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FARE INSIEME - Ep. 64 - Norblast, el coloso emiliano de instalaciones de arenado y granallado

«Os cuento cómo es mi empresa “contracorriente”»

27/06/2022

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Surgió de una intuición genial que rompió el estado de cosas del momento y lleva desde los años 60 siendo una eminencia. Perfil del grupo Norblast, que junto a su filial Peen Service, dedicada a la labor de investigación y desarrollo y con más de 25 plantas de granallado para ofrecer servicios a terceros, cuenta con una plantilla de 75 personas y un volumen de negocio que supera los 13 millones de euros, de los cuales un 5 % es invertido en I+D. Además, desde 2000 ha constituido una sociedad de participación con la empresa española Iparblast, a la que ha transferido tecnología con la que ofrecer un servicio de granallado a terceros en el mercado español. Para FARE Insieme, Giampaolo Colletti entrevista a Remo Norelli, fundador de Norblast

di Giampaolo Colletti
@gpcolletti

Photocredit: Giacomo Maestri e Francesca Aufiero

La madriguera del conejo astuto tiene siempre tres salidas, reza un viejo proverbio chino. Y en el fondo, la historia que estamos a punto de contar es un despliegue de esta visión, porque ir contracorriente no es para nada fácil, pero cuando tienes éxito es toda una satisfacción. La historia empresarial de Remo Norelli –genio itálico y fundador de la que en más de cuarenta años de vida se ha convertido en un coloso mundial en instalaciones de arenado industrial y granallado– encierra, pues, ese ir contracorriente. Intentarlo una y otra vez, incluso equivocarse, y al final, conseguirlo de veras. Esta es la filosofía de Norelli, también condecorado en 2007 como Cavaliere del Lavoro, la orden de mérito a empresarios de la República Italiana. Todo empezó en aquella Bolonia que entre los años 60 y 70 se había convertido en uno de los polos de atracción de la mecánica, parte de ese distrito de la región de Emilia Romaña que hoy es la envidia del mundo entero. Pues en Bolonia, en 1977, nació Norblast. Y todo comenzó con un pequeño garaje de ochenta metros cuadrados. Pero navegar contracorriente, aunque pueda resultar agotador, en el fondo puede multiplicar los espacios, las oportunidades, los negocios. Y así fue para Norelli, quien puso en pie un nuevo proceso, el del arenado, cuyas características técnicas, o la forma común de pensar de aquella época lejana, lo hacían pasar por tecnología de segunda. «En aquel entonces se pensaba que arenando se estropeaban las paredes o las carrocerías. Sin embargo el tiempo ha demostrado que no era así. Para mí todo empezó con la experiencia acumulada en el sector de las máquinas-herramienta de arranque de viruta. En aquella época era lo más tecnológico que había en el mercado. Pero analizándolo, descubrí que había un hueco en el campo del acabado de superficies, concretamente en el sector de los moldes. De ahí empecé creando la primera máquina de pequeño tamaño dedicada al acabado y al mantenimiento de los moldes para suelas de calzado. Ennoblecimos un proceso que hasta entonces se consideraba vulgar, de poco contenido tecnológico, de escaso control y altamente tóxico y contaminante. Abandonamos el rentable sector de las máquinas-herramienta para dedicarnos exclusivamente a la fabricación y comercialización de nuestras granalladoras», dice Remo Norelli, fundador de Norblast, empresa de familia que tiene ya en campo a su segunda generación con Francesco y Stefano Norelli, que se ocupan de la organización de la empresa y de la parte comercial.  

El crecimiento con los años.
Pero cuidado con pensar que todo iba a desenvolverse solo en Bolonia. De ahí a poco, el viaje empresarial de Norelli iba a recorrer Italia y luego el extranjero, acumulando kilómetros, esperanzas, proyectos. «Cuántos hermosos recuerdos de aquellos años en los que con un pequeño camión cargado con una granalladora de muestra me recorría la provincia de Ancona. En aquel entonces había una gran concentración de fabricantes de suelas de goma. Cuántos kilómetros y cuántas máquinas vendidas. El entusiasmo era tal, que aún teniendo ya en aquel periodo un empresa en marcha en el campo de las máquinas-herramienta, decidí abandonar ese sector, que me daba una seguridad económica, para lanzarme en cuerpo y alma en esta aventura, con todos los interrogantes que conllevaba», precisa Norelli. No se equivocaba, y el tiempo le iba a dar la razón también. En la actualidad, el grupo Norblast cuenta con una plantilla de 75 personas y un volumen de negocio que supera los 13 millones de euros, un 25 % generado en los mercados extranjeros. Pero lo que marcó la diferencia fue la alianza con los centros universitarios. Entre las colaboraciones destacan la efectuada con el Politécnico y la Universidad de Milán, así como con las de Trento, Bolonia, Ferrara y Pisa. En 1989, llegaron las primeras instalaciones automáticas dirigidas al sector de la moda para el arenado de los vaqueros y luego, al año siguiente, las específicas para el sector de la cerámica, con el labrado decorativo de las baldosas de gres cerámico. Y una vez más, a finales de los años 80, los primeros procesos para el incremento de la resistencia a la fatiga de los metales. Pero lo que determinó el crecimiento fue la labor de investigación. En 1990, en el fondo una vez más como pioneros, en Norblast se apostó por los contratos de formación en prácticas con la Universidad de Bolonia. «La empresa, en aquel periodo, estaba formada por doce personas y contratar a un investigador con los costes que ello acarreaba era una decisión audaz. Luego, en 1995, creamos el Departamento de Investigación y Desarrollo: un centro de pruebas en el que equipamos un área con varias instalaciones para tener a disposición de los clientes; porque nosotros ofrecemos soluciones, no máquinas», repite como un mantra Norelli. La importancia que el grupo da a la labor de investigación se ve en sus balances: más del 5 % del volumen de negocio para probar a diseñar las soluciones del mañana.  

Presente y futuro.
En la actualidad, el coloso toca desde la automoción al sector aeronáutico, alimentario, farmacéutico o biomédico, hasta llegar al sector del petróleo y del gas y a la industria de los materiales compuestos y la fundición. «En los últimos años, el mercado ha experimentado un crecimiento en el sector de la fabricación aditiva y de las soluciones relacionadas con la industria 4.0. La conectividad a día de hoy es decisiva: la instalación, de manera rápida, sencilla e intuitiva, se conecta a los sistemas informáticos de la empresa y se integra en los flujos de producción ya presentes gracias a un equipo de especialistas en software que escucha y analiza las solicitudes específicas y personaliza las soluciones a medida», dice Norelli. El futuro tiene la mirada puesta en la reducción de los costes energéticos y de gestión y en la salvaguarda del medioambiente. «Las instalaciones de granallado y arenado son por naturaleza energívoras, al tener que emplear aire comprimido en grandes cantidades para utilizarlas. Pero junto a Cubit, un empresa derivada de la Universidad de Pisa, se ha puesto en marcha un proyecto de investigación relativo al incremento de la eficiencia de una pistola nuestra de granallado», concluye Norelli. Una vez más, se mira hacia el mañana planteándose cuestiones e intentando dar nuevas respuestas. Al fin y al cabo, ir contracorriente forma parte de la naturaleza de los innovadores.

https://podcast.confindustriaemilia.it/

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