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FARE INSIEME - Ep. 65 - Bonfiglioli Riduttori, la empresa que nació con alas

«Somos emilianos e internacionales. Anticipar los tiempos marca la diferencia»

30/06/2022

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De Bolonia al resto del mundo: una gran impulso a la internacionalización, pero con las raíces bien ancladas en la comunidad emiliana. Este es el perfil de Bonfiglioli, empresa en la que trabajan 4000 personas con un volumen de negocio que en 2021 ha batido el récord de mil setenta y tres millones. Para FARE INSIEME, Giampaolo Colletti entrevista a Sonia Bonfiglioli, presidenta y directora ejecutiva de Bonfiglioli Riduttori

di Giampaolo Colletti
@gpcolletti

Hazlo o no lo hagas, pero no lo intentes. Esta máxima de Star Wars llegó muchas décadas después, pero se adapta a la perfección a la aventura empresarial de Clementino Bonfiglioli. En el lejano1956 este jovencísimo innovador emiliano, huérfano de madre y padre, este último fallecido en el último bombardeo de Bolonia durante la Segunda Guerra Mundial, funda lo que entonces era a todos los efectos una empresa emergente, que con los años se convirtió en un coloso de fama mundial. La formación es la técnica ligada al mítico instituto técnico Aldini Valeriani, escuela de excelencia que con los años formó a decenas de emprendedores que después forjaron la historia del tejido productivo italiano. Pero en Clementino se intuye rápido que también tiene una pasión desmesurada por todo aquello relativo a la mecánica. De esta manera entra como diseñador en Samsung Ingranaggi, para después crear su propia empresa junto a otros compañeros convertidos en socios empresariales. Eran los años del milagro italiano, ese boom económico local hecho de intuiciones geniales, experimentos valientes y una determinación obstinada. En el fondo, había que reconstruir Italia ladrillo a ladrillo, idea a idea, empresa a empresa. Para Bonfiglioli todo empieza en un garaje, representación plástica del imaginario americano, pero que tiene mucho que ver con la innovación creada en Italia y, sobre todo, en Emilia-Romaña. En este caso, el garaje se encuentra en Bolognina, popular barrio junto a la estación de ferrocarril de Bolonia, habitado sobre todo por esa clase obrera incansable y apasionada. «Papá comenzó haciendo engranajes de recambio para máquinas agrícolas, también americanas. Se trata de recambios relativos al mantenimiento. De la producción de engranajes pasa a la caja de alrededor y construye los primeros reductores. Ya en el catálogo número 2 está el reductor con el cambio de la máquina endotérmica tradicional», cuenta Sonia Bonfiglioli, presidenta directora ejecutiva de Bonfiglioli Riduttori, segunda generación de la empresa familiar, en la que entró en 1992 y estuvo junto a su padre hasta 2010.  

De Italia al mundo.
Concreción y visión: porque para Bonfiglioli su empresa debe tener las raíces ancladas en la comunidad emiliana, pero con una fuerte vocación global. En los años sesenta se traslada a Lippo di Calderara, a dos pasos del aeropuerto. «En el fondo, la empresa ya estaba literalmente despegando y se puede decir que nacimos con alas. Papá tuvo está visión internacional desde el principio: ya en el sesenta aparecen los primeros catálogos en lengua alemana y después, en los años sesenta, llega la primera experiencia de fabricación en España con la apertura de las plantas de montaje y producción», recuerda Bonfiglioli. Hoy trabajan aquí 4000 personas con un volumen de negocio que en 2021 ha batido el récord de mil setenta y tres millones. La empresa comprende 20 filiales de venta, más de 550 distribuidores y 15 plantas de producción en todo el mundo. Entre estas, en el extranjero están las de Alemania (dos), India (tres), Eslovaquia, Vietnam, China y América. Se habla de coingeniería: los clientes entran en el proyecto, desde la fase inicial a la de construcción y posteriormente a la prueba del prototipo. Se trabaja para unidades diferentes que tienen en común la transmisión de potencia para diferentes aplicaciones: está el área Construction & Wind para las máquinas de movimiento de tierras, para el sector eólico y para el marino. Está el Discripit Manufacturing y, por tanto, la parte relativa a las transmisiones industriales. Después está la Robotica. La sede central actual es una mezcla entre pasado y futuro, entre tradición y visión. Pero el elemento que marca la diferencia es llegar antes que los demás. Por otro lado, Clementino Bonfiglioli siempre repetía como un mantra: «forever forward», es decir, «siempre hacia delante». «Vivimos una crisis en 2009, pero también representó la oportunidad de evolucionar. Nos encontramos revisando el modelo de producción que teníamos en Italia y apostamos por un enfoque integrado ligado al digital. Lo conseguimos en 2016, como pioneros decidimos revisar los procesos y la huella», precisa Bonfiglioli. He aquí el proceso integrado, que une los puntos que permiten diseñar un departamento conectado dentro de la empresa.  

Formarse para ganar.
Se suele decir que los robots nos quitarán el trabajo. Pero el trabajo se rediseña de acuerdo a los nuevos retos y aportando nuevas competencias. «Con Boston Consulting hicimos un mapeo de las habilidades y después una previsión de aquellas previstas y un proceso de formación que ha visto en la nueva planta una media de formación de 200 horas al año. Un número increíble. Y también invertimos en los nuevos talentos: hemos hecho un proyecto sobre robótica con licencia con el Belluzzi de Bolonia», dice Bonfiglioli. En 2018 nace el proyecto piloto Digital Re-Training. Asimismo, está Bonfiglioli Academy, una plataforma que ofrece cursos a medida y la posibilidad de acceder a una biblioteca con más de 16 000 módulos externos, disponibles también en versión móvil a través de una aplicación. «El proceso de transformación no parte de la fábrica, sino de las competencias. Y de acuerdo con el sindicato, la prima de logros de cada operario está también vinculada a su trayectoria profesional de recapacitación. En este caso, el concepto de «long life learning», es decir, de formación continua esencial, se afronta con una lógica que motiva al empleado», concluye Bonfiglioli. En un mundo que se transforma continuamente, el conocimiento es la única inversión para crecer.

https://podcast.confindustriaemilia.it/

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