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FARE INSIEME - Ep. 37 - Toschi Vignola, icono de la excelencia, guardiana del tiempo e intérprete de la contemporaneidad

«Estamos arraigados a nuestra tierra y miramos al mundo entero»

21/03/2022

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Desde Savignano sul Panaro, la historia de una empresa dulce como su gente. Corazón emiliano y mercado mundial para esta empresa con un volumen de ventas de 23 millones de euros y que da trabajo a 90 personas: el 57 % es para el mercado extranjero, y el americano es el segundo por detrás del europeo. Para FARE INSIEME, Giampaolo Colletti entrevista a Massimo Toschi, presidente de Toschi Vignola

di Giampaolo Colletti
@gpcolletti

«Quiero hacer contigo lo que la primavera hace con los cerezos». Así escribía Pablo Neruda. Pero, ¿y si la primavera durase todo el año? ¿Y si en el fondo, la primavera pudiera ser contenida en su esencia, incluso en espíritu, también para los largos meses invernales? Es lo que han conseguido hacer en Toschi, empresa de excelencia que llega a la tercera generación. Un icono del made in Italy, conocida en todas partes por el procesamiento de la fruta y mundialmente conocida por la guinda Toschi, la cereza y la fruta macerada en alcohol, pero también por los siropes y licores típicos como el nocino y los licores dulces. La calidad unida a lo artesanal y al territorio. «Tenemos un vínculo indisoluble con nuestro territorio. Aparte de las cerezas, hacemos el nocino, producto típico de Módena. También están las guindas, hermanas de las cerezas. Así como las fresas que vienen de los Apeninos tosco-emilianos. Trabajamos la fruta del territorio», cuenta Massimo Toschi, presidente de Toschi Vignola. La sede central y de producción de treinta y cinco mil metros cuadrados de superficie se encuentra en Savignano sul Panaro, pero hay también dos filiales en el extranjero, en Estados Unidos e Inglaterra. Corazón emiliano y mercado mundial para esta empresa con un volumen de ventas de 23 millones de euros al año y que da trabajo a 90 personas: el 57 % es para el mercado extranjero, y el americano es el segundo por detrás del europeo.  

Una historia de reinicios.
Todo comienza en 1945, el año entre la guerra y el reinicio, en lo que podría definirse como una nueva primavera del alma. Estamos en Vignola, un pueblo emiliano de veinticinco mil habitantes con una fama internacional. Estamos a los pies de las primeras colinas de los Apeninos modeneses, a la entrada del valle del río Panaro, a veinticinco kilómetros de Módena y a casi treinta de Bolonia. Un nombre que tiene en sí mismo una referencia a la tierra. Porque Vignola viene del latín vineola, es decir pequeña viña, referencia en la época romana a la elaboración practicada en los suelos aluviales del Panaro. Una vocación agrícola que continúa intacta y que apunta con la nariz hacia arriba, hacia los frutos de los árboles del cerezo. Precisamente aquí, junto a esa vía Emilia que sabe a excelencia, nacen las cerezas conocidas en todo el mundo. Justamente mirando estas cerezas tan especiales —en estos lares la reina es la mora di Vignola—, Giancarlo y Lanfranco Toschi tuvieron una intuición genial, que cambió para siempre sus vidas: envasar las cerezas maceradas en alcohol para poder degustarlas todo el año. «Mi padre las vio de todos los colores. Estuvo en la guerra, estuvo en Rusia, pudo volver a casa por fortuna en el último tren, después se fue al sur de Italia y volvió al norte después del armisticio. Viendo los árboles llenos de fruta que se pudría pensó en montar una destilería. Después, en el otoño del 45, dejó el trabajo y decidió transformar esa idea en empresa. De esta manera, en invierno se destilaba y después en primavera se hacía el sirope», recuerda Toschi. De Vignola, pero la vista estuvo puesta desde el inicio en la exportación. «Ya en los años 50 participaba en las ferias. Mi padre hablaba alemán y eso ayudaba porque en Alemania se volvía a abrir y, por tanto, apostamos por la internacionalización antes que el resto», dice Toschi. Desde los inicios, ha corrido mucha agua bajo el puente. Hoy están en la empresa los hijos de Massimo Toschi, que adquirieron experiencia en el extranjero y han vuelto para guiar el futuro. Stefano, director ejecutivo, nacido en 1979. Francesco, director ejecutivo, nacido en 1981. Y, por último, Susanna, nacida en 1986, miembro del consejo de administración.

Bajo el signo de la investigación.
A lo largo del tiempo, la empresa ha ampliado en gran medida la gama de productos que hoy van desde la fruta macerada en alcohol a los licores: Fragolì, Mirtillì, Nocino di Modena Toschi, Nocello, Lemoncello. Y luego va desde los siropes a los semiprocesados para pastelería. También está la heladería con la guinda confitada en sirope, el topping para decorar, las bases para helados y hasta el vinagre balsámico de Módena IGP. Pero el objetivo siempre ha sido el mismo desde hace décadas: ofrecer al mercado productos de calidad respetando la tradición y el territorio. No dormirse nunca en los laureles, o en los cerezos, podría decirse. Porque en el ADN de la empresa están las ganas de experimentar continuamente, buscando nuevos caminos que satisfagan al gusto. Por ello, en 2020, nace la inversión en una empresa emergente dedicada a producir semiprocesados para heladerías, todo con productos naturales. También está la investigación, que trata de comprender las nuevas necesidades del mercado. Toschi Vignola ha realizado la nueva línea de siropes sin azúcar Zero+: además de no tener gluten, tener zumo de fruta de agricultura ecológica y no tener aromas artificiales, estos productos tienen también el certificado Vegan Ok. Nuevos caminos aún de nicho, pero para experimentar. Porque se puede ser guardianes del tiempo, pero también intérpretes de la contemporaneidad. «Somos una empresa histórica, pero debemos mirar al mercado para responder a las nuevas tendencias de consumo. Hoy se presta una atención particular a lo ecológico y los productos sin azúcar, y nosotros somos la empresa que, en los últimos dos años, ha registrado el mayor crecimiento en el mercado en la categoría de los siropes sin azúcares añadidos. Es necesario saber leer esta complejidad», precisa Toschi. ¿El momento más satisfactorio? La recuperación de la empresa, cedida en 1986 y comprada de nuevo en 1993, y la entrada en la empresa de mis hijos, que aseguran la continuidad de la empresa familiar.   Por otra parte, el tiempo lo pone todo en su lugar. El pintor y poeta japonés Kobayashi Issa escribía: «Las flores de cerezo en la tarde. Incluso hoy se han convertido en ayer».

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