Tiene un siglo y medio de historia y la visión de
futuro de una empresa emergente. Así, Molini Pivetti —empresa de Ferrara con un
volumen de negocio de 62 millones de euros, una capacidad de producción
equivalente a 240 000 toneladas de harinas y semiprocesados al año y 62
empleados—, gracias a las tecnologías y a un control constante, diseña el
futuro partiendo del medioambiente y de la comunidad. Para FARE INSIEME,
Giampaolo Colletti entrevista a Silvia Pivetti, miembro del consejo de Molini
Pivetti
di Giampaolo Colletti
@gpcolletti
Photocredit: Giacomo Maestri e Francesca Aufiero
Una plaza repleta de gente, un pozo de piedra,
caballos tirando de carrozas. Y a la derecha, el molino Pivetti. Una sola
imagen que contiene otro centenar de ellas. Un rectángulo de papel en blanco y
negro y muchas vidas en su interior. Vidas de personas y vidas de comunidad.
Para contar esta nueva historia empresarial emiliana, se puede partir de una
postal amarillenta por el paso del tiempo y hoy escaneada y enviada al futuro.
Es una foto que pertenece al pasado, pero que cuenta de la mejor manera posible
la historia de Molini Pivetti. Porque sobre todo documenta la pasión por la
tierra, las ganas de marcar la diferencia. Esta postal indica en su parte
inferior la localidad. Estamos en Renazzo, pedanía de poco más de seis mil
habitantes del municipio de Cento, en la misma provincia de Ferrara. Un nombre
que encierra el bien más preciado, el que también dio vida al molino hace casi
ciento cincuenta años: el agua. Porque Renazzo, como muchas otras pedanías de
Cento, contiene en su nombre el del río Reno que en la Edad Media pasaba por el
oeste de Cento e inundaba con sus aguas justo ese lugar, cerca del que siglos
después se convertiría en el Molino Pivetti, para después desembocar con una de
sus ramas en el Panaro más al norte, entre Casumaro y Finale Emilia.
Precisamente en Renazzo, en 1875, Valente Pivetti decidió construir este molino
de vapor para la molienda del trigo blando. Desde entonces han pasado cinco
generaciones y mucha agua bajo los puentes. Hoy, Molini Pivetti es una empresa
especializada en la producción de harinas de alta calidad para uso profesional
y doméstico. Una empresa con un volumen de negocio de 62 millones de euros y
una capacidad de producción equivalente a 240 000 toneladas de harinas y
semiprocesados al año. Trabajan en ella 62 empleados. Pasión, tradición,
tecnología: así, el pequeño molino inicial se transformó en una joya industrial
capaz de moler trigo de cualquier tipo. Hoy, el alma se compone de tres
plantas, seis centros de almacenamiento, dos laboratorios de investigación
dotados de instrumentos avanzados y un nuevo almacén automatizado. Ocho
técnicos expertos trabajan para garantizar los más altos estándares de calidad
en todas las fases de producción. «Pero las innovaciones tecnológicas no son
una novedad para nosotros, lo son ya desde 1911, aunque hoy se realizan
prestando gran atención a lo relacionado con el medioambiente», cuenta Silvia
Pivetti, nacida en 1974 y licenciada en derecho, que lleva veinte años en la
empresa y hoy es miembro del consejo junto a sus hermanos. «El trigo es un
tesoro y la harina es para nosotros una misión. Es algo que ya comprendí cuando
era pequeña. Desde siempre he respirado estos aromas y he vivido la vida en los
campos», recuerda Pivetti.
Ese vínculo
con la tierra.
Cuánto camino recorrido a lo largo de los años. Mejor dicho, de los siglos.
Porque si todo inició en 1875 con la construcción de un molino a vapor, hoy
estamos frente a una empresa especializada en la producción de harinas de alta
calidad para uso profesional y doméstico. Las raíces en el territorio, pero con
la capacidad de escalar mercados, volumen de negocio e interés. Porque la
tradición puede estar vinculada de modo indisoluble a una idea de innovación
sostenible. Hoy, Molini Pivetti está dirigida a más canales de venta y mira
incluso a Europa, Norteamérica y Oriente Medio, exportando la calidad de la
mejor harina italiana a todo el mundo. Hacer,
pero, sobre todo, hacer bien. Es por
ello que todo se centra en la sostenibilidad medioambiental y social.
«Consideramos que es fundamental cuidar de la tierra y desde hace tiempo
llevamos a cabo programas de sostenibilidad con los agricultores, figuras y
socios de las producciones y de las cadenas de suministro de Molini Pivetti.
Los recursos medioambientales no son infinitos y advertimos la necesidad de
cuidar y de transmitir este valor a las próximas generaciones, con el objetivo
de reorientar la cadena alimentaria, regenerando la naturaleza», afirma
Pivetti.
En 1973, se produjo el paso a sociedad anónima.
Después, en 1997, la actividad se amplió a un segundo molino con sede en San
Giovanni in Persiceto. Y en 2019 se inauguró el almacén automatizado, con un
potencial de manipulación de 150 palés/hora. En 2021 se lanzó el Manifiesto
sobre sostenibilidad y en junio de 2022 el primer informe sobre sostenibilidad
que abarca en cuatro puntos todo el trabajo realizado para un crecimiento
responsable: agricultura, territorio,
responsabilidad, equipo. «En consonancia con nuestros principios, tenemos
una estrecha relación directa con los agricultores, sobre todo con los de la
zona, en un intercambio recíproco en la búsqueda de los mejores trigos.
Asimismo, hemos desarrollado el proyecto «Campi Protetti Pivetti», la primera
marca que gestiona una cadena de distribución controlada y el seguimiento total
de las harinas, utilizando sistemas de trabajo, acondicionamiento y almacenaje
que respetan la propia naturaleza», dice Pivetti. En 2021 nace también Pivetti
Lab, la plataforma formativa digital que ofrece cursos profesionales destinados
no solo a los ya expertos, sino también a quien quiera iniciarse en la
profesión llevando a cabo una idea empresarial.
Molino de alta
tecnología.
Digitalizar la cadena de distribución para poder identificar el impacto
medioambiental de cada paso, del campo a la mesa. Con xFarm Technologies nace
la cadena de distribución del trigo blando «Campi Protetti Pivetti
Sostenibile». Las veinte empresas agrícolas implicadas en Molini Pivetti tienen
a su disposición la aplicación xFarm con la que pueden tener de forma inmediata
el resultado de su propio impacto, obtener informes anuales sobre la posible
mejora de los parámetros de sostenibilidad y conocer dónde y cuándo intervenir
para mitigar su propio impacto y mejorar los parámetros.
El futuro está hecho de investigación, control,
cuidado por el detalle. Silvia Pivetti está convencida de ello. «Hasta hace
poco se hablaba solo de harina blanca, mientras que hoy se diversifica el
producto. Por ello nos dedicamos a innovar, gracias a la investigación, con
harinas integrales de alto contenido proteico. El grupo de agrónomos de la
empresa controla las actividades de nuestras harinas de la cadena de
suministro. Con la regulación utilizamos solo materias primas emilianas. El
almacén automatizado mejora la eficiencia y la logística, mientras que se está
disminuyendo el gramaje de los sacos para que sean fáciles de manipular y 100 %
reciclables. Ahora el desafío es comprender cómo mejorar el grado de impacto
del CO2 en la harina producida», concluye Pivetti. Solo así se
preserva la memoria y se mira al futuro.
https://podcast.confindustriaemilia.it/
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