en este
caso implica escuchar a todas las partes interesadas involucradas para
encontrar líneas comunes. Diferentes y unidos. Una historia que comienza al
otro lado del mundo, durante un viaje a Estados Unidos. «Mi mujer y yo
reflexionábamos sobre los problemas y las oportunidades de ser emprendedores. Y
allí comprendimos que la estructura que teníamos entonces no era capaz de
satisfacer las necesidades transversales del ciudadano en su proceso sanitario,
una especie de laberinto. Esta es la idea: captar lo mejor de las diferentes
experiencias empresariales con todos los protagonistas del sector
socio-sanitario privado de Emilia-Romaña. En un área de descanso con estación
de servicio estaban estos pájaros llamados colibríes. De inmediato nos dieron
la idea de algo veloz, ligero. En el fondo son libres y autónomos, pero si se
mueven como una bandada, son capaces de hacer grandes cosas», cuenta
Orta. Es la fuerza de unir las fuerzas: en un escenario de aceleración
vertiginosa, una bandada permite implementar estrategias más articuladas. Todo
ello genera valor porque las teselas componen un mosaico ganador. El futuro va
en la dirección de nuevos procesos para el ciudadano y de una apertura del
consorcio a otros sujetos que no solo suministran prestaciones sanitarias, como
las aseguradoras. «En cuanto salgamos de la pandemia nos dirigiremos al
consumidor y al paciente, ya que hasta ahora nos hemos ocupado de construir la
estructura interna y las relaciones B2B, abordando la innovación, tecnología,
fármacos, procesos», concluye Orta. Ahí está el futuro, que debe ser conjugado en
primera persona del plural.
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