Fueron de
los primeros en introducir en Italia las patatas fritas americanas y hoy son
los depositarios de la receta original de Chiacchiere Salate (bocadillo
salado), un producto de la tradición de Bolonia y Ferrara. Desde Toscanella di
Dozza, una historia golosa de Twists Products. Para FARE INSIEME, Giampaolo
Colletti entrevista a Rita Carmonini, cogerente de Twists Products
di Giampaolo Colletti
@gpcolletti
Photocredit: Giacomo Maestri e Francesca Aufiero
Pensándolo bien, los
Estados Unidos están más cerca de lo que pudiera parecer. Por lo menos así fue
para dos muchachos que, en los años cincuenta, decidieron crear desde cero una
empresa con la mirada puesta en el mundo de la bandera de barras y estrellas,
manteniendo, no obstante, unos fuertes lazos con su amada región de
Emilia-Romaña. Inspirándose en las patatas fritas vendidas en bolsas de
plástico en los Estados Unidos, los dos empezaron a vender chips también en
Italia. Y fue un éxito arrollador. Aquella empresa adoptó un nombre que remitía
al país americano. Así fue como nació, en 1965, Twists Products. «Mi padre
y mi tío, fundadores de la empresa, decidieron no quedarse en aquella idea
estadounidense. Así, tras heredar de un panadero de Ferrara la receta de
Chiacchiere Salate (‘chiacchiere’ – literalmente ‘chácharas’ o ‘chismes’ – son
una fruta de sartén normalmente dulce, típica de carnaval, pero en este caso
salada y con una masa distinta; n.d.t.), un producto de la tradición de
Emilia-Romaña de principios del siglo XX, y empezaron a distribuirlas como
tentempié. Por entonces, las Chiacchiere Salate solo podían encontrarse en las
panaderías y se vendían al peso. Ahí es donde empezó la historia empresarial de
nuestra familia», cuenta Rita Carmonini, quien entró a formar parte de la
empresa al terminar sus estudios y hoy es cogerente de Twists Products, única sociedad
que produce Chiacchiere
Salate en todo el territorio nacional. La empresa, que todavía sigue un proceso
de elaboración artesanal, está capitaneada por la segunda generación de la
familia Carmonini:
además de Rita, están sus hermanos Alessandro y Lorenzo. En el trabajo, hacen
de todo y a la perfección: son amasadores, freidores, comerciales,
empaquetadores y, sobre todo, herederos de una tradición. Una receta secreta
que se ha ido transmitiendo a lo largo de los siglos. «Al fin y al cabo, las
Chiacchiere de la tradición boloñesa y ferraresa habrían dejado de existir,
excepto por algún que otro viejo panadero. La receta sigue siendo sencilla aún
hoy, con unos ingredientes genuinos, a base de la masa del pan y libre de
conservantes, colorantes y aditivos. Es el motivo por el que no tenemos mucho
almacén. Si llega un pedido, apagamos los ordenadores y ponemos en marcha la
cadena de producción, con unos plazos de entrega muy breves», precisa
Carmonini. El resultado es un producto sano, genuino y buenísimo.
A lo largo de la Vía Emilia. Nos hallamos en Toscanella, única pedanía de Dozza, con cuatro mil
habitantes, y burgo medieval del extrarradio de Bolonia, uno de los más bellos
de Italia, a seis kilómetros de Ímola, sobre la cima de una colina que domina
el valle del río Sellustra y desciende hacia la Vía Emilia. Y es precisamente
la Vía Emilia, esa encrucijada comercial, lo que caracteriza Dozza y su pedanía
Toscanella. El territorio de las Chiacchiere Salate abarca justamente las
provincias de Bolonia y Ferrara: se hacían en los hornos de panadería con las
sobras de la masa del pan. En fin, que se hacían con lo que quedaba por ahí,
dejándolo que fermentara hasta alcanzar las veinte horas de fermentación.
Entonces la masa se cortaba en pequeños trocitos y se freía. Así es como
nacieron las Chiacchiere Salate, que no hay que confundir con el dulce de
carnaval, y no solo porque estas se coman todo el año. «A lo largo del tiempo, la
receta no ha sufrido cambio alguno: nuestro método de producción artesanal
sigue ajustándose a los tiempos de fermentación natural de la masa, sin
aditivos ni conservantes. Creemos firmemente en lo que hacemos y, con los años,
hemos invertido en nuestro negocio», precisa Carmonini. Por lo que respecta a la
producción, la empresa se ha dotado de nuevas instalaciones y en 2021 ha
adquirido también una nueva máquina de envasado. Luego está la inversión en
márketing, con nuevos envases con los que comunicar a los clientes las
características del producto, pero también los valores de la empresa. «Hemos
creado también un sitio web para dar a conocer nuestra historia y proporcionar
más información sobre nuestros productos. Hemos entrado en las redes sociales y
estamos intentando desarrollar una red comercial», dice Carmonini. Twists
está presente en el centro y norte de Italia, en los canales de la gran
distribución y HORECA.
La
llegada de Fantapiada. En
la cocina de Twists se hornean también nuevas ideas, que luego se convierten en
productos para comercializar. En el último año ha nacido Fantapiada, que
recuerda inevitablemente a la piadina, icono de Emilia-Romaña, pero no es una
piadina.«Surgió
de una idea nuestra, entró en el mercado en septiembre de 2021 y nos está
aportando muchas satisfacciones. Es una novedad en el mundo de los tentempiés:
en cuanto a originalidad, no hay en el mercado un producto igual», dice
con orgullo Carmonini. La interpretación de la tradicional piadina de
Emilia-Romaña sigue viva bajo el signo de la artesanía alimentaria y de la
calidad. Tiene la fragancia de una galleta salada, la forma redonda de una
piadina y el placer de una patata frita. El producto se presenta en forma de
rodajas redondas y crujientes, pasadas por el horno y fritas, sin colorantes ni
aceite de palma. Está disponible en formato de 120 gramos y amplía la familia
de nuestros tentempiés. Para el futuro, pensamos en nuevos productos, pero que
reflejen la filosofía de la empresa, con el localismo por bandera. «Ha habido
años en los que el volumen de ventas ha bajado, pero hemos creído en el
producto, hemos invertido y nos hemos vuelto a levantar. Hoy, en la
incertidumbre general, es difícil hacer previsiones, pero creemos que los
consumidores están orientando sus preferencias hacia productos artesanales y de
calidad. Se acabó la época de la relación inmediata con el cliente final. Con
el sitio web y las redes sociales, podemos dialogar directamente con el consumidor
y así la relación se fortalece», concluye Carmonini. Ahora se empieza a exportar a
algunos países, sobre todo Alemania. Como reza el modismo italiano, le
chiacchiere stanno a zero, o sea: no hay chácharas que valgan (excepto las
saladas, las Chiacchiere Salate, que vuelan por todo el mundo).
https://podcast.confindustriaemilia.it/
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