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FARE INSIEME - Ep. 74 - Alce Nero, esa cabalgada sin descanso llevando los productos biológicos al mundo entero

«Todo pasa por el trabajo en equipo»

12/09/2022

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Todo empezó bajo el signo del trabajo en equipo, con una sociedad cooperativa, en el lejano 1978. El símbolo representa a Alce Nero (Alce Negro), Hombre Santo de la tribu Oglala, de los Sioux, que cabalga llevando su mensaje a tierras lejanas. Porque las visiones nuevas e innovadoras siempre son posibles. En el fondo, es esta la clave para comprender el éxito de Alce Nero, líder en productos biológicos y, de alguna manera, en la forma de hacer empresa. Para FARE INSIEME, Giampaolo Colletti entrevista a Massimo Monti, director ejecutivo de Alce Nero

di Giampaolo Colletti
@gpcolletti

Photocredit: Giacomo Maestri e Francesca Aufiero

En Gravina, en la región de Apulia, Maria Desiante cultiva variedades de trigo antiguas, entre ellas la valiosa Cappelli, delicada y con unas raíces muy profundas. En los Abruzos, Piero Iacovanelli es apicultor de una familia que lleva comprometida con este oficio cuatro generaciones. Junto a su hermano Fabio, produce miel legando a las nuevas generaciones una empresa fundada en el lejano 1858. Está al cargo de miles de colmenas focalizadas en la trashumancia, un tipo de cría que le lleva a viajar, casi volando, entre Apulia, Basilicata, Molise, Campania y Lacio. En Monterencio, en las colinas emilianas de la provincia de Bolonia, Andrea Morara, con formación profesional en agrotécnica, cultiva espelta, trigo y garbanzos biológicos. Lo hace con pasión, sacando adelante una empresa de familia de muchas generaciones. Su empeño y atención se centran en quienes comerán sus alimentos: buenos y que nutren, fruto de una relación directa con la tierra. Maria, Piero y Andrea, junto con otros miles de agricultoras y agricultores, forman parte de Alce Nero, una joya que el mundo nos envidia. Se trata de una sociedad por acciones en la que los socios son agricultores y transformadores que han creído en el sector de los productos biológicos, “único método posible para producir unos alimentos que sienten bien a la tierra, a quienes la cultivan y a quienes se nutren de sus productos”, como se lee en su manifiesto.  

El trabajo en equipo.
Hacer empresa, hacerla bien y hacerla juntos. Así, desde hace más de cuarenta años, un grupo de empresarios agricultores y agroindustriales, privados y cooperativas, ha decidido trabajar en equipo. Las materias primas son cultivadas por los agricultores y transformadas por los socios: siete plantas en Italia, una en Suiza dedicada a la elaboración del cacao y una en Perú para la producción de azúcar de caña sin refinar. Unas raíces bien ancladas en el territorio y una red integrada, organizada, sostenible. Una red que contiene muchas otras, pues lo decisivo son las alianzas, es decir, las cadenas de suministro integradas. En el fondo, Alce Nero es en sí misma una cadena de suministro. Pero para entender a este líder del sector de los productos biológicos, activo desde 1978 y asentado en Castel San Pietro Terme, en la provincia de Bolonia, tenemos que comenzar por el elemento que lo caracteriza: la tierra. Porque esos agricultores y agricultoras se dedican a la producción de alimentos buenos, fruto de una agricultura que respeta la fertilidad de la tierra. En la actualidad, la red cuenta con más de 1000 agricultores en Italia y más de 10000 pequeñas empresas, agrícolas y familiares, de Centroamérica y Sudamérica, mientras que la plantilla de la empresa es de 97 personas. «Nuestro ADN está en la agricultura biológica y de marca. El sentido de los alimentos biológicos reside en la cadena de suministro. Estamos convencidos de que el único modo de hacer agricultura sostenible empieza por seguir una filosofía de producción de tipo biológico. Desde siempre optamos por la agricultura biológica, cuidando el delicado equilibrio que existe entre nuestro planeta y las personas que viven en él: por ello hemos decidido dedicarnos a los productos que parten de materias primas cultivadas sin productos químicos de síntesis, gracias a una capacidad agronómica de vanguardia. Se trata de productos transformados mediante técnicas que cuidan y resaltan las características de nuestras materias primas, gracias también a unas listas de ingredientes siempre cortas y esenciales, libres de conservantes y de aditivos», cuenta Massimo Monti, director ejecutivo de Alce Nero. La toma de posición la han hecho las empresas que han decidido juntarse, con un fuerte lazo de unión con el modelo cooperativo. «Porque trabajar juntos significa aumentar el propio valor, pero juntarse en torno a una idea implica una gobernanza difícil de gestionar», recuerda Monti. La empresa, en 2021, registró un volumen de negocio de 86 millones de euros y una participación en el sector total de los productos biológicos del 4,1 %, confirmándose como marca de referencia. Después de todo, en Italia son 4,1 millones las familias que consumen productos Alce Nero.  

La historia.
Pero demos un paso atrás. Es más, varios pasos. Todo empezó con un encuentro decisivo entre Conapi (Consorcio Nacional de Apicultores italiano) y la Cooperativa Alce Nero. La historia inicia cuando aún no existía una ley que regulase el sector de los productos biológicos. «Cuando empezamos, el sector de los productos biológicos todavía no estaba codificado y resultaba algo completamente nuevo. En el fondo, nacimos con una misión que hoy día es de lo más actual: hacer agricultura sin productos químicos de síntesis y repoblar los campos que en los años 70 se iban abandonando», dice Monti. De esta forma, Alce Nero se convertía entonces en una voz distintiva en el mercado, contracorriente. Su símbolo mismo lo cuenta: Alce Negro, Hombre Santo de la tribu Sioux Oglala, cabalga en dirección contraria a la inscripción llevando con gran fuerza su mensaje más allá de las fronteras, pues las visiones nuevas e innovadoras siempre son posibles. «No somos la típica empresa de Emilia-Romaña, pero sentimos unos lazos muy fuertes con esta tierra, aunque tengamos la mirada puesta en otros lugares. Y eso significa por doquier en el mundo. Queremos ser el canal que introduce en el mercado alimentos nuevos, en línea con las exigencias que una mayor concienciación del consumidor impone y con todo lo que implica la adopción de medidas que reduzcan el impacto medioambiental», dice Monti. En la actualidad, los productos biológicos han dejado de ser un nicho de mercado específico, han entrado empresas mucho más grandes y el 93 % de las familias compra al menos un producto de este tipo al año. «El concepto se ha ido extendiendo, ha perdido un poco de valor y hay que intentar darle un alcance social más amplio. Por ello es necesario combatir la banalización del concepto y transmitir bien la idea de que hacer agricultura sostenible significa apostar por los productos biológicos», puntualiza Monti, quien de sus comienzos recuerda, todavía hoy, el mundo de los apicultores, con esas asambleas abarrotadas de gente y participativas. En el fondo, el éxito pasa siempre por el intercambio de ideas, por ser de veras una empresa plural.

https://podcast.confindustriaemilia.it/

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