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FARE INSIEME - Ep. 45 - Marposs, la empresa líder que mejora los procesos de producción con la labor de investigación e innovación

«Asistimos a nuestros clientes en el camino hacia la transformación digital»

19/04/2022

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Un viaje a través del coloso fabricante de aplicaciones para el control de calidad de los procesos de producción. Esta empresa de corazón emiliano cuenta con una plantilla de 3500 personas repartidas en 25 países y con un volumen de negocio previsto de aproximadamente 500 millones de euros, destinando el 8 % de sus recursos a I+D. Para FARE INSIEME, Giampaolo Colletti entrevista a Alessandro Strada, director ejecutivo de Marposs

di Giampaolo Colletti
@gpcolletti

Photocredit: Giacomo Maestri e Francesca Aufiero

Al comienzo, después de Italia, el salto fue a Alemania. Luego a Suiza, Estados Unidos, Suecia, Francia. En los años setenta, alcanzaron Japón, Brasil, España, Reino Unido. Seguidamente, en los años ochenta, llegó el turno de China, Corea, México y Austria. Para luego, en la década de 2000, desembarcar en India, Taiwan, Thailandia, Vietnam, República Checa, Australia y Rusia. Repasando la historia de Marposs – líder mundial en el abastecimiento de grandes fabricantes de automóviles y en las aplicaciones para los sectores aeroespacial y energético, así como los de la electrónica de consumo y de los recipientes de vidrio– es verdaderamente como dar la vuelta al mundo. Porque los países antes mencionados se han ido convirtiendo con los años en sucursales de una idea surgida en Emilia-Romaña a principios de los años 50. En su sitio web van apareciendo las imágenes de las sedes principales repartidas por los cinco continentes y tras esos edificios iluminados por el sol, jóvenes mánagers llevan el timón y el personal de Marposs desempeña su trabajo entregándose a la escucha de los clientes y a la búsqueda de soluciones personalizadas e innovadoras. «A nuestros clientes les damos esa calidad que contribuye a mejorar los procesos de producción», cuenta Alessandro Strada, director ejecutivo de Marposs.  La empresa fabrica una amplia gama de productos, que abarca desde las piezas mecánicas para antes, durante y después del proceso de fabricación, hasta los dispositivos de control de proceso y las condiciones de las máquinas herramienta; desde las pruebas de estanqueidad para todos los sectores industriales, a las líneas de ensamblaje y de control automáticas. Hoy día, este coloso de la alta tecnología cuenta con una plantilla de 3500 personas repartidas en 25 países, con un total de 80 oficinas. El volumen de negocio agregado previsto es de aproximadamente 500 millones, con una previsión de crecimiento del +20 %.

Procesos y flexibilidad.
La sede central se halla en Bentivoglio, un pueblo de casi seis mil habitantes en el área metropolitana boloñesa, a unos diez kilómetros de Bolonia, en la porción de llanura bañada por el canal Navile. Aquí hay tres plantas, situadas una junto a otra, además de otros edificios de servicios, como el restaurante interno y los centros de tecnología, entre otros. Se trata de casi 40.000 metros cuadrados rodeados por 30.000 de jardines. El taller de producción tiene dos almas. Está el centro de fabricación de productos: aquí es donde se realizan los estándar. Luego está el centro de producción de aplicaciones, en el que se llevan a cabo los sistemas personalizados para integrar en las plantas de producción de los clientes. «Operamos con los equipos más avanzados con el fin de garantizar la calidad de nuestros productos. El ensamblaje de los circuitos impresos se lleva a cabo en una línea completamente automatizada, con sistemas optoeléctricos integrados que aseguran unos elevados niveles de calidad, junto con un alto grado de flexibilidad operativa. Los ensayos se efectúan mediante sondas móviles de escaneo, las únicas que logran garantizar una fiabilidad elevada en las placas con circuitos integrados complejos», afirma Strada. La inversión en I+D constituye el 8 % de los recursos y es asignada también a la participación en programas de investigación internacionales. Aquí, producción rima con investigación y desarrollo, pues los centros de fabricación operan de manera sinérgica con el Departamento de I+D y con las tres divisiones comerciales. Automatización y flexibilidad operativa: podrían parecer conceptos antitéticos, pero vistos en su conjunto, narran el camino hacia la excelencia. «Hemos llevado a cabo veintiocho adquisiciones en veinte años, ahora queremos crecer en los sectores de la electromovilidad, los dispositivos biomédicos y la electrónica de consumo», precisa Strada.

Raíces e internacionalización.
Pero para comprender la identidad de esta empresa tenemos que volver atrás en el tiempo, a aquel 1952 que marcó el nacimiento de Marposs gracias al ingeniero Mario Possati. Todo empezó con una patente: se trataba, en aquel entonces, de un medidor electrónico para máquinas herramienta rectificadoras. Possati tuvo la idea de los primeros equipos in process, es decir, que permiten el control de las piezas durante las labores de rectificación, ofreciendo una mejora en la calidad y en la cantidad de piezas producidas por las máquinas. Diez años después, la inauguración de la primera sucursal en el extranjero, concretamente en Alemania. Luego la llegada a ultramar, a los Estados Unidos. Hoy la planta principal se halla en la periferia de Detroit, capital americana del automóvil. Después, en 1970, el desembarco en Oriente, creando desde cero la primera sucursal en Japón. A día de hoy, Marposs está presente directamente con su organización de venta y asistencia en más de 25 países y dispone de una red de agentes y distribuidores en otros 10. «Este año celebramos nuestros primeros setenta años, es una etapa importante. Con el tiempo ha permanecido invariada esa filosofía del mejoramiento en el proceso. La calidad ha cobrado, desde el primer momento, un cariz fundamental para cumplir con las normativas. Y aquí es donde se inserta el aspecto innovador. Hoy la pieza mecánica la controlamos no ya tocándola físicamente, sino haciéndole un escaneo que permite comprender, gracias al autoaprendizaje de las máquinas, eventuales defectos de la misma. Entran en juego, pues, técnicas de visión e inteligencia artificial para la que hoy se denomina fábrica inteligente. En la actualidad intentamos ampliarnos en el mercado, diversificando los sectores. Estamos siguiendo los cambios tecnológicos y dedicamos inversiones de I+D a la transición relacionada con la movilidad eléctrica. ¿Nuestro objetivo? Asistir a nuestros clientes en el camino hacia la transformación digital», dice Strada. La fábrica conectada y sostenible, en una palabra: inteligente, está mucho más cerca de nosotros de lo que pensamos.

https://podcast.confindustriaemilia.it/

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