Hace más de veinte años, desde Formigine,
en la provincia de Módena, una intuición que permitió crear un negocio
apostando por las máquinas de interfaz táctil. En la actualidad, la sociedad, líder
en la producción de teclados industriales de acero inoxidable y aluminio, teclados
numéricos, paneles y marcos de metal para monitores de pantalla táctil, registra
un volumen de negocio de 9,5 millones de euros y localiza un tercio de sus
ventas en el extranjero. Para FARE INSIEME, Giampaolo Colletti entrevista a Roberto Gatti, director ejecutivo de
Grafos Steel.
di Giampaolo Colletti
@gpcolletti
Photocredit: Giacomo Maestri e Francesca Aufiero
Hoy decir touch,
o táctil, es algo normal, en un mundo que lleva ya tiempo conectado a sistemas
que implican tocar con los dedos las pantallas, por encima de todos el teléfono
inteligente. Bastante más complejo era pensarlo y realizarlo, ese mundo touch, veinte años atrás o más. Y sin
embargo, en la zona de Módena, ha habido una empresa que ha percibido antes que
otras un determinado modo de entender la relación entre el humano y la máquina.
En fin, una empresa que, como pionera, se adelantó a su época, llegando a
convertirse en líder mundial precisamente en ese componente táctil. Se trata de
Grafos Steel, una excelencia en Italia en la fabricación de teclados
industriales de acero inoxidable y aluminio, teclados numéricos, paneles y
marcos de metal para pantallas táctiles y sistemas integrados. Competencia
técnica y equipos de vanguardia aseguran el control de los procesos productivos,
desde las labores de mecanizado hasta la inyección y el estampado. De ello nace
una producción que abarca desde simples placas con grabados hasta paneles
frontales o trabajos más complicados con teclas y puertos de interfaz. Los
ámbitos de aplicación abarcan de la automatización a los sistemas de pago y
control.
Ideas
que marcan la diferencia. En
2001 surgió la idea de afrontar un reto titánico: adelantarse al futuro, apostando
por la calidad y sin compromisos a la baja. Con una receta simple y al mismo
tiempo compleja: poner un poco de competencias técnicas, integrar con
dispositivos de alta tecnología y añadir un componente esencial, esto es, el
relacionado con el capital humano cualificado, curioso y valiente. Hoy la
sociedad cuenta con una plantilla de 93 personas y un volumen de negocios de 9,5
millones de euros en 2021, con una previsión de 12 millones para 2022. El
mercado, en un 35 %, apunta al extranjero, pero con la incógnita de la
disponibilidad de materias primas y piezas. «Llevamos bastante tiempo con
altibajos en la tendencia del mercado. Nuestro negocio se centra en los
teclados de acero y somos pocos los que los fabrican. Llegamos a vender más de 150
mil al año», cuenta Roberto Gatti, director ejecutivo de Grafos Steel. Este empresario tuvo la intuición
ganadora cuanto tenía 23 años. Y todavía hoy, que tiene 62, recuerda muy bien
la apuesta ganada cuarenta años atrás con esa mezcla de audacia e inconsciencia.
«En aquella época, empezamos a hacer películas para serigrafía, luego llegaron
los teclados y una fuerte inversión encaminada al sector de la mecánica. Pero
desde el primer momento trabajamos en la interfaz humano-máquina», recuerda Gatti.
Y cuenta esta historia como si fuera una obviedad, algo bastante fácil de
realizar. «Todo esto lo llevé a cabo con mi equipo de personas, experimentando
mucho y gracias a esa necesaria capacidad de ponerse en la piel del usuario, de
saber escuchar las necesidades del mercado», precisa Gatti. Estos teclados
están hechos con tecnología patentada y parten siempre de una fuerte
personalización de las soluciones. Porque es como si se dispusiera de una
paleta de colores variada. «Cada propuesta tiene características específicas
que dependen del modelo de interfaz, del número de teclas, del tipo de montaje
o de los detalles más específicos, como la retroiluminación, la serigrafía y
los distintos marcados. De esta forma, el cliente tiene lo que desea en plazos
muy breves y sin los costes añadidos de los equipos personalizados», dice Gatti.
Hacia el futuro. Así pues, hoy la capital de
la innovación en interfaz táctil está en su empresa, en un centro de producción
de más de mil metros cuadrados. Nos hallamos en Formigine, ciudad de casi 35 mil
habitantes en la provincia de Módena, a 10 kilómetros de la capital y en ese
trozo de tierra que es un icono en el mundo por sus distritos de alta
tecnología. El teclado estándar es similar al digital que aparece cuando se
reposta en una gasolinera: se trata de un sistema altamente tecnológico, pero
muy fácil de usar, inmediato. El éxito de esta empresa ligada a la mecatrónica
reside en fabricar algo funcional y atractivo: una tecnología útil y bella, en
resumidas cuentas. «Es una mecánica que es también estética, además de
precisión: los teclados de acero están bajando,
actualmente se llevan mucho los cristales capacitivos fabricados en sala
blanca y que eliminan el problema de las partículas de polvo gracias a pinturas
conductoras transparentes. Es una evolución en el sector de las interfaces
táctiles que se aproxima a la industria 4.0, interconectada mediante datos y
relacionada con la producción», dice Gatti. Así es, la producción. La planta de
Ubersetto, una pedanía de trescientas personas del municipio de Fiorano
Modenese, se convertirá en los próximos meses en una fábrica 4.0 sobre una
superficie de 3 mil metros cuadrados y donde los pedidos se gestionarán con
elevados estándares tecnológicos. Producción sí, pero también mucha labor de
investigación y desarrollo. Grafos Steel ha incrementado también las
inversiones en I+D, dotándose de tecnología de vanguardia, sobre todo para la
transformación del acero y del aluminio, y de una línea de serigrafía de
excelencia, además de una sala blanca. De aquí es de donde nacen las nuevas
propuestas, llevadas a la atención de los mercados de todo el mundo. Una vez
más, el imperativo para Gatti y su equipo de profesionales es uno solo. Anticipar
el futuro. Y luego, claramente, mejorarlo.
https://podcast.confindustriaemilia.it/
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