Nacieron en Finale Emilia, en la provincia de
Módena. Pero desde esa tierra, que con valor y entrega afrontó también la fase
más difícil del terremoto de hace diez años, tienen la mirada puesta en el
mundo. Equipo joven, edad media de 32 años, y volcados con la innovación. Para
FARE INSIEME, Giampaolo Colletti entrevista a Viviano Pisa, fundador y socio
único de DNA
di Giampaolo Colletti
@gpcolletti
Photocredit: Giacomo Maestri e Francesca Aufiero
Se definen como los
sastres de las máquinas automáticas. «Cosemos cada vez un traje a medida para el
cliente, buscando las mejores soluciones en función de tres pilares básicos:
profesionalidad, organización y flexibilidad». Así nos habla de su equipo
Viviano Pisa, fundador y socio único de DNA. Nos hallamos en Finale Emilia, un
municipio de quince mil habitantes en la provincia de Módena, el situado más al
este de la misma y uno de los que más sufrió aquel terremoto de 2012 cuya
noticia dio la vuelta al mundo por los daños que causó, pero también por el
denuedo con el que los emilianos lo afrontaron. «Finale Emilia fue el primer
epicentro del seísmo. Tuvimos que reconstruir una parte del edificio, ponerlo
en condiciones de seguridad, pero no nos detuvimos nunca. Aquella fase difícil
fue además un aliciente para poner más empeño todavía y crecer. Por aquel
entonces, el equipo estaba formado por 15 personas y con el tiempo la plantilla
se ha multiplicado por diez, dando trabajo a la comunidad», precisa
Pisa. En realidad, la historia de su hazaña está muy ligada en general a los
tiempos difíciles, pero este empresario de 46 años, perito mecánico de
formación y durante dieciséis años obrero en un taller de mecánica antes de
emprender su carrera empresarial (la cual le ha llevado ha obtener también un
posgrado en Márketing), ha experimentado sobre el terreno lo difícil que es
hacer empresa. Pero la clave es probar a dar siempre lo mejor de sí mismos.
Cuestión de tesón. Pero también de audacia. Así, en diez años de vida
empresarial, Viviano Pisa y su equipo le han plantado cara al terremoto, a la
crisis del euro, a la pandemia y ahora a la guerra. «Una situación crítica tras
otra, pero hay una cosa que he tenido clara desde el principio: si hubiera
estado solo sin duda habría tenido que parar, pero con el equipo hay siempre
una solución a alcance de la mano», cuenta Pisa.
Hacer empresa es hacer comunidad. He aquí,
pues, ese equipo de personas. Jóvenes, motivadas, competentes. Enamoradas de la
empresa y de la tierra en que nacieron. Ciento ochenta integrantes con una edad
media sobre los treinta años, comprometidas y comprometidos con el desarrollo
de 7 sociedades por un volumen de negocio de 17 millones de euros, del que un
20 % es destinado a investigación y desarrollo. Se trata de una empresa de
servicios que en 2022 sacará también tres productos propios y que ya hoy
trabaja para grandes actores internacionales. «Nuestra fuerza es la
flexibilidad: la clave ganadora es presentarse siempre con una buena dosis de
adaptabilidad. Para ganar los retos de un mercado cada vez más complejo, es
obligado resolver problemas con inmediatez. Todos aquellos que prestan
servicios deben pensar de este modo, pero nosotros tenemos que hacerlo aún más», dice
Pisa. Ser rápidos, manteniendo una calidad altísima. En DNA se dedican al
montaje de máquinas automáticas y a veces fabrican cada una de las piezas,
justo con ese enfoque de sastres que es el rasgo que caracteriza la empresa,
como hemos dicho antes. Pero hay otro elemento que marca la diferencia. Y es el
territorio. Viviano Pisa nació en Finale Emilia, todavía vive aquí. Al igual
que su equipo, tiene la mirada puesta en el mundo entero, lo recorre, devora
kilómetros, proyectos, ideas, pero la fuerza la encuentra en su tierra, en su
gente. «Finale
está lejos y al mismo tiempo cerca de Bolonia, Ferrara, Módena. Y en él siguen
conservando los valores del pueblo de antaño. Ganas de empeñarse y de trabajar.
Ganas de ser una comunidad. Mi territorio es como mi equipo del alma», dice
Pisa. ¿El momento de mayor satisfacción?
La
fuerza del producto.
DNA presta servicios de ensamblaje, mantenimiento, instalación y puesta en
marcha de máquinas automáticas, con particular atención en el sector del
embalaje. Lleva a cabo soluciones a medida para sus clientes: se trata de
proyectos mecánicos llave en mano o interviniendo por encargo en curso de
producción, efectuados por personal cualificado y con maquinaria de última
generación. Se necesita el cuidado de los detalles, la búsqueda obsesiva de la
perfección, trabajo en equipo y mucho talento. Después de todo, el proceso de
ensamblaje de piezas mecánicas para máquinas automáticas es una actividad
compleja y muy delicada. No se puede improvisar: requiere gran experiencia y conocimiento
de la materia prima. El montaje mecánico tiene lugar en la sede central de
Finale Emilia, con el equipo de técnicos divididos en los departamentos
eléctricos y mecánicos, o bien en las sedes de los clientes, llevando ahí el
saber y la tecnología. Para este empresario emiliano, el reto más relevante es
la venta de un producto que lleve por entero la firma de Dna. «Los retos
los afrontas un paso tras otro, pero tienes que tener ambición, coraje. Confiar
y tirarte de cabeza. En 2020, con la pandemia, nunca hubiéramos pensado poder
llegar a fin de año, y sin embargo repetimos las mismas cifras que en 2019»,
concluye Pisa. Tener convicción en todo momento, no rendirse jamás. Porque en
el fondo todo es posible.
https://podcast.confindustriaemilia.it/
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